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Parana » Plazaweb
Fecha: 01/12/2025 19:39
En el marco del Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), la nutricionista Valentina Curvale dialogó con Cosas que pasan en Radio Plaza sobre la situación actual en Argentina, donde entre el 10 y el 15% de la población manifiesta algún trastorno alimentario. El 90% son mujeres y el 10% hombres. La profesional destacó la importancia del abordaje integral. “Los trastornos de la conducta alimentaria son como un iceberg, la sintomatología nutricional es la punta”, sostuvo. Y remarcó que su detección requiere la intervención de psicólogos, psiquiatras, odontólogos, ginecólogos y otros especialistas. Un trastorno multifactorial que altera la relación con el cuerpo y la comida La nutricionista explicó que los TCA se originan en factores múltiples y siempre afectan la relación con el cuerpo y el alimento. “Voy a tener un miedo intenso a ganar de peso, voy a tener una distorsión de mi imagen corporal y una mala relación con la comida”, señaló sobre las señales que deben generar alerta en familias, escuelas y entornos cercanos. En ese sentido, diferenció tres trastornos principales contemplados por el DSM-5: anorexia, bulimia y trastorno por atracón. En la anorexia, explicó, “tenemos un miedo intenso a ganar de peso y nos va a costar muchísimo más alimentarnos”. En la bulimia, el eje está en las conductas compensatorias: “vómitos, laxantes, ejercicio intenso”. En el trastorno por atracón, en cambio, “el foco está en el atracón y no en la compensación”. También mencionó variantes menos conocidas, como vigorexia, diabulimia y ortorexia, cada una con manifestaciones particulares que requieren tratamiento específico desde la nutrición y la salud mental. El rol de la familia, los entornos y las disciplinas con exigencia corporal Curvale señaló que los desencadenantes pueden aparecer desde edades tempranas y en múltiples ámbitos. “Ningún niño nace odiando su cuerpo”, afirmó, y destacó la influencia del entorno familiar, el bullying escolar, la imitación de amistades y el consumo temprano de redes sociales. La profesional advirtió que hay actividades con mayores niveles de exigencia estética —como danza, patín o modelaje— donde es clave la formación de docentes y entrenadores. “No es que por hacer ese deporte vamos a provocar sí o sí un TCA, pero tengo que tener un poco más de ojo”, dijo. En Argentina, observó, existen leyes y capacitaciones que buscan abordar la problemática, aunque todavía hay prácticas inapropiadas en instituciones: “conozco lugares donde los viernes hacemos pesaje general, eso no tiene que ser así”. El uso de redes sociales y el acceso irrestricto a contenido puede actuar como disparador. “Los adultos son los que tienen que regular el consumo y hablar desde temprana edad sobre hábitos saludables”, remarcó. Dietas extremas e influencers: entre la moda y el riesgo Otro punto central de la entrevista fue la influencia de discursos sobre dietas restrictivas difundidas por influencers. Curvale fue contundente: “Hoy en día, lamentablemente, hay cada vez más personas opinando sobre la nutrición”. Relató que al recibir consultas en el consultorio, su primera evaluación es preguntarse si esas prácticas son sostenibles: “Si no es sostenible en el tiempo, no es saludable”. Se refirió a tendencias como dietas exclusivamente frutales, hiperproteicas, vegetarianismo sin supervisión y ayuno intermitente. Este último, en particular, es perjudicial para quienes presentan síntomas de TCA. “Cerramos un abanico muy chiquito para la alimentación, es muy probable que se transforme en un atracón”, explicó. Además, llamó a prestar atención cuando adolescentes dejan de consumir de manera repentina un grupo alimenticio: “Es un foco de atención muy grande para consultar”. Señales de alerta y la importancia de pedir ayuda Consultada sobre los signos que permiten detectar un posible TCA en un ser querido, Curvale enumeró varios indicadores: comer en soledad, evitar la mesa familiar, ir al baño inmediatamente después de comer, pasar demasiado tiempo aislado en la habitación, hacer ejercicio en exceso o mostrar cambios bruscos en la relación con el cuerpo. También mencionó señales conductuales: desinterés social, caída en el rendimiento escolar, uso de ropa excesivamente holgada, sensación constante de frío y consumo intensivo de redes sociales. “Era una persona muy sociable, muy perfeccionista y de la nada me empiezo a aislar”, describió como patrón típico. Pese a la complejidad del proceso, sostuvo que la recuperación es posible: “De un trastorno de la conducta alimentaria se puede salir”. Subrayó la importancia de que familias y amistades puedan acompañar y generar espacios de diálogo: “Primero que nada, que se hable del tema, esto existe y se puede trabajar”. Finalmente, Curvale recordó que la consulta temprana es fundamental para prevenir complicaciones. Invitó a quienes necesiten información o asistencia a contactarla en redes sociales: @tushabitosvalen.
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