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» Diario Cordoba
Fecha: 23/11/2025 13:09
Entre los relieves de la Subbética cordobesa discurre una de las rutas más bellas y tranquilas de Andalucía, hoy convertida en un paraíso para senderistas y ciclistas, pero que fue antaño una importante línea ferroviaria que unía Linares con Puente Genil. Durante casi un siglo transportó aceite, grano y vino, hasta que el último tren silbó en 1985 y el camino de hierro quedó en silencio. Años después, ese mismo trazado revivió, pero de otro modo. Las antiguas vías se transformaron en sendero, los andenes en áreas de descanso y los túneles y viaductos en parte del paisaje. Hoy, quien recorre la Vía Verde del Aceite no oye ya el traqueteo del tren, sino el murmullo del viento y el canto de las aves que acompañan la marcha. Más de 120 kilómetros de trazado El recorrido atraviesa el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, ofreciendo una panorámica cambiante desde los miradores naturales. Algunos de los viejos apeaderos se han convertido en restaurantes o centros de interpretación, como las estaciones de Cabra, Luque o Doña Mencía, que, aún así, conservan el encanto de otra época. Imagen aérea del Tren del Aceite pasando por un viaducto de la provincia de Córdoba en el año 1960. / Córdoba / Ricardo En total, la Vía Verde del Aceite cuenta con más de 120 kilómetros de trazado, seis áreas de descanso y trece antiguas viviendas ferroviarias o casillas de obreros Desde sus miradores se puede contemplar, por ejemplo, la Laguna del Salobral, una reserva natural que acoge especies migratorias durante gran parte del año. Pasado y presente de la provincia El camino está lleno de símbolos del pasado, pero también de vida nueva. Cada día, caminantes y ciclistas reinventan el trazado que un día movió el corazón económico del sur de Córdoba. Porque esta vía no solo une pueblos como Lucena, Cabra, Zuheros, Doña Mencía… sino también tiempos. Varias personas recorren un tramo de la Vía Verde de la Subbética. / Córdoba Y así, lo que fue el recorrido un tren de mercancías se ha convertido en un viaje de sensaciones: una joya senderista que demuestra que, a veces, los caminos que dejamos atrás pueden renacer con más belleza que nunca.
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