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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/12/2025 08:39
El estrés crónico eleva los niveles de glucosa en sangre y dificulta el control metabólico, según expertos de Harvard Health y Eatingwell (Imagen Ilustrativa Infobae) El estrés crónico se ha convertido en un enemigo silencioso para la salud metabólica, capaz de elevar los niveles de azúcar en sangre y dificultar su control, según expertos citados por Eatingwell y Harvard Health. Pero este impacto va más allá de quienes viven con diabetes: también pone en riesgo a quienes buscan prevenirla, debido a complejos mecanismos hormonales, dificultades para dormir y cambios en la alimentación. En un escenario donde la diabetes avanza de forma preocupante, entender de qué manera el estrés afecta la glucosa y qué medidas pueden tomar las personas resulta fundamental para la salud pública. Respuesta hormonal y resistencia a la insulina Los mecanismos fisiológicos que explican la relación entre estrés y aumento del azúcar en sangre son diversos. En situaciones estresantes, el organismo activa la respuesta conocida como lucha o huida, desencadenando la liberación de hormonas como el cortisol y la adrenalina. “La reacción de ‘lucha o huida’ desencadena la liberación de grandes cantidades de hormonas del estrés, como el cortisol y la adrenalina, que pueden elevar el nivel de azúcar en sangre y dificultar que la insulina cumpla su función”, explicó la dietista Vandana Sheth, citada en Eatingwell. La respuesta hormonal al estrés, con aumento de cortisol y adrenalina, favorece la resistencia a la insulina y el riesgo de diabetes tipo 2 (Imagen ilustrativa infobae) Por su parte, Harvard Health explica que la exposición prolongada a estas hormonas favorece la acumulación de grasa visceral y reduce la eficacia de la insulina. Kimberley Rose-Francis, también dietista y educadora en diabetes, advirtió en Eatingwell que esta persistencia puede derivar en resistencia a la insulina, obesidad, prediabetes y, finalmente, diabetes tipo 2. El papel del sueño en el control glucémico El impacto del estrés no se limita a los cambios hormonales. La alteración del sueño es otro factor fundamental en el descontrol glucémico. Datos de Eatingwell y Harvard Health indican que aproximadamente un 75% de las personas reconoce que el estrés afecta su descanso. Rose-Francis explicó: “La falta de sueño dificulta que las células del cuerpo respondan a la insulina, lo que puede elevar los niveles de glucosa en sangre”. Dormir entre siete y nueve horas cada noche, recomendado tanto por Eatingwell como por Harvard Health, resulta fundamental para lograr equilibrio metabólico y reducir el riesgo de complicaciones. Dormir menos de siete horas por noche afecta la capacidad del cuerpo para regular la glucosa y aumenta el riesgo de complicaciones metabólicas (Imagen Ilustrativa Infobae) La alimentación emocional es otro mecanismo por el que el estrés influye sobre el azúcar en sangre. Muchas personas recurren a productos ricos en azúcar o carbohidratos —como galletas, helados o papas fritas— para sobrellevar el malestar. El cortisol, además de promover la resistencia a la insulina, aumenta el apetito y los antojos de alimentos calóricos. Según Kaitlin Hippley, especialista en nutrición citada por Eatingwell, cuando la alimentación emocional se convierte en la principal forma de afrontar el estrés, se desplazan alimentos ricos en fibra o proteínas, claves para evitar los picos de glucosa. La alimentación emocional bajo estrés incrementa el consumo de azúcares y carbohidratos, desplazando alimentos ricos en fibra y proteínas (Imagen Ilustrativa Infobae) Asimismo, este patrón favorece el aumento de peso, que implica un riesgo adicional para la prediabetes y la diabetes, como señalan tanto especialistas de Eatingwell como de Harvard Health. Estrategias recomendadas por los expertos Especialistas consultados por Eatingwell y Harvard Health coinciden en la importancia de una serie de acciones para enfrentar el impacto del estrés sobre los niveles de glucosa. Establecer rutinas de relajación y ajustar progresivamente los horarios de sueño facilita el buen descanso, imprescindible para el equilibrio metabólico. Mantener una actividad física constante, ya sea con caminatas, yoga o ejercicios de fuerza, favorece no solo la disminución del estrés sino también el control sobre los niveles de azúcar. La actividad física constante, como caminatas o yoga, ayuda a controlar el estrés y mejora los niveles de azúcar en sangre ( Imagen Ilustrativa Infobae) Según Hippley, “realizar actividad física que disfrutas puede aumentar las hormonas del bienestar, como las endorfinas y la serotonina, y reducir las hormonas del estrés, como el cortisol”. Asimismo, dedicar tiempo a actividades que no impliquen pantallas —como la lectura, la escritura o los rompecabezas— proporciona una vía efectiva para interrumpir el ciclo del estrés y favorecer la relajación. Estas recomendaciones, avaladas por Eatingwell y Harvard Health, fortalecen la prevención de la diabetes y aportan beneficios significativos para la salud integral.
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