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  • Sobre el origen de Paraná hace 200 o 400 años

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 02/12/2025 06:31

    Hay una tendencia a cargar años a las ciudades o a los árboles, para hacerlos más interesantes por añejos; y si se puede batir un récord, tanto mejor. No es el caso de los paranaenses que disfrutamos, en cambio, quitarnos edad. Por eso festejamos el Bicentenario cada dos por tres. Nos plantamos en los 200, no cumplimos más: como Dorian Gray, nos negamos a envejecer. Por Daniel Tirso Fiorotto Siempre hallamos algún acontecimiento posterior que recordar y lo declaramos fundacional, para retardar el alumbramiento. Que la capilla, que el decreto, que el cambio de categoría… Es una bella cualidad de esta bella y coqueta ciudad: la de su eterna juventud. En nuestra línea nos aferramos a pequeños cambios para volver al brindis y, de paso, ocultar la edad. Si hay arrugas, que no se noten. Como diría un artista en boga: nos reversionamos. Dorian Gray no envejecía, se mantenía lozano, y el tiempo pasaba, sí, para su retrato en declive. En este punto conviene aclarar: estas ironías sobre nuestra linda capital van dirigidas, primero, a quien esto escribe. Y es que participamos, con varios y reconocidos estudiosos, de una obra colectiva que será publicada el año entrante para celebrar un Bicentenario más, y decidimos hacerlo con cierta rapidez (sigue la ironía) porque nos apura la celebración, dentro de pocos años, del Tricentenario, en caso de que la historia nos gane finalmente la pulseada. Ahora, ¿tenemos miedo a envejecer? ¿Le tenemos miedo a nuestro verdadero origen? ¿Y si en verdad Paraná fue fundada en un idioma que no es el castellano, por una cultura que no posee virrey ni obispo ni general (a quienes la historia clásica adjudica el poder fundador)? ¿Cómo funda, una comunidad que no cuenta con fundadores autorizados porque esos fundadores vienen a someterla? Las fechas Para no confundir, vayamos a las fechas. El 26 de Agosto de 2026 se cumplirán 200 años desde que Paraná fue declarada ciudad. Por eso celebraremos el Bicentenario de la ciudad. Ahí estaremos, para bailar, abrazarnos, cantar a coro “que los cumplas feliz”. Y sin ironías: ahí estaremos. ¿Vale el cumple o no vale? Obvio que vale. Es cierto que el 25 de Junio de 2013 ya celebramos el Bicentenario. ¿De qué? Eso fue en memoria del Día en que la Asamblea General Constituyente declaró “villa” a Paraná. (Si bien el marino Baltasar Hidalgo de Cisneros había intervenido en ese sentido en 1810, como virrey, pero la Revolución de Mayo dejó todo en veremos). No vamos a eludir esta paradoja: le reconocemos autoridad a la misma Asamblea que inauguró en la misma época el ninguneo de nuestros ideales federales, y cuyos sucesores mandarían pronto a invadirnos para destruir la revolución federal (1814, Batalla del Espinillo). La presidenta Cristina Kirchner visitó Paraná en 2013 para el Bicentenario, y fue recibida por el gobernador Sergio Urribarri y la intendenta Blanca Osuna… El año que viene (2026) celebraremos, pues, el otro Bicentenario. Y cuatro años después, el 23 de Octubre de 2030, celebraremos el Tricentenario. ¿Por qué? Porque en esa fecha de 1730 se creó la Parroquia de Paraná y poco después fue designado el cura Arias Montiel. Al fin y al cabo: primero la parroquia, luego la villa, después la ciudad. No hay tanto misterio. Pero conste: estamos hablando de 300 años… Las fechas son bienvenidas, si de tanto en tanto nos sirven de excusa para hablar de nuestra hermosa historia. Y tienen un aspecto menos halagüeño cuando colocamos la fecha fundacional a modo de tapial. Es que la “fundación” bien entendida, como momento clave, nos permite echar raíces; mientras que la “fundación” como punto de origen nos desarraiga, en caso de que una mirada ligera deje afuera lo anterior, que quizá fue lo más importante. ¿Puede estar ocurriendo algo así? Habría que ver. (Véase que escribimos “fundación” entre comillas, si sabemos que Paraná nunca fue “fundada” al estilo clásico). ¿Hubo