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  • Risotto de calabaza y gorgonzola: una versión más dulce del clásico italiano perfecto para este otoño

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/11/2025 13:15

    Risotto de calabaza y gorgonzola - Adobe Stock El contraste entre la suavidad de la calabaza y el carácter del queso gorgonzola transforma al risotto de calabaza con queso gorgonzola en un plato protagonista en cualquier mesa. Su textura cremosa y sus matices aromáticos logran una combinación sofisticada que da vida a una receta otoñal versátil, perfecta tanto para sorprender en cenas especiales como para disfrutar de un almuerzo reconfortante. El risotto de calabaza con queso gorgonzola es una creación inspirada en la cocina del norte de Italia, donde el risotto forma parte fundamental de la gastronomía regional. La calabaza aporta dulzura y color, mientras que el gorgonzola equilibra con intensidad y untuosidad. Suele maridar con vinos blancos secos como Chardonnay o Pinot Grigio, y admite variantes con nueces o hierbas aromáticas. Receta de risotto de calabaza con queso gorgonzola El risotto de calabaza con queso gorgonzola destaca por su textura melosa y su sabor profundo. La