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  • La pista Pocovi: Investigan al sobrino de Martín Menem por lavar el dinero de las coimas en ANDIS

    La Paz » Politica con vos

    Fecha: 30/11/2025 15:55

    La Justicia cree que Alan Pocovi recibía “cuantiosas sumas” a través de Miguel Calvete y las ocultaba convirtiéndolas a cripto. Su hermano viajó a Estados Unidos con Milei el año pasado y fue beneficiado con una escandalosa contratación del PAMI. El cuaderno, los chats y la letra chica, presentados por Diagonales. Por Manuel Román El apellido ya era conocido: Marcelo Pocovi, aquel dermatólogo con el que “Zulemita” Menem tuvo a su segundo hijo. Al fiscal Franco Picardi y al juez Sebastián Casanello les sonaba de otro lado: Kevin Pocovi, ese empresario cercano al Gobierno al que PAMI benefició con un contrato millonario el año pasado. Sin embargo, desde hace dos semanas evoca a otro personaje: Alan Pocovi, el economista acusado de lavar el dinero de las coimas y sobreprecios en la ANDIS. “La pista Pocovi” aparece en chats, cuadernos y recibos e incomoda a las figuras más poderosas de la política nacional. Alan Pocovi es medio sobrino de Martín Menem. El titular de la Cámara de Diputados está unido a la familia a través de su prima “Zulemita”, quien mantuvo un noviazgo con Marcelo Pocovi. Juntos tuvieron a Malek Pocovi Menem, que estaba en sus 10 años cuando vio la asunción del presidente Javier Milei desde un palco del Congreso en diciembre de 2023. Por su parte, Marcelo ya era padre de Alan y Kevin Pocovi, dos jóvenes que hoy se acercan a los 30 y disfrutan de las mieles de sus conexiones políticas con la cúpula del Gobierno libertario Aunque pocos de ellos han sido funcionarios, el árbol genealógico exuda Estado. De una forma u otra, cada uno de los mencionados, entre ellos los tres del “clan Pocovi”, ha cosechado un vínculo beneficioso con la administración pública. El caso más fresco es el más escandaloso: una abultada cantidad de evidencia que sugiere que Alan Pocovi desempeñaba un papel protagónico como lavador de “cuantiosas sumas dinerarias que habrían sido obtenidas de forma ilícita” en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). De los Cuadernos de Calvete a los chats de Pocovi Al adentrarse al expediente de la causa surge casi graciosamente la sensación de que la recolección de pruebas a cargo del fiscal Picardi fue relativamente facilitada por el metódico modus operandi del lobbysta Miguel Ángel Calvete y su pareja Guadalupe Muñoz. Sus cuadernos y chats dejan constancia de una enorme red de negocios a priori sintetizable en los delitos de asociación ilícita, estafa, administración fraudulenta, negociaciones incompatibles con la función pública, cohecho y cohecho activo. Y hasta hace muy pocas semanas, la comunicación de ambos con Alan Pocovi era frecuente. La hipótesis de Picardi apunta a que “parte de los beneficios dinerarios obtenidos en forma espuria de la ANDIS serían ubicados en terceras firmas que no guardan –en principio– vinculación con el sector de las droguerías”. En concreto, “Calvete giraba dinero en forma reiterada” a sus dos lavadores: el economista Alan Pocovi y el empresario Sergio Mastropietro, que la convertían a criptomonedas y a operaciones del mundo de la aviación respectivamente (el caso de Mastropietro, incluido el irregularísimo y fallido operativo para secuestrar su celular, merece su propio informe). De hecho, los nombres del uno y del otro forman parte del infame “Listado del Círculo ‘Tuco’” elaborado por Calvete, que consiste en una hoja repleta con casi un centenar de personas que estarían vinculadas a la trama ilegal. Pero la evidencia que compromete a Pocovi no se limita a una sola página de un cuaderno – son varios los chats en los que el sobrino de Martín Menem aparece mencionado: En junio de este año, por ejemplo, Muñoz le cuenta a Calvete que están esperando “los cheques” y adelanta: “Te muestro foto cuando los tenga para ver qué le mandamos a Alan [Pocovi] ”. ”. También en junio, una persona responde desde el teléfono de Pocovi diciendo que “Alan está en una reunión” y no puede atender: “Soy Bautista, pasame la ‘transfer’ si querés y la sacamos”. Dos minutos más tarde, el propio economista levanta el teléfono: “Miguel [Calvete], sí, pasame”. A comienzos de septiembre, Pocovi le reenvía el recibo de una transferencia a Calvete, quien aparece agendado con su seudónimo “Carmela Vivaldi”. El lobbysta responde con la ironía de quien se cree