un momento de caseríos iniciales, en lengua guaraní quizá, o charrúa, y en diálogo con gente del castellano? Si fue así, ¿no serían particularmente provechosos, esos años de encuentro? Lo decimos porque hay testimonios de esa convivencia primigenia que pudo haber dado un carácter especial a nuestra Paraná, una cualidad que nos estemos perdiendo en el enredo de fechas fundacionales. Los historiadores hablan de toda una vida de encuentros, de jóvenes españoles y criollos que cabalgaban con jóvenes charrúas, jugaban, compartían saberes, eran amigos… Ahora bien, vamos a insistir: ¿es falsa alguna de estas celebraciones? De ninguna manera. Todas son fechas para recordar. El Bicentenario de Paraná en 2013 y en 2026, el Tricentenario de Paraná en 2030. Santas Pascuas, todos de acuerdo. Pero resulta que conocemos indicios de la existencia de Paraná antes de 1730. Si hubo oferta de cura es porque había alguna demanda en los fieles, en principio. ¿Y la gente que no demandaba cura? El historiador Diego Bracco ha explicado con profusa documentación que el actual territorio de Entre Ríos fue la “cortina” charrúa durante muchas décadas. Los españoles estaban bien plantados en Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Montevideo, pero no en Entre Ríos. Por eso mismo, en los ataques finales hacia 1750 el invasor avanzó desde todos los flancos, no desde adentro de este territorio. Antes de 1700 ¿Y si poco después del próximo Bicentenario nos encontremos celebrando los 400 años? Hacia la década de 1630 las autoridades españolas de Santa Fe y las autóctonas charrúas de Paraná (¡!) acordaron negociaciones de paz. Cuarenta años después, una reducción de pueblos del chaco llamados tocagües consolidó la formación del rancherío. Dice Carlos Natalio Ceruti que una de las reducciones del lado oriental del Paraná fue “instalada en la Bajada, con indios tocagües” y acude a Cervera: "El 15 de julio de 1671, el Cabildo resuelve señalar el paraje de la Bajada a 4 leguas de la ciudad, a la otra banda del Río Paraná, para asiento de los indios tocagües y de la encomienda del maestre de campo, Francisco Arias de Saavedra, y que se les dé persona que nombrará su encomendero, para que los asista. Este asien¬to, fue el comienzo de la actual ciudad de Paraná". Y bien: ya estamos naciendo en 1671… Paraná tiene, si nos atenemos a Cervera, más de 350 años… Pero a no apurarse. Para César Blas Pérez Colman, la primera capilla en Paraná “debió haberse levantado a fines del Siglo XVII, lo que implicaba la existencia de un apreciable núcleo de población”. Eso se afianzó desde 1718 con el presbítero Miguel de Barcelona administrando la fe católica en la zona, con la compañía de otros curas, por trece años. ¿Y antes? Juan Yasú sostenía en 1715 que sus familias charrúas llevaban 80 años de paz con los españoles. El cacique charrúa lo explicó en guaraní, ante el cabildo de Santa Fe. Eso lleva a pensar que los primeros pobladores de Paraná se entendían en charrúa, guaraní, probablemente chaná, castellano, y luego también en las lenguas del chaco. Distintos historiadores hablan de la presencia charrúa y chaná timbú en la zona de Paraná, algunos se refieren a guaraníes, y recuerdan esas posteriores reducciones de tocagües. Ceruti menciona textos de Sallaberry, en los que se destacan gestiones realizadas por Hernandarias para alcanzar (dos años antes de morir) un estado de paz que duró de 1632 a 1750, entre charrúas y españoles. Eso coincide con las fechas que dio Yasú en el Cabildo. ¿Cómo nos preparamos para ese acontecimiento extraordinario: el cuarto centenario de la paz? Volviendo al asunto: ¿cuántos años tiene Paraná? ¡Qué pregunta! Vamos para los 200 años en 2026. Vamos para los 300 años en 2030. Y en 2032 (o 2035) para los 400 años, de la paz charrúa-castellana que dio origen a los primeros asentamientos… Ah, y a no olvidar que el 24 de Marzo de 2054 celebraremos el Bicentenario, como capital de la Confederación… ¡Paraná, Paraná, Eterna Dorian Gray! Fuente: Diario Uno impreso

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