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  • El Corredor Costero del Beagle que no fue

    Usuhahia » Diario Prensa

    Fecha: 26/11/2025 22:18

    Iba a comenzar en Playa Larga, Ushuaia; luego pasaría por Puerto Almanza y Estancia Moat, hasta llegar a Cabo San Pío, con 132 km de extensión. La prometedora obra vial naufragó entre denuncias ambientales, reclamos por supuestos yacimientos arqueológicos y una deforestación innecesaria y excesiva. Tras años de controversias, redefiniciones y litigios, la Provincia rescindió el contrato y el proyecto quedó trunco. La reciente finalización de una nueva etapa de la Ruta Vicuña–Yendegaia, que unirá Punta Arenas con Puerto Williams mediante un sistema bimodal terrestre y marítimo, volvió a poner en primer plano el contraste entre el avance sostenido de la infraestructura austral chilena y el derrotero inconcluso del Corredor Costero del Beagle en el lado argentino. El presidente Gabriel Boric encabezó la ceremonia de cierre de la Etapa 10 en Cabo de Hornos, donde destacó que la ruta —iniciada en 1994 y ejecutada por el Cuerpo Militar del Trabajo— “quedará en la historia como una de las grandes obras de infraestructura de Chile” y permitirá reducir en unas 12 horas los tiempos de conexión entre Punta Arenas y Puerto Williams, además de mejorar fletes, potenciar el turismo y consolidar presencia estatal en la región más austral del país. La obra incorpora dos cruces marítimos, incluida la barcaza “Aunashaka”, operativa desde 2018, y avanza hacia sus últimas tres fases, con 29 kilómetros pendientes y finalización prevista para 2031. En paralelo, autoridades chilenas impulsan un programa mayor: fortalecer el desarrollo de Puerto Williams, promover la construcción de un muelle para cruceros de gran calado y consolidar su proyección logística hacia la Antártida. Mientras del lado chileno la ruta avanza de manera progresiva a lo largo de sucesivas administraciones de distintos colores políticos, en Tierra del Fuego el Corredor Costero Canal Beagle quedó reducido a un antecedente inconcluso y naufragó entre denuncias por afectación de la naturaleza, de supuestos yacimientos arqueológicos y excesos empresariales. La obra fue anunciada en mayo de 2018 durante la gestión de la gobernadora Rosana Bertone, con un presupuesto inicial de 1.720 millones de pesos y un plazo de ejecución de 24 meses. El proyecto contemplaba 132 kilómetros divididos en tres tramos. Fue el vicegobernador de aquel entonces, Juan Carlos Arcando, quien presidió el acto en el que se procedió a la firma del contrato para dar inicio a los trabajos. Lo suscribieron el funcionario y el empresario Andrés Gancedo, presidente de la constructora Juan Felipe Gancedo S.A, que había sido designada para la obra. En esa oportunidad Arcando respaldó el proyecto asegurando que “Tierra del Fuego tendrá un antes y un después a partir de la obra del Corredor Beagle porque no solo va a recorrer toda la costa desde Ushuaia hasta Cabo San Pío sino que a su vez va a potenciar el desarrollo productivo de la región de Almanza que durante muchos años recibió la promesa de los anteriores gobiernos que decían que iban a potenciar el lugar. Nosotros estamos trabajando y buscando el crecimiento de esa localidad, por eso próximamente también vamos a comenzar la obra del muelle para los pescadores artesanales. ¡Se terminaron las promesas!. Ahora vienen las realidades para los vecinos de Almanza”. Por su parte, el presidente de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) de Ushuaia, Luis Di Giorgio, dijo en ocasión de la firma del convenio que “es este un proyecto muy ambicioso y desde nuestra área estamos muy ansiosos esperando el desarrollo de la obra y ver cómo va fortalecer el turismo en la provincia. Esto abrirá una posibilidad más para que los turistas elijan Tierra del Fuego y se queden un tiempo mayor para poder recorrerla. En el caso del Corredor Costero va a haber muchas alternativas que se van a desarrollar a lo largo del camino y que los visitantes podrán disfrutar”. A pesar de los estudios ambientales aprobados para los tramos iniciales y del inicio de trabajos en 2019, el proyecto enfrentó cuestionamientos de organizaciones ambientalistas y defensores de la arqueología, además de posteriores redefiniciones de traza con el cambio de gobierno. La gestión iniciada en 2019 suspendió la obra para su revisión, situación que se extendió prácticamente sin avances hasta 2023. Ese año, la Provincia resolvió rescindir los contratos de los tramos II y III “por razones de oportunidad, mérito y conveniencia”, dejando abierta la evaluación de posibles compensaciones a la empresa contratista. En julio de 2025, mediante los decretos 1834/25 y 1835/25, el Poder Ejecutivo dispuso la rescisión definitiva del contrato de 2018, supeditando la liquidación final a informes técnicos del Tribunal de Cuentas y al estudio que determine la existencia o no de pasivos ambientales. El Tribunal había recomendado la rescisión tras advertir la necesidad de regularizar gastos improductivos, identificar posibles daños ambientales y definir el destino administrativo del proyecto. Lo concreto es que la obra nunca se completó, aunque sí dejó algunos tramos abiertos y amplias zonas laterales deforestadas hasta la exageración con el solo fin de asentar obradores y estacionamiento de maquinaria. El proceso generó también un extenso debate sobre la protección ambiental y arqueológica del sector, y derivó en actuaciones judiciales: en mayo de 2025, el Superior Tribunal de Justicia ordenó a la Administración Provincial resolver la situación contractual y las acreencias pendientes. Hasta tanto se aprueben las liquidaciones finales, no se conocerá con precisión el costo total para el erario provincial, más allá de los más de 1.000 millones de pesos reconocidos en 2023 por gastos improductivos. Así, mientras el vecino país avanza en una ruta estratégica destinada a integrar su territorio austral, potenciar el desarrollo de Puerto Williams y reforzar su proyección antártica, del lado argentino no existe hoy ninguna obra equivalente en envergadura. Y, por eternas polémicas y falta de consenso social, ni siquiera pudo concretarse un corredor costero. La obra, impulsada hace ya 7 años como un proyecto emblemático para el turismo, la producción y la conectividad del sur fueguino, no solo quedó trunca: terminó dejando a la Provincia fuertes deudas, sin un solo beneficio concreto para la comunidad.

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