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  • El brutal crimen del empresario Fernández Montes: un asesino en la familia y las cámaras de seguridad que resolvieron el caso

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 24/11/2025 04:30

    "El Carnicero" Pedro Ramón Fernández Torres baja el cuerpo del empresario español del ascensor Casi ocho años hubo que esperar para que se conocieran más detalles del cruel asesinato del empresario español Roberto Fernández Montes, de 67 años, dueño de la empresa Mini Vial, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción, que mantuvo en vilo a dos países. Aquel sábado 21 de enero de 2017 Santiago Corona (36, casado con Natalia, la otra hija del empresario, con la que tuvo dos niños) decidió que la vida de su suegro tenía las horas contadas cuando lo ejecutó a sangre fría sin tener en cuenta que las cámaras de seguridad –que hasta el día anterior no funcionaban por desperfectos técnicos– habían sido reparadas. Los investigadores no tuvieron más que observar el video para identificar a los responsables del crimen. Hasta ahí Fernández Montes le había confiado a quien luego sería su asesino su empresa constructora, ya que no tenía hijos varones. De a poco le fue delegando responsabilidades e importantes sumas de dinero, que ingresaban producto de tantos años de trabajo y sacrificio. Roberto Fernández Montes fue asesinado por su yerno junto a un cómplice Cronología del día del crimen El fatídico día del crimen, exactamente a las 9.05 llegó un individuo, a quien con un intenso trabajo de inteligencia luego se reconoció como Pedro Ramón Fernández Torres, de nacionalidad paraguaya, conocido como El Carnicero –presunto sicario–, quien entró por la cochera y subió por la escalera hasta el 5° piso del edificio ubicado en Aranguren 36, barrio porteño de Caballito. Había accedido gracias a un control remoto que le suministró su secuaz, el yerno del empresario. Aguardó en el palier, hasta que a las 12.09 arribó Fernández Montes. Lo que sucedió hasta las 12.54 –cuando hizo ingreso Santiago Corona con un guante negro en una de sus manos– es una incógnita, pero se supone que El Carnicero ya había cumplido su propósito. Gracias al video de las cámaras de seguridad se comprobó que a las 13.28 horas uno de los sospechosos abrió el baúl del auto de Giselle, la hija del empresario, un Suzuki Fun que apareció quemado al día siguiente –domingo 22– en el barrio 9 de Julio, de Almirante Brown. Recién el martes 24 un vecino halló en Cañuelas los restos carbonizados de un hombre, con un rosario metálico en el cuello que su familia reconoció. Para impedir que Corona se fugara ante tanta evidencia, los investigadores le pidieron a la hija menor de Roberto Fernández que llamara a su hermana, para ver si el presunto asesino había vuelto a su casa, distante quince cuadras de la escena del crimen. Santiago Corona estaba cenando en su hogar, y hasta le contó a su esposa que había tirado las zapatillas porque estaban “embarradas”, aunque se presume que era porque le quedaron manchadas con sangre. Pedro Ramón Fernández Torres, cómplice de Santiago Corona, estuvo 5 años prófugo en Paraguay Los rastros del crimen “Estás comiendo con el asesino”, le advirtió Giselle a Natalia, y le pidió que con la excusa de que debían hacer trámites porque su padre no aparecía, la acompañara hasta la Comisaría 12, donde radicaron la denuncia por su ausencia. Cuando llegó, Corona fue detenido, se hizo el sorprendido y preguntó por qué. “Está sospechado de matar a su suegro”, fue la contundente respuesta. Corona venía cometiendo varias irregularidades en la empresa. En mayo de 2016 se había quedado con plata, no hacía los aportes correspondientes ni pagaba los impuestos, y el alerta para su suegro surgió cuando apareció en el Veraz como moroso y se cansó. No lo denunció, pero le dijo que no lo quería ver más. Santiago, en lugar de hacerse cargo, le dijo que él había hecho bien su trabajo, y encima lo amenazó con llevarlo a la Justicia. Así sacaban los asesinos el cuerpo de Roberto Fernández Montes de su departamento de Caballito A partir de allí se obsesionó y una noche llegó a consultarle a Natalia, su mujer, si ella, que había estudiado medicina, sabía cómo se degüella a una persona. La joven, más que sorprendida le preguntó por qué quería saber semejante cosa y le respondió con evasivas. Su hermana Giselle le confirmó a Infobae que cuando al principio buscaban