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» Sin Mordaza
Fecha: 02/12/2025 03:33
La crisis en la planta de General Motors (GM) de Alvear sumó este lunes un nuevo capítulo con la salida de 90 trabajadores a través de retiros voluntarios. La medida se inscribe en un proceso de reducción que golpea de lleno al cordón industrial del Gran Rosario y que ya dejó a la terminal con la mitad de su dotación original. A comienzos de 2024, GM empleaba más de 1.000 trabajadores entre efectivos y contratados. Hoy quedan cerca de 600, un deterioro que para SMATA “no tiene señales de reversión”. Un achique sostenido y sin perspectiva de freno Los 90 retiros voluntarios anunciados ahora forman parte de una secuencia que comenzó hace casi dos años: Abril 2024 – febrero 2025: unos 200 trabajadores desvinculados. Enero – febrero 2025: 309 bajas (260 retiros y 49 despidos). Noviembre 2025: 90 nuevos retiros, dirigidos a empleados con más de 15 años de antigüedad y con un ofrecimiento cercano al 120% de la indemnización legal. La planta atravesó, además, paradas programadas, suspensión de turnos y reducción salarial, con semanas donde los empleados cobraron alrededor del 75% del sueldo. En diálogo con la prensa, el secretario general de Smata Rosario, Sergio Gazzera, fue contundente: “Para 2026 proyectamos un año igual o peor en materia de empleo y producción”. Tracker, el único modelo: una estrategia que mostró sus límites Desde 2022, GM Alvear produce un solo modelo: la Chevrolet Tracker. La discontinuación del Cruze a fines de 2023 profundizó la dependencia de la terminal respecto de un producto destinado casi por completo a la exportación, especialmente a Brasil. Pero el mercado brasileño entró en un ciclo de caída que arrastró a la fábrica santafesina: las ventas de Tracker se desplomaron a mediados de 2025, recortando pedidos a proveedores y ampliando los períodos de inactividad. En el primer trimestre del año, la actividad cayó 23%, afectada tanto por la retracción de exportaciones como por el freno en el mercado interno. Exportaciones en baja y un sector que no repunta La industria automotriz atraviesa una recesión regional. Entre enero y octubre, las exportaciones argentinas a Brasil cayeron 7,7% interanual. A esto se suma el fuerte déficit de autopartes: por cada dólar exportado, se importan 8,54, lo que evidencia la pérdida de competitividad del sector. El gremio advierte que la apertura de importaciones favorece las ventas, pero no la producción nacional. Más ventas internas, pero menos producción Pese a que la industria muestra indicadores comerciales positivos, estos no benefician a las terminales locales: Ventas mayoristas: +55,4% interanual (enero–octubre). Patentamientos: +70,5% interanual. Pero este crecimiento se explica por más autos importados y por la colocación de stock acumulado, no por un incremento genuino de fabricación en el país. Para SMATA, la fórmula es clara: “Más importaciones = menos producción = más empleo en riesgo”. Impacto en cadena: el golpe al cordón industrial del Gran Rosario La planta de GM es uno de los principales motores del tejido metalmecánico del sur santafesino. Cada puesto directo genera entre 3 y 5 empleos indirectos. El recorte de producción ya se siente en: Autopartistas locales , con menos pedidos. Empresas logísticas y de servicios industriales. Comercios de Alvear, Villa Gobernador Gálvez y Rosario , afectados por la caída del consumo. Talleres y proveedores, que atraviesan un escenario de fuerte incertidumbre. La salida del Cruze en 2023 ya había golpeado a la red de proveedores. La caída actual de la Tracker profundiza ese efecto dominó.
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