impune: “Decime algo lindo… ¿Cuánto juntaste?” . . Una semana después conversan de nuevo. “Llamame porfa que Luis te va a dar algo para mí de su cuenta”, le pide Calvete. A los 10 minutos, hablan. Más tarde el mismo día, Pocovi consulta: “¿Van a pasar? Tengo 130.000 acá”. Y lo llama nuevamente. En una charla con otro implicado, Calvete blanquea las dos posibles salidas del dinero de manera tan clara que parece guionada: “Primero esperamos un rato y llamemos a Sergio [Mastropietro] en una hora. Si puede lo hacemos con Sergio [Mastropietro], y sino con Alan [Pocovi] ”. ”. Otros mensajes incluyen información (alias, CBU, datos personales) para realizar las transferencias o bien los recibos de los pagos ya concretados. Un revelador mensaje reenviado por Pocovi ilustra la magnitud de los montos con los que se trabajaba: “22,5 palos”. El expediente de Picardi: Lavado de activos y salida “cripto” A juicio de la Fiscalía, la evidencia recolectada da cuenta de “diversas transacciones dinerarias que se dan entre droguerías y firmas del sector bajo estudio hacia Alan Pocovi y Sergio Mastropietro”. Las pruebas incluyen “remisión de efectivo, transferencias bancarias y emisión de cheques” y, junto a las conversaciones y demás elementos incluidos en el expediente, “podrían configurar posibles maniobras de lavado de activos”. Así, al menos parte del modus operandi giraba en torno a una mecánica que aparentemente solo Pocovi hacía posible. Según Picardi, “parte de los fondos recibidos” por el economista “serían invertidos en criptomonedas mediante la aplicación NEBLOCKCHAIN”. La conversión a la divisa virtual permitiría desviar los fondos sin elevar suspicacias. Esta era, como se señaló anteriormente, la “salida” que ofrecía el sobrino de Martín Menem a la plusvalía generada por las coimas y sobreprecios. Junto a ello, también era esencial su vínculo con la dupla Calvete – Muñoz. Al respecto, la Fiscalía deduce a raíz de los chats que Pocovi “recibía dinero tanto de Miguel Ángel Calvete como de otras personas que estarían vinculadas a ortopedias o firmas proveedoras de insumos a la ANDIS”. Por su parte, la acusada “se encargaba de recibir los cheques provenientes de las empresas y de remitirlos a Alan Pocovi con el objeto de que él procediera a movilizar los fondos”. El escandaloso clan Pocovi Más allá de sus lazos con el sector público, los Pocovi son peces gordos del mundo privado, donde gerencian por lo menos una decena de empresas a través de distintos miembros de la familia. Si bien en términos de parentesco están unidos a Martín Menem, en la práctica política orbitan en terreno de otra figura libertaria: Santiago Caputo, De hecho, no fue Martín Menem sino el mega asesor libertario el que se vio involucrado en el escándalo que hizo saltar por primera vez su apellido en la Era Milei. Algunos meses antes de “conocer” a Alan Pocovi, Picardi y Casanello tuvieron en sus manos una estruendosa causa contra su hermano y su padre. En marzo de este año, el abogado Gregorio Dalbón –también denunciante en la causa de las coimas– presentó ante la Justicia una demanda penal por administración fraudulenta, negociaciones incompatibles, cohecho e infracción a la Ley de Ética Pública que llevaba como acusados a los funcionarios Santiago Caputo (asesor) y Esteban Leguizamo (titular del PAMI), pero también a Marcelo y Kevin Pocovi. El caso se originó a partir de una contratación del PAMI a la firma Eslava S.A., propiedad de los Pocovi, para el alquiler de un piso para ubicar un callcenter. La compulsa de $65 millones fue otorgada a la familia sin importar que Kevin Pocovi, vice de la empresa, era muy cercano al Gobierno e incluso había viajado con Milei a Miami en una de sus giras oficiales a Estados Unidos. Lo más llamativo es que, según trascendió, el proyecto se demoró y mientras tanto lo que se instaló en el edificio fue un lujoso búnker libertario. Los detalles fueron publicados por Diagonales en marzo. Cuando oyó de esto “Zulemita”, deschavó a la familia de su expareja sin dudarlo: “Marcelo Pocovi no fue mi marido; es el padre de mi hijo menor, a quien ve esporádicamente, cuando se acuerda. Y ya que estamos me surge una duda: ¿tan indispensable es tener oficinas de lujo para que funcione un callcenter del PAMI? Me parece que alguien se debe ocupar de averiguar quién es el responsable de semejante entongue”. La respuesta le compete a la Justicia, que puede que ya tenga alguna pista.

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