01/12/2025 11:18
01/12/2025 11:18
01/12/2025 11:14
01/12/2025 11:14
01/12/2025 11:13
01/12/2025 11:13
01/12/2025 11:11
01/12/2025 11:06
01/12/2025 11:05
01/12/2025 11:05
Gualeguaychu » El Argentino
Fecha: 01/12/2025 07:12
El agotamiento físico y mental afecta a la mayoría de los trabajadores argentinos, marcado por largas jornadas y falta de recursos para manejar el estrés. Frente a este escenario, emergen proyectos agroecológicos que ofrecen alternativas naturales para recuperar la salud. Lunes, 1 de Diciembre de 2025, 6:01 Por Sandra Insaurralde Los datos muestran un aumento muy marcado del estrés y el agotamiento físico en Argentina durante los últimos dos años. En 2023, el 94% de los trabajadores declaró sufrir burnout o “síndrome del trabajador quemado”, y en 2024 la cifra se mantuvo altísima, en torno al 91%, lo que refleja que casi toda la fuerza laboral experimenta síntomas de fatiga extrema. Este panorama de cansancio crónico y desgaste emocional explica en parte el creciente interés por alternativas naturales que acompañen la salud integral. En ese contexto, los productos agroecológicos y las medicinas elaboradas con plantas y hongos adaptógenos se convierten en una respuesta concreta y cercana. En diálogo con EL ARGENTINO, el productor entrerriano Martín Rossi, junto a Florencia Sánchez, su compañera, desarrolla un proyecto de tinturas madre y extractos doble de hongos, con procesos artesanales que combina medicina integrativa y china. Su propuesta busca atender las consecuencias del estrés y la fatiga, ofreciendo tratamientos naturales que parten de la agroecología y del conocimiento ancestral de las plantas. Martín Ríos y Florencia Sánchez “Queremos generar salud desde la agroecología” Martín y Florencia apostaron a este proyecto innovador hace dos años: “Las medicinas que hacemos tienen la intención de atenuar los efectos negativos de los ritmos anti-naturales a los que se ve expuesta nuestra sociedad con el avance de las nuevas tecnologías, las pantallas, largas jornadas de trabajo, los ultra-procesados, la falta de vitalidad de los alimentos y la contaminación ambiental, que llevan a la ansiedad, al estrés, a la fatiga crónica y a la depresión como síntomas que caracterizan esta época”, relató Rossi. Su emprendimiento se centra en plantas y hongos cultivados de forma agroecológica. “Hacemos procesos de maceración y de cocción artesanales. Ahora estamos combinando adaptógenos (raíces, hierbas y hongos), para distintas problemáticas de salud que están apareciendo en nuestra sociedad: problemas cardíacos, del hígado, cuestiones relacionadas a la salud mental, al cansancio, a la fatiga crónica, al agotamiento físico”, comentó. Combinando adaptógenos (raíces, hierbas y hongos) “Los adaptógenos se usan para el cáncer, para la depresión, para estados de fatiga y para la ansiedad, sobre todo. Lo más importante, es que generan salud sin efectos secundarios, porque hacen algo que ninguna pastilla hace, estimulan la inteligencia biológica, esa inteligencia ancestral de bacterias y células que nos habita y dirige nuestro cuerpo”, agregó el productor. La agroecología se ha consolidado en Argentina como una alternativa real frente al modelo agroindustrial dominante. No se trata solo de producir alimentos sin agrotóxicos ni transgénicos, sino de construir sistemas de vida más resilientes, inclusivos y sostenibles. Recolección y territorio “Estamos en un momento donde los alimentos no tienen vitalidad ni energía por el exceso de químicos y por manejos inadecuados de la tierra y nos vemos forzados al consumo de medicamentos sintéticos”, afirmó Rossi. Al tiempo que explicó que gran parte de las plantas con la que trabajan provienen de viajes y recorridas por distintos paisajes del país: “En una chacra de Gualeguaychú hemos recolectado mucho. Tratamos de que todas las medicinas sean del territorio, de la zona, con algunas excepciones de plantas que se traen de afuera, pero la gran mayoría son de acá”. Un aspecto subrayado fue la articulación con otras experiencias agroecológicas: “En el caso de los hongos trabajamos con una cooperativa que hoy está produciendo adaptógenos en invernaderos, de manera local”. A su vez, hizo referencia a las plantas que recolectan por Argentina: “Hemos andado en Córdoba y acopiado plantas de allá. En el sur, de la montaña extrajimos varias variedades de plantas. También traemos cúrcuma de Misiones, de una chacra agroecológica, y con eso hacemos medicinas”. Luego de la recolección el proceso comercial continúa. “Las traemos, las procesamos y hacemos nuestras medicinales”, contó el productor. Y, sobre el momento de la comercialización, agregó: “Todos los productos los ofrecemos a través de WhatsApp y tenemos envíos a todo el país. Además, participamos en ferias de Gualeguaychú y Concepción del Uruguay, y de a poco vamos entrando en este mundo de las ferias, llevando nuestro trabajo y apostando mucho a la agroecología y a la medicina natural”. Formación y mirada integral Los productos son creados con plantas medicinales del monte El proyecto se nutre de las formaciones complementarias de sus integrantes: “En mi caso tengo más preparación en medicina integrativa, Flor tiene más experiencia en medicina china. Entonces abordamos el proyecto desde esas perspectivas”. La propuesta no se limita a elaborar productos estandarizados, sino que busca atender cada caso en particular: “Pensamos las medicinas y pensamos en cada persona de manera específica. Si bien hacemos productos de plantas y hongos, también combinamos en base a los síntomas que tiene cada sujeto”. Más allá de las tinturas y extractos, el eje está en pensar tratamientos específicos según las necesidades de cada persona. “Los tratamientos que planificamos son específicos, en base al conocimiento que tenemos y a la información de las propiedades medicinales de las plantas y los hongos”, explicó Rossi a EL ARGENTINO. Por último, concluyó: “Debemos seguir el ejemplo de las comunidades andinas e indígenas, que vienen coexistiendo en armonía con la naturaleza hace siglos, ellos no podrían permitir que la tierra, los animales, las plantas y las montañas sean sacrificadas como lo están siendo hoy en día, porque dependemos de su salud para sobrevivir. Vivimos en un mundo codependiente e interrelacionado, tenemos que entenderlo. Lo que le hacemos a la tierra nos lo hacemos a nosotros mismos, por eso hoy en día hay tanta enfermedad”. Martín: “Debemos seguir el ejemplo de las comunidades andinas e indígenas" En distintas provincias, productores y productoras apuestan por este modelo que combina rentabilidad, cuidado del ambiente y trabajo local. El trigo agroecológico, por ejemplo, se ha convertido en símbolo de resistencia frente a la expansión de semillas transgénicas, demostrando que es posible obtener harinas y panificados libres de químicos y con mejor aceptación en los mercados. Lo mismo ocurre con frutas y verduras agroecológicas, cultivadas sin fertilizantes sintéticos y con métodos naturales de control de plagas, que además de ser más saludables, contribuyen a conservar los ecosistemas. La experiencia de Martín y Florencia muestra cómo la agroecología puede trascender el ámbito alimentario y proyectarse hacia la salud integral. Sus productos son naturales y orgánicos, pero también están atravesados por una lógica territorial.
Ver noticia original