a su padre porque no aparecía pensó: “Lo mató Santiago”. Y cuando lo vio en el video de seguridad, arrastrando la sábana que envolvía a su papá, casi se desvaneció. Desesperada ante la situación, decidió que para seguir adelante en el reclamo de justicia ante semejantes asesinos necesitaba respaldo jurídico urgente. Consultó y contrató los servicios del abogado Matías Morla, que impulsó el juicio y en tan solo diez meses, el 18 de diciembre de 2017, a Corona lo condenaron a prisión perpetua por homicidio agravado por el vínculo con premeditación y alevosía. La sentencia luego fue confirmada por Casación y declarada firme por la Corte Suprema el 17 de agosto de 2023. Roberto Fernández Montes junto a su yerno Santiago Corona y uno de sus nietos De entrada, Corona se declaró inocente, no asumió el hecho. Apenas si balbuceó desencajado: “No le quise hacer daño a mi suegro”. Y desde ese día hizo todo lo que estuvo dentro de sus posibilidades para volver a gozar de algún tipo de libertad, aunque hasta ahora no lo logró. Tres años después de su condena pidió que la misma fuera revisada, pero la Sala I de la Cámara Nacional de Casación Criminal y Correccional rechazó el recurso interpuesto por los abogados del condenado sobre la pena y confirmó la perpetua. Consultado por Infobae, el doctor Matías Morla expresó: “Hace unos meses nos enteramos que el asesino de Roberto estaba pidiendo la posibilidad de tener salidas transitorias. Por suerte su pedido no surtió efecto y seguirá con perpetua y por el momento sin chances de salir. El sistema judicial en Argentina es claro, pero lamentablemente el penitenciario a veces tiene fallas producto, entre otras cosas, de la superpoblación. Acá es clave estar alerta y atentos porque la pena que le dieron a Corona es la más alta de nuestro código y debe cumplirla. Hoy ya no tiene más instancias procesales donde recurrir y su sentencia fue ratificada, por lo que no le queda otra que cumplir con su condena. Yo me había comprometido con las hijas de Roberto Fernández que no íbamos a parar hasta lograr una sentencia contundente para el asesino de su padre. Y en menos de un año logramos determinar la culpabilidad de Santiago Corona. Después de tanto esfuerzo profesional no voy a permitir que entre por una puerta y salga por otra después de haber destrozado una familia”. El cómplice del asesino El otro asesino que participó fue Pedro Ramón Fernández Torres. Se trata de un carnicero paraguayo que estuvo cinco años prófugo. Apenas se produjo el homicidio escapó a su país y un lustro después fue encontrado por Interpol y extraditado a la Argentina. Declaró ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 5 y confesó que estuvo en el crimen pero dijo que el autor material fue Santiago Corona. También agregó que salió del país en un remís como si nada, demostrando la carencia absoluta de controles en la frontera. Contó que él había aceptado participar de lo que supuestamente “solo iba a ser un robo”, porque necesitaba 50.000 pesos. Y aseguró que fue “engañado” y “amenazado” por Corona, a quien acusó de ser quien mató por la espalda y a puñaladas al empresario cuando estaban consumando el asalto. Roberto Fernández Montes fue identificado por una cruz de metal Con relación a Fernández Torres, Morla, agregó: “Con el carnicero la situación fue mucho más complicada. Contamos en su momento con un gran trabajo de Patricia Bullrich que nunca bajó los brazos para encontrarlo y cinco años después dimos con su paradero en su país. Ahí empezó otro trabajo, no menos duro, que tenía que ver con la extradición. Si bien intentó bajo todos los aspectos desligarse de su responsabilidad, estaba probada su participación por lo que no le cabía otra pena que la perpetua. Así fue que se logró esa condena. Lo que Torres ahora hizo fue apelar ese fallo, pero no va a tener suerte por lo que sin dudas su sentencia va a ser ratificada. Después quedará un posible pedido de traslado a su país porque en su declaración habló de su familia, de los nietos que no pudo conocer. La realidad es que él fue quien acompañó a Corona en el asesinato como cómplice y eso resultó decisivo e inapelable”. “El Paraguayo”, reconocido con ese alias, había sido detenido en su país en 2021, extraditado en 2022 y juzgado por el mismo tribunal. Así, el 17 de octubre de 2023 también fue condenado a prisión perpetua con fundamentos notificados el 23 de octubre de 2023. La defensa de Torres interpuso recurso