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» La Capital
Fecha: 01/12/2025 03:09
En el corazón del barrio Las Flores se desarrolla desde 2020 una experiencia inédita en la ciudad: la Escuela de Boxeo Feminista Mirá Cómo Nos Ponemos , a la que asisten 60 mujeres entre los 15 y los 60 años. Su eje principal no es formar deportistas para competir —aunque tampoco lo descarta—, sino entrenar y acompañar a vecinas que en su mayoría sufrieron violencia de género, entre otras violencias. “Tener cintura” , “dar un golpe cuando sea necesario”, “plantarse”, son expresiones de esta disciplina que además sirven todos los días “para cuidar la salud física y mental”. Así lo explican las impulsoras de “la escuelita” , ellas mismas nacidas en la zona, una de las más estigmatizadas de Rosario. “Se nos relaciona con lo narco, pero también somos semilla que crece y experiencia que transforma”, coinciden las ex boxeadoras y activistas sociales Anabel Amarillo y Noelia Alarcón, de 38 y 35 años. Todo comenzó durante la pandemia en Las Flores Sur, el último sector poblado de la ciudad antes del arroyo Saladillo (o el primero, llegando desde Buenos Aires). “En los barrios populares, las organizaciones nacen en la casa de alguien y después se les va dando forma” , apunta Anabel sobre el merendero que montó en la casa de su mamá, ubicada en Heliotropo y Flor de Nácar, en abril de 2020. Charlando con las mujeres que acudían a buscar la merienda, detectaron un factor común: la violencia de género sufrida en el contexto de relaciones familiares y sexoafectivas. Muchas la asumían como algo natural. “Nos pareció que no estaba bueno y surgió la idea de la escuelita porque teníamos experiencia en ese campo para armar un proyecto ”, recuerda Anabel, quien compitió como profesional, mientras su compañera se desempeñó como amateur. “Nosotras salimos del Ñaró, por el que pasaron muchos boxeadores distinguidos”, acota Noelia en referencia al histórico Ñaró Boxing Club, de Castro Barros e Hilarión de la Quintana (barrio Saladillo), fundado en 1948. Rosario tiene una importante tradición pugilística, ha sido declarada cuna del boxeo provincial y cuenta con una fecha en su calendario de efemérides que recuerda a los y las que luchan en el cuadrilátero (cada 15 de octubre). Pero hasta 2020 no había registro de un ring feminista. La lucha fuera del ring A través de la Secretaría de Deportes de la Municipalidad, Anabel gestionó un permiso para que se impartieran clases en el Polideportivo Las Flores, de Cantu al 7000. El nombre de la escuela remite a la denuncia de la actriz Thelma Fardin contra su excolega Juan Darthes, un punto de inflexión en la visibilización de la violencia sexual y la búsqueda de justicia por estos delitos. “Frente al ‘mirá cómo me ponés?’, nosotras decimos ‘mirá cómo nos ponemos’, nos ponemos fuertes, unidas”, dijo el colectivo Actrices Argentinas en diciembre de 2018, durante la conferencia de prensa en la que dio a conocer el caso. El espacio de Las Flores que tomó esa frase cumplió cinco años el 10 de noviembre. En marzo la Justicia brasileña había confirmado la condena contra Darthes por abuso sexual. boxeo mujeres Las Flores1 A la escuela de boxeo femenino de barrio Las Flores asisten mujeres de entre 15 y 60 años. “Al principio me anoté para entrenar. La pandemia nos hizo mucho mal y quería salir de mi lugar de locura por el encierro. En julio de 2021 empecé a ser profesora”, rememora Noelia, que ahora se propone estudiar la carrera de Educación Física. “Me gusta, encontré una vocación. Y además quiero tener el título. De todos modos, aunque no tengamos título, sabemos cómo abrazar a las mujeres”, asegura y se entusiasma porque “el Poli” se llena todos los martes y jueves durante las dos horas que funciona la escuelita. “Nosotras damos herramientas: hay chicas que vienen para aprender a defenderse, otras a despejarse, para bajar o subir de peso, para descansar la mente”, enumera la instructora. Y cree que una clave del éxito es que las mujeres pueden concurrir acompañadas por sus hijos, o menores a cargo, y practicar mientras otra persona realiza las tareas de cuidado. “Es difícil que te cuiden a los chicos para hacer una actividad física, como si no fuera importante”, desliza Noelia, a su vez madre de dos niños. Un feminismo territorial Entre los golpes al saco de box, los ganchos y los juegos de pie, se van