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  • Alejandro Sanz: "Estamos en un país con más censores que artistas"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 23/11/2025 00:29

    Tras el porte de Alejandro Sanz se esconde un hombre frágil. Su mirada le delata. Aunque sigue siendo el chico cauto que debutó con Los chulos son pa' cuidarlos, sus canciones hablan por él. Lleva 36 años dosificándose en ellas hasta que, hoy, en su decimocuarto álbum, ha decidido arrancarse la armadura por completo: en Y ahora qué + se ha desnudado y, sin pudor alguno, con plena confianza en sí mismo, ha mostrado quién está detrás del nombre que tanto éxito le ha dado. "Trato de llenar espacios con belleza", asegura. Habla de sí mismo con una poesía nunca vista antes en él: está, tal vez, el tiempo lo dirá, en su etapa más luminosa. Y, claro, tras una vida priorizando su carrera profesional, ahora antepone su bienestar emocional. Se nota. Los problemas de salud mental que le apartaron de los escenarios en 2023 le obligaron a escoger. Y, pese a las dudas evidentes, aquel parón le ha regalado las mejores letras de su trayectoria. Para alumbrarlas se ha rodeado de una nueva generación de productores que, chico listo, buen ojo, han aportado a su música un cariz renovado. Asimismo, se ha rodeado de los artistas más importantes de la escena latina para terminar de noquear al público: Shakira, Rels B, Carín León, Manuel Turizo y Emilia, entre otros. “Sólo con ellos ha surgido la magia”, añade efervescente. A sus 56 años, con 24 Grammys Latinos y los dos álbumes más vendidos de la historia de España, Más (1997) y El alma al aire (2000), ha conseguido que sus temas latan al unísono. La inspiración es la misma, pero el enfoque ha cambiado. Quizá, porque hoy respira sin ningún peso sobre la espalda. Alejandro Sanz tocará en el Metropolitano de Madrid en junio de 2026. / SALVA MUSTÉ P. Este álbum llega tras un periodo de silencio discográfico y una etapa personal complicada. ¿Qué le devolvió la ilusión? R. La clave fue rodearme de buenos profesionales. Hubo bastantes cambios en mi carrera profesional y, de repente, sentí las ganas de volver a escribir. Además, tuve a alguien a mi lado que me empujaba hacia el estudio de grabación. Recuerdo que, cuando compuse Palmeras en el jardín, junto a Elena Rose y Spreadlof, sentí que estaba en el camino de nuevo. P. ¿Estas canciones han sido sanadoras? R. Totalmente. El entorno es importante para poder expresarte tranquilamente en términos musicales. Necesitaba estar en el lugar adecuado. Cuando salgo de mi ambiente, dudo más de la cuenta. P. "Sentirse mal también está bien", canta en Hoy no me siento bien. ¿Le costó llegar a esta conclusión? R. Sí. Cuando me diagnosticaron la depresión, no sabía lo que tenía. Aquella ausencia completa de emociones y sensaciones era aterradora. En el momento en que le puse nombre, además, fíjate, me preocupé por lo que los demás podían percibir. Empecé la terapia y, poco a poco, fui mejorando. Siempre he sido muy optimista. P. ¿Alguna vez ha sufrido el síndrome del impostor? R. Me he sobreesforzado para no defraudar a la gente. Y ese ejercicio extremo te puede meter en un agujero del que es difícil salir. El trabajo te puede llegar a enfermar, eso fue lo que me pasó a mí. P. ¿Qué ha aprendido sobre la salud mental que antes no conocía? R. No hay que permitirse estar solo. La soledad elegida está genial salvo cuando tienes problemas. En estos casos, lo mejor es rodearte de tu gente. Pues, de lo contrario, corres el riesgo de hundirte más. Cuando compartí mi situación en las redes sociales no lo hice con este cometido, pero tengo que reconocer que me ayudó. P. ¿Qué diferencias encuentra entre el Alejandro de ¿Y ahora qué +? y el Alejandro de Viviendo deprisa? R. Ahora estoy más guapo [Risas]. Siempre que escucho temas del pasado, creo que me faltaban graves. Y, a nivel creativo, necesitaba tiempo. Adoro jugar con la música, probar