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» Diario Cordoba
Fecha: 01/12/2025 10:25
-Hay muchas clases de ingenieros. ¿Qué hace uno de Montes? -Es una ingeniería en la cual desarrollas actividades vinculadas al mundo natural, al territorio. Por ejemplo, conservación de espacios naturales, aprovechamientos forestales, infraestructura verde urbana, prevención y gestión de los montes... También desarrollamos las cadenas de valor de productos forestales. A día de hoy también trabajamos mucho en previsión de adaptación y resiliencia al cambio climático de estos espacios, y hay compañeros que trabajan en temas energéticos. A día de hoy estamos con unos porcentajes de paro cero. Somos interdisciplinares y trabajamos en muchos puestos que a día de hoy hacen que nuestro sector no tenga paro y sí demanda de más profesionales. -Viene a Córdoba para presentar un documento con diez medidas para prevenir incendios forestales. ¿Hay alguna que destaque? -Son diez medidas que consideramos bastante necesarias. Lo que sí que destacaría es aprender de las lecciones que nos han dado este verano los incendios. Subrayaría la necesidad de no esperar a estar en la siguiente campaña de incendios para tomar medidas al respecto. Hay que empezar a trabajar desde ayer, desde hoy, desde mañana para poder prever y tener un escenario futuro de convivencia con el fuego. Porque no vamos a ser capaces de evitar esa convivencia: hay que hacerla combatible con los medios que podemos tener a disposición. -¿Todas esas medidas pueden aplicarse en Córdoba? -Perfectamente. Tenemos ya mucha normativa que está encima de la mesa y que solo con cumplirla en su totalidad ya tendríamos mucho ganado. Otra de las patas importantes es dotar de presupuestos y de recursos humanos a lo que de verdad es importante, que es gestionar activamente nuestro territorio para que esté en mejores condiciones cuando venga un fuego. Eso está al alcance de cualquier administración pública, ya sea a nivel local, autonómico o nacional. No hay que enfocar los recursos a la parte de extinción, que también hacen falta, pero mejoraremos esa capacidad si hemos hecho los deberes antes y hemos invertido en prevención. Hay que generar paisajes en mosaico, es algo que hemos perdido por el abandono de los espacios rurales y de la superficie forestal. -En su documento hablan de «integración a nivel de paisaje del olivar». ¿Esto qué significa? -Es la creación de paisajes en mosaico. En Andalucía, con las dehesas, olivares y monte mediterráneo, todo es más intuitivo y fácil, porque se trata de generar discontinuidades en el paisaje, que al final van a generar discontinuidades en el caso de que llegara un fuego. Tendremos un comportamiento del fuego no lineal, con cambios en el volumen de energía y accesos posibles para acometer esos fuegos con diversas estrategias. -Es difícil que arda un olivar, ¿no? -Son espacios del mundo agroforestal, esa continuidad de la vegetación que vemos en las masas forestales abandonadas no está en el olivar. Por eso decimos que es importante también apostar por ese paisaje en mosaico donde haya zonas de masas forestales, zonas de dehesas, zonas de agricultura... Así se genera la autoprotección. Es decir, los municipios que están rodeados de zonas de agricultura, de zonas de olivares, tienen unas fajas de autoprotección. Cuando la agricultura se abandona y la masa forestal crece de forma continua y homogénea hasta colindar con los municipios, la emergencia y el peligro para esos municipios y para la población que vive ahí es mucho mayor. Estos municipios, en caso de que venga un fuego, están mejor protegidos. -Desde el punto de vista de la gestión forestal y de prevención de los incendios forestales, ¿en qué se diferencia un olivar tradicional de uno intensivo o superintensivo? -Esos espacios generan una gestión, un cuidado por un recurso y por un medio de vida. Esos son los modelos, más allá de que sean unos u otros mejores, que al final ayudan, porque lo que estamos viendo es que las zonas que más se han quemado este verano coinciden perfectamente con las zonas más despobladas y abandonadas a nivel nacional. En todos esos municipios que han abandonado sus olivares, sus tradiciones, sus sacas de leña, su ganadería, etcétera, la vegetación, lógicamente, va creciendo. -¿Hay ahora más bosques en España? -Muchísimos más. Si viese los datos, se sorprendería. Llevamos décadas donde los bosques en superficie y en metros cúbicos de madera dentro de esos espacios llegan a ser triplicados. Más de la mitad de España, el 56%, es superficie forestal. Y nuestras masas forestales siguen creciendo. Esto nos brinda una oportunidad, ya que los bosques nos proveen de recursos, como puede ser la madera o la biomasa, para la descarbonización o el reto climático. Yo siempre digo que es una necesidad y una oportunidad el vincular esa gestión activa del territorio con la bioeconomía, descarbonización, etcétera. -Suele decirse que extinguir un fuego es mucho más caro que prevenirlo. ¿Esto es así? -Totalmente cierto. Si viésemos la factura que pagamos como contribuyentes al año en extinción, nos llevaríamos las manos a la cabeza. Hay que invertir mucho más en gestión y en prevención para luego no tener que llegar a invertir en extinción. Si invertimos en prevención, en realidad estamos invirtiendo en territorios bien gestionados, en un mundo rural activo, en recursos naturales y renovables, en una mejora de captura del carbono, etcétera. Eso hará que la factura en extinción luego sea mucho menor. -Pero la prevención hay que realizarla en todo el territorio, en tanto que la extinción solo donde sea necesario. -La tecnología de la que disponemos nos da una foto de qué espacios hay que priorizar en esa gestión activa. Una cosa es la gestión sostenible del territorio y otra es que seamos capaces de ver cuáles son las zonas de mayor riesgo, por mayor acumulación de vegetación o picos meteorológicos extremos. Podemos dibujar un semáforo de zonas rojas, naranjas y verdes, y sabemos dónde hay que priorizar y empezar a invertir para el objetivo que es prevenir incendios fuera de la capacidad de extinción. -¿Esos son los incendios de sexta generación? -Ese es un lenguaje para poder divulgar que son unos incendios que tienen un comportamiento muy extremo. Tienen una característica principal: generan tanta energía que están fuera de la capacidad de extinción. Además generan su propia meteorología, es decir, esa energía genera nubes que suben y se desploman, y en ese desplome generan unos vientos que propagan el fuego a una velocidad brutal. En esas condiciones, no podemos apagarlos en ese momento, ellos mismos se propagan y corren a una velocidad a la que no podemos actuar por muchos medios que tengamos. Estamos en una etapa donde tenemos menos número de incendios, pero cuando un incendio se nos escapa, se hace realmente inapagable y tenemos que pensar otro tipo de estrategias.
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