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Crespo » Paralelo 32
Fecha: 22/11/2025 02:50
La industria argentina atraviesa un momento crítico marcado por la pérdida de competitividad frente a los elevados costos internos, un tipo de cambio apreciado y la profundización de la apertura comercial. Esta combinación, advierten especialistas, obliga a las empresas a ajustar al máximo su eficiencia o incluso a replantear por completo sus modelos de negocio. La situación se agrava debido a que la apreciación cambiaria reduce la competitividad externa de la producción nacional, mientras que los precios internos mantienen niveles elevados. En este marco, el futuro de numerosos sectores industriales aparece rodeado de incertidumbre en el corto y mediano plazo. A este escenario se suma la decisión del Gobierno de avanzar en una apertura más amplia del mercado local a productos estadounidenses. Según analistas, esta medida podría ampliar la competencia en sectores donde ambos países no presentan complementariedad, generando tensiones adicionales para la industria local. Caída en la producción y cierre de pymes Daniel Schteingart, director de Desarrollo Productivo Sostenible del centro de investigación Fundar, describió un deterioro profundo en la actividad industrial. “La producción es 10 por ciento menor a la de 2023. Si bien hay cierta recuperación contra 2024, esta es muy débil y hay que considerar que el año pasado había sido un año de gran caída”, señaló en diálogo con la agencia de noticias chinas Xinhua. El sociólogo económico añadió que más de 18.000 pymes de distintos sectores cerraron sus puertas en apenas 20 meses, reflejando el impacto de la recesión prolongada. Aunque el tamaño del mercado interno se mantiene similar al de 2023, la creciente participación de las importaciones absorbe buena parte de la demanda local. Schteingart atribuyó esta dinámica a dos factores principales: la política de apertura impulsada por el Gobierno —concebida para corregir precios elevados y promover una mayor integración al mundo— y un tipo de cambio “bastante apreciado” que afecta a los sectores transables, especialmente a los industriales. La presión competitiva lleva a muchas empresas a buscar mecanismos de supervivencia. “Hay empresas industriales que se están reconvirtiendo en importadoras; readaptan su modelo de negocio, pero esto supone la pérdida de mucho empleo”, advirtió. Un acuerdo con Estados Unidos que abre nuevas incógnitas A la compleja coyuntura se suma la expectativa por el reciente anuncio de un acuerdo de comercio e inversiones con Estados Unidos, que introduce nuevos elementos de incertidumbre. Julieta Zelicovich, especialista en relaciones comerciales internacionales e investigadora de Fundar, explicó que el acuerdo contemplaría reducciones arancelarias para productos médicos, químicos, tecnológicos, maquinaria, autos y alimentos, rubros en los que Estados Unidos ya es un proveedor relevante para Argentina. “Esto incrementaría el déficit en la relación comercial con Estados Unidos y generaría mayor presión para muchas pymes”, señaló. La especialista remarcó también que la competencia no se define solo por aranceles, sino por condiciones regulatorias y de financiamiento. “El productor norteamericano tiene financiamiento accesible para exportar, mientras que el productor argentino no, o lo tiene a costos mucho más elevados. Es una condición muy asimétrica de competencia”, sostuvo. Entre los sectores potencialmente más afectados se encuentra el farmacéutico argentino, mientras que podrían beneficiarse la industria del acero, el aluminio y ciertos segmentos del sector cárnico —este último aún pendiente de definiciones sobre su acceso al mercado estadounidense—. Expectativas divididas hacia 2026 Las proyecciones empresarias muestran un clima dividido. Según la última encuesta de la Unión Industrial Argentina (UIA), el 48,6% de las empresas se muestra optimista respecto al futuro, un porcentaje que viene disminuyendo en los estudios recientes. En tanto, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que el 51,4% de las pymes industriales espera una mejora en su situación durante el próximo año. No obstante, un 53,4% considera que aún no es un momento adecuado para invertir, reflejando la cautela generalizada del sector. En medio de un escenario global competitivo y un contexto interno contractivo, la industria argentina se ve obligada a redefinir estrategias para sostener su actividad y su empleo, mientras espera mayor claridad sobre las políticas que guiarán su inserción internacional en los próximos años.
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