de casación, actualmente en trámite ante la Cámara Nacional de Casación Penal (Vocalía 1 – Dra. Cinthia Oberlander). Pese a su delicada situación ante la justicia, el carnicero intentó varias veces acercarse a la familia del empresario español. Buscó de todas las formas posibles pedir disculpas. Quiere hablar con la hija, con Giselle, para contar su verdad, y asegura que no tiene nada que ver, aunque nadie le crea. Quiere pedir perdón por haber participado. Santiago Corona no tuvo ningún tipo de contacto ni lo intentó. El mes pasado, al cerrarse la causa, la Justicia le devolvió a las hermanas todo lo secuestrado en los allanamientos realizados al yerno de Fernández Montes, incluidos 20 mil dólares que los delincuentes habían encontrado escondidos en el jacuzzi del departamento de Caballito donde lo mataron, y que Corona tenía oculto en el compartimiento de la goma de auxilio de su Citroën C4. Les entregaron también los videos de la autopsia, la cadenita del papá y otras pertenencias personales. Y además tuvieron acceso a información clasificada que las acercó aún más a la verdad de lo que hicieron los asesinos, pero que les impactó por lo brutal de los detalles, que establecieron que su padre murió antes de la quema del cuerpo, ya que “no presentó hollín en vías respiratorias”, especificidad que sirvió para confirmar un homicidio cometido con alevosía y posterior intento de ocultamiento. El fuego solo fue un intento torpe de borrar un crimen ya consumado. Así fueron hallados los restos del empresario español Roberto Fernández Montes Los asesinos, presos Santiago Corona, hoy de 42 años, pasa su vida tras las rejas en Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza (SPF) — Pabellón B, Módulo I, con régimen semicerrado. Según los informes periódicos: “mantiene un perfil tranquilo, participa en talleres de oficio y estudios universitarios en pedagogía”. Confirmado en los oficios judiciales de agosto de 2023 y ratificado en marzo de 2024 por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N.º 5, que ordenó archivar la causa principal una vez agotada la instancia. Se encuentra a disposición del Juzgado Nacional de Ejecución Penal N.º 2, que actualmente controla su condena. En los archivos del Servicio Penitenciario Federal aparece con “conducta ejemplar (10) y sin sanciones”. Cumple funciones laborales en la panadería del penal. El SPF notificó en agosto 2023 que no podía incorporarlo formalmente al régimen de condenados hasta recibir el cómputo de pena; esa situación fue subsanada y hoy figura en el régimen de sentenciados. En marzo 2024, el Tribunal informó que la causa “se encuentra agotada”, quedando reservadas pruebas y efectos, y fijó una deuda pendiente de tasa judicial en su contra de $2.250. Pedro Ramón Fernández Torres, de 50 años, también está alojado en el mismo complejo penitenciario, pero en el Pabellón D, Módulo I, separado de Corona por disposición de seguridad interna. En enero 2024, la Defensora Pública María Candelaria Migoya solicitó para él atención médica urgente por dolores prostáticos severos, habilitándose la feria judicial y disponiéndose salida extramuros bajo custodia para tratamiento urológico. En febrero 2024, la Defensora María Agustina Calabrese reiteró pedido por persistencia del cuadro y dolencia odontológica con infección. Hoy continúa bajo control del SPF y del TOC 5, con seguimiento médico permanente. Alterna entre la celda y el área médica; su vínculo con el resto de los internos es limitado por razones de seguridad y por su cuadro de salud. En los registros del Poder Judicial de la Nación, el expediente que los involucra se identifica como CCC 3896/2017, número interno 5420. Así, los asesinos del empresario español cumplen perpetua en Ezeiza. Casi ocho años después del crimen de Roberto Fernández Montes, la justicia argentina cerró el capítulo judicial internacional más resonante entre España y Buenos Aires. Las hijas del empresario, Giselle y Natalia, luchan día a día para mitigar el dolor que un par de asesinos les causaron para siempre. Y mantienen viva la memoria de su padre mientras la justicia vigila el cumplimiento de dos condenas que marcaron un precedente: la traición dentro de una familia y el cierre de un caso que conmovió y sacudió a dos países, ya que Roberto Fernández Montes era un nombre más que querido y respetado por la comunidad española en la Argentina.

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