revelando otras verdades difíciles, incómodas. “La Escuela es terapéutica: estamos viviendo un momento de crisis en el país y eso repercute en las casas; entonces estos espacios de salida, de encuentro, de charla, de amistad, de descarga, son vitales”, interviene Anabel. “Cuando se presenta un problema articulamos con las instituciones de la zona para resolverlo, desde las escuelas al centro de salud y las iglesias o la red Puentes, una casa de acompañamiento y atención comunitaria que tiene convenio con Aprecod (la Agencia de Prevención del Consumo de Drogas de la provincia). Por ejemplo, si es necesario acercarse a una víctima de violencia no importa quién llega, de quién es el caso, sino desarmar ese nudo”, añade la activista y recuerda que Mirá cómo nos ponemos forma en defensa y en ataque ?”Ese es el boxeo”?, pero apunta a resolver los conflictos con palabras. “Siempre nos salvamos entre nosotras. Es importante que haya lazos entre las pibas”, subraya Anabel sobre los pilares de este “feminismo territorial”. En esa línea, su compañera aclara que la palabra “feminista” generaba cierto rechazo en el barrio porque se la asociaba “a la pelea por el aborto o a estar en tetas, sin remera”. De todos modos, decidieron dejarla en el nombre de la escuela de boxeo “para demostrar que hay mucho para hacer, para luchar, y que la violencia no son solo golpes. La violencia es económica, psicológica, simbólica, institucional”, argumenta Noelia. “Una vez por mes nos reunimos a conversar sobre cosas que parecen naturales y no lo son. Esta escuela no llegó para pegarle al macho sino para dar oportunidades: había chicas que se conocían del barrio, pero no se hablaban y ahora pueden charlar, sin prejuicios. Estoy feliz porque en cinco años no hubo ningún problema, nunca me mandaron un mensaje de queja por privado a pesar de la diversidad de cuerpos, edades y pensamientos que hay en un grupo de 60 mujeres”, precisa la entrenadora y remarca: “Acá no hay lugar para la burla. Es un espacio para sentirse cómoda”. boxeadoras de Las Flores en el Concejo Anabel retoma: “Trabajamos que cada una acepte su cuerpo, una lucha en los barrios populares porque lo único que absorbimos fueron los estereotipos, el cuerpo hegemónico. Buscamos que las pibas se amen tal cual son, que no se frustren. La verdad es que venimos arrastrando una mala nutrición desde que somos chicas. Con la escuela también apuntamos a cuestiones de alimentación y salud (física y mental)”. El proyecto tiene el acompañamiento del programa gubernamental Nueva Oportunidad y en años anteriores fue reconocido por el Concejo municipal, al igual que Anabel Amarillo y Noelia Alarcón en su calidad de ex boxeadoras. Ambas integran, además, la organización Nuestra América. Con el advenimiento del verano, el espacio de la escuelita de boxeo será ocupado por la colonia infantil en el polideportivo que depende de la Municipalidad. Las vecinas seguirán ligadas de todos modos en el entorno barrial, a su vez bastante aislado del resto de la ciudad no solo por su ubicación sino porque se lo asimila casi exclusivamente a las disputas narco. Lo cierto es que al término de la temporada, volverán los entrenamientos en defensa y ataque, volverán a darle pelea a las violencias que sufren las mujeres. Campeonas contra la desigualdad social Rosario y su zona son pródigas en boxeo femenil desde que la actividad se legalizó en el país en 2001. Han aportado luchadoras amateurs y competidoras profesionales, campeonas nacionales y mundiales. Anabel Amarillo y Noelia Alarcón advierten que se trata de una carrera “muy dura” y un campo “muy machista”. Entre sus compañeras de generación mencionan a Marisa Portillo, cuyo apodo es La Nena; a Victoria “La Leona” Bustos; también a Cristina “La Guerrera” Cuevas, de Villa Gobernador Gálvez. Y hablando de esta ciudad del área metropolitana, allí residen las hermanas y campeonas Daniela Romina “La Bonita” Bermúdez y Evelin “La Princesita” Bermúdez. Sin dudas una de las boxeadoras profesionales que más sobresalió en la Argentina visibilizando las desigualdades dentro y fuera del ring fue Alejandra Locomotora Oliveras, que además había sido víctima de violencia de género. Justo cuando estaba por asumir como convencional constituyente en Santa Fe, en julio pasado, sufrió un ACV y falleció, a los 47 años.
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