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  • Conectarse a Wi-Fi público sin protección puede exponer tus datos: la clave para evitar riesgos

    Concordia » Hora Digital

    Fecha: 26/11/2025 00:58

    Las redes Wi-Fi abiertas son prácticas pero vulnerables y pueden permitir el robo de información personal. Expertos recomiendan instalar antivirus para proteger dispositivos y seguir hábitos seguros a Las redes Wi-Fi públicas, presentes en espacios como bares, plazas, aeropuertos y comercios, ofrecen acceso gratuito y cómodo a internet. Sin embargo, también representan un riesgo importante para la seguridad digital, ya que pueden ser utilizadas por ciberdelincuentes para robar datos personales, infectar dispositivos con malware o interceptar comunicaciones. Desde el Gobierno argentino advierten que conectarse a estas redes sin las debidas precauciones puede exponer al usuario a múltiples amenazas en cuestión de segundos. Aunque las redes Wi-Fi abiertas parecen inofensivas, suelen carecer de protocolos de seguridad sólidos que protejan la información transmitida. Esto facilita que atacantes puedan infectar computadoras y celulares con programas maliciosos, acceder a archivos almacenados en carpetas compartidas, robar datos sensibles como contraseñas o números de tarjetas de crédito, e incluso interceptar operaciones bancarias o compras online. Una técnica común es la creación de redes falsas que imitan señales legítimas, conocidas como “evil twin”, diseñadas para engañar a los usuarios y capturar sus datos. Además, los ciberdelincuentes pueden escanear el tráfico de la red para espiar conversaciones y formularios completados en tiempo real. Ante este panorama, las conexiones públicas se convierten en uno de los puntos más vulnerables de la vida digital cotidiana. Por eso, el sitio oficial del Gobierno recomienda una medida fundamental para reducir el riesgo de forma inmediata: instalar un antivirus y un antimalware confiables. Estas herramientas son capaces de detectar programas maliciosos antes de que comprometan el dispositivo. Un ejemplo frecuente es el troyano, un tipo de malware que se disfraza como un archivo o aplicación legítima para engañar al usuario y, una vez activado, puede robar información sensible, registrar las teclas que se presionan, permitir el acceso remoto al dispositivo o incluso tomar control parcial del sistema. Además del uso de antivirus, los expertos sugieren adoptar ciertos hábitos para minimizar los riesgos al conectarse a redes Wi-Fi públicas. Entre ellos, navegar únicamente en sitios web que utilicen HTTPS, lo que cifra la información enviada y recibida; utilizar una red privada virtual (VPN) confiable, incluso gratuita, para ocultar la actividad y crear un túnel seguro; evitar realizar operaciones sensibles como banca online, compras o ingreso de datos confidenciales; desactivar la opción de compartir archivos o “network discovery”; mantener el sistema operativo y las aplicaciones siempre actualizados; y “olvidar” la red al desconectarse para impedir reconexiones automáticas. Estas prácticas reducen considerablemente la posibilidad de que un dispositivo sea interceptado o vulnerado durante la conexión. Por otro lado, muchos usuarios también enfrentan problemas para mantener una buena señal Wi-Fi dentro de sus hogares. Según especialistas, diversos factores físicos pueden debilitar la señal del router, como paredes gruesas, ladrillos, espejos, electrodomésticos o muebles metálicos. Para optimizar la conexión interna, se recomienda colocar el router en el centro de la casa, especialmente en el área donde se concentran la mayoría de los dispositivos conectados, ubicarlo en un punto alto ya que la señal se expande hacia abajo, y mantenerlo alejado de ventanas, paredes, espejos y electrodomésticos que generan interferencias. También es importante evitar encierros, ya que el router no debe estar dentro de armarios ni detrás de superficies metálicas o de cristal. Además, ciertos objetos comunes en el hogar pueden interferir directamente con la señal inalámbrica. Entre ellos se encuentran los teléfonos inalámbricos, tachos de basura metálicos, ventanas cercanas al módem, recipientes con agua como peceras, floreros o humidificadores, y dispositivos USB 3.0 conectados a la computadora. La presencia de estos elementos entre el router y el usuario afecta el rendimiento de la conexión, provocando cortes o lentitud persistente.

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