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  • “La zona de terapia intensiva del Sanatorio Parque tiene lo último en atención, pero no supieron investigar una bacteria”

    » El Ciudadano

    Fecha: 01/12/2025 08:55

    Luis Cortopassi entró al Centro de Emergencias del Sanatorio Parque el 31 de marzo de este año, por una obstrucción intestinal. Tenía 57 años. A los tres días mejoró notablemente y los médicos decidieron una segunda intervención quirúrgica, según explicó Claudia, su esposa, en diálogo con El Ciudadano. “Después de esa segunda intervención, de una forma inexplicable, comenzó el desmejoramiento. Ahí comenzó nuestra tragedia. Allí comenzaron los cambios de antibiótico y nos comentaron que había una bacteria, que la buscaban en las sondas”, contó Claudia, y agregó: “Él estaba cada vez peor y yo notaba a los médicos desorientados, sinceramente”. El 6 de abril le comunicaron a Claudia que su esposo Luis tenía una neumonía bilateral. El 7 se produjo un shock multiorgánico y falleció: “El desenlace fue inesperado, no nos imaginábamos nunca que estando tan bien, y habiéndose recuperado de una cirugía, el desenlace hubiera sido ese”. El camino a la verdad y el ocultamiento Poco después, Claudia empezó a escuchar en los medios que el Hospital Italiano de La Plata había descubierto que muertes que tenían las características de las de su marido, tenían que ver con el fentanilo contaminado: “Fue el hospital que se ocupó en descubrir por qué se le moría gente de la forma que se le moría. Y bueno, ante eso nos convertimos en investigadores de la muerte de nuestros maridos, porque nadie nos vino a decir «mirá, pasó esto, esto, tenemos esta duda en el sanatorio». Nadie, absolutamente nadie nos dijo nada”. Claudia también tomó nota del teléfono de los familiares de las víctimas y se contactó con ellos. Le dijeron que había una lista de pacientes que habían sido tratados con fentanilo contaminado, y que el juez de la causa, Ernesto Kreplak, le había pedido a los sanatorios y hospitales. “Con el correr del tiempo me entero de que el juez tuvo que repetir hasta tres veces el requerimiento para que el Sanatorio Parque le dé la lista de infectados”. Mientras tanto, Claudia seguía pidiendo explicaciones: “Después del desenlace de mi marido fui cuatro veces a hablar con médicos de terapia, que eran los responsables de darme el parte médico todos los días. Como pasó en reiteradas ocasiones, siempre la culpa la tenía del paciente. O porque era diabético, o porque tenía esto, o porque tenía aquello, siempre la culpa era del paciente. Y resulta que el envenenamiento fue directamente a las venas de los pacientes. Y sin embargo, se los culpaba a ellos. Porque si escuchas los relatos de los familiares de víctimas, siempre el culpable era el paciente”. “Un domingo, a las 11 de la noche, una abogada de la causa La Plata, sin conocerme, pero con mucho corazón, me confirmó que mi esposo figuraba en la lista de contaminados. Era un dolor sumado al dolor que ya teníamos”, explicó Claudia. “Yo particularmente todavía estoy esperando que el señor Villavicencio, dueño del Sanatorio donde él tenía obviamente la custodia, y el control, y la responsabilidad de cuidar a mi esposo, todavía estoy esperando después de 7 meses que me llame y que me diga qué pasó con mi esposo”, explicó Claudia. Y agregó: “No me brindaron contención. No me brindaron ni a mí ni a mi familia apoyo psicológico porque esto no deja de ser una tragedia. ¿Ellos están acostumbrados a la vida y la muerte? Sí. Pero acá resulta que fue un envenenamiento masivo”. Los responsables Para Claudia, “los primeros responsables del envenenamiento masivo, son los del laboratorio, del primer al último”, pero también se preguntó por “la responsabilidad de los hospitales y de los sanatorios de comprar a un laboratorio a bajo precio”. “Con más de 100 denuncias no pueden limpiar la imagen, no la pueden limpiar, ya la tienen sucia. Quisieron ocultar el sol con un dedo, siempre lo dije. Pensaron que esto iba a pasar, que nadie se iba a ocupar, que nadie se iba a dar cuenta. Pero hay 50 muertes en Rosario. Y las que faltan anunciar todavía, porque no queda ahí”, advirtió. “La