distintos estilos. Si tienes una paleta con 200 colores, ¿por qué te vas a quedar sólo con dos? No obstante, fue un disco muy valiente para la época. Por aquel entonces, en España sólo funcionaban las bandas de pop. Y nosotros llegamos con un esquema distinto. Tuvo mérito. P. En Rimowa, dice: "Que no me enseñen el vacío porque salto. Por ser así gané, pero he perdido bastante". ¿Qué ha tenido que sacrificar para ser Alejandro Sanz? R. Comencé a los 21 y, por tanto, renuncié a la familia y los amigos del barrio. Un día, sin pensarlo, cuando llevas un mes fuera de casa, te das cuenta de que no les has llamado en semanas. Y te entra el miedo. Entonces, reflexionas sobre todo lo que te has perdido. Con mis hijos también me pasa. A veces, regreso tras una larga gira y pienso: ¿quiénes son estos señores? P. ¿Qué lugar ocupa el silencio en tu vida hoy? R. En ocasiones, me gusta. Y, en otras, lo detesto. Hay que elegir muy bien cuando usarlo. A día de hoy, por ejemplo, me regalo 10 minutos al despertar para meditar. Ahora bien, mi casa es ruidosa. Nos llamamos a gritos, suenan los platos. P. Haciendo referencia a Las guapas, ¿quiénes son las mujeres de su vida? R. Más que al atributo físico, me refiero a una actitud. Son esas mujeres con carácter, que pisan fuerte. Aquellas que te machacan el corazón, pero que lo hacen con tanto arte que acaban haciéndote gracia. Todos tenemos a nuestras guapas. P. ¿Qué valor da a los mensajes que lanza en sus letras? R. Soy cuidadoso, cada vez más. Tenemos que ser conscientes de que, cuando componemos, ojo, creamos un mundo de fantasía donde todo lo que imaginamos tiene nuestra mirada. Tenemos que aprender a ver el presente con perspectiva. P. ¿Alguna vez se ha autocensurado? R. No demasiadas, aunque muchas cosas han desaparecido de mí por una cuestión natural. P. ¿Y le han censurado? R. Sí. Estamos en un país con más censores que artistas. Me ha pasado en alguna que otra fiesta de pueblo. A todos en general. P. ¿Repetirse es uno de los mayores terrores a los que puede enfrentarse un músico? R. Sí. Por ello, precisamente, he decidido juntarme con otros compositores. Lo fundamental es que haya conexión entre nosotros. Si a Spreadlof, por ejemplo, no le hubiera gustado Lope de Vega, no habría contado con él. Pero le encanta y surgió la química. P. ¿Por qué ellos? R. No lo sé. He conocido a mucha gente en los últimos años y sólo con ellos hubo magia. P. Es el único español nominado a los Grammy 2026. Cuando empezó, el mercado latino no tenía tanta presencia como ahora. ¿Que siente al ver que Rosalía y C. Tangana han abierto las puertas que usted empezó a empujar hace tres décadas? R. Yo estuve en la creación de los Grammy Latinos. Cuando ocurrió el 11-S, corrieron el riesgo de desaparecer. Todo el esfuerzo de la industria estuvo a punto de venirse abajo. Así que nos llamaron a varios artistas para organizarlos en un bar de Los Ángeles. Era esencial entregarlos como fuera para que sobrevivieran. Así que hicimos piña y recogimos los premios junto a una barra. A partir de ahí, se consolidaron. P. ¿Qué le ha parecido el elepé de Rosalía? R. Me ha flipado. Ha hecho lo que le ha dado la gana y eso, de un modo u otro, obvio, hace que lo escuches de otra manera. Es importantísimo que un artista haga lo que desea siempre. P. En un mundo salpicado de guerras, crisis económicas, desigualdades, tensiones políticas... ¿Qué papel juega la música? R. Es la que recuerda al negacionista que el cambio climático existe. Y así con cualquier debate. P. Conforme va avanzando una gira, ¿su relación con las canciones cambia? R. Intento adaptarlas dándoles un extra. Si las cantara igual siempre, acabaría quemándome. Asimismo, doy gran libertad a los músicos para que experimenten todo lo que deseen. P. Si ¿Y ahora qué +? fuera una fotografía, ¿qué veríamos? R. Una ventana inmensa con un sol primaveral entrando y dos nebulosas chocando.

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