zona de terapia intensiva del Sanatorio Parque tiene lo último en atención, pero no supieron investigar una bacteria”, deslizó. Y agregó: “Reunidos con la Comisión de Salud en Santa Fe con diputados y senadores, habló una bioquímica y nos dijo que en 24 horas se puede descubrir la bacteria que mató a nuestros seres queridos. Y acá hubo muertes desde febrero. Y no hubo tiempo de investigarlo”. “Nos ignoraron por completo” “A nosotros, como familiares, nos ignoraron por completo. Desde la información que no nos dieron hasta el día de hoy ya pasaron 8 meses. Y la única información la tuve de una abogada que ni me conocía, que yo ni siquiera estaba en la causa, que ni siquiera estaba como querellante, pero tuvo el corazón y la contención para decirme un domingo a las 11 de la noche que mi esposo estaba en un listado de contaminados envenenados”. “Pero después de parte del Grupo Oroño, cero contención, cero. Y eso que hablamos de gente que está constantemente entre la vida y la muerte, salvando, curando, atendiendo, y sin embargo cero atención, cero apoyo. No nos tuvieron compasión. No nos tuvieron compasión. Ellos creen quizás que por ser poderosos no tienen que darnos explicaciones, pensaron que esto iba a ser una situación al pasar, pero no señores. Ahí quedaron las vidas de nuestras familias, de nuestros seres queridos”, advirtió Claudia. La Justicia y la política Para Claudia, muy distinta fue la acción del juez Kreplak. “Él nos contuvo en muchísimos momentos, quiere que la causa sea ejemplar, para que se resuelva, él cree que se va a resolver en un tiempo récord, no va a ser una causa interminable, la va llevando a nuestro entender muy bien, muy bien”. “En lo que respecta a la política, hemos tenido que ser nosotros los que nos movíamos, nos teníamos que mover hacia ellos y no ellos hacia nosotros. Nosotros hemos tenido que solicitar encuentros, solicitar encuentros con concejales, con diputados, con senadores. Y a mí me parece que en un caso tan pero tan traumático como éste, de víctimas envenenadas en lo que respecta a salud, tendrían que haber sido ellos los que nos convocaran. Pero bueno, de todos modos se mandaron las solicitudes, ellos nos recibieron, nos escucharon y trataron de orientarnos”, explicó. Una de las sugerencias de los concejales rosarinos fue que los familiares buscaran la ayuda de la Defensoría del Pueblo. Y Claudia fue la encargada de ir a ese encuentro: “Me recibieron cinco o seis profesionales en la Defensoría de Rosario, realmente de una calidad humana impresionante. Nos ofrecieron la contención psicológica, cosa que los hospitales y los sanatorios no. También ofrecieron asesoramiento jurídico y eso lo llevé al grupo y ya fueron muchas familias las que se presentaron a la Defensoría y pudieron lograr respuesta y acompañamiento, así que eso realmente es algo que quiero destacar”. La repercusión del caso “En un comienzo acá en Rosario había un silencio absoluto, absoluto. Se notaba que el poder había ganado, pero fue momentáneo, porque nosotras nos hicimos escuchar en varios lugares, y bueno, ahí comenzó el acompañamiento y el hacer notorio lo que no se quería hacer notar”, advirtió Claudia. “Este caso no registra antecedentes en la historia de la salud pública. No registra antecedentes, y no se les está dando en forma nacional la importancia que requiere”, insistió. Más casos posibles Claudia también recordó que en Rosario, sólo en Rosario, se administraron 13.835 dosis de fentanilo contaminado, y el número de fallecidos por el momento es sólo de 49. Por eso, llamó a los familiares de personas que hayan tenido cuadros parecidos a los de las víctimas (cuerpos hinchados, sepsis generalizada, neumonía bilateral, shock multiorgánico, etc), que no dejen que todo quede en la nada: “Yo creo que las víctimas de este envenenamiento no quieren que le pongan un cierre, quieren que sus familiares sean las voces que ellos no pueden tener en estos momentos”. Pese a que por el momento el número de víctimas es de 124, Claudia explicó que “ya son 240 las historias clínicas ingresadas” al análisis de la Justicia y “se suman de a diez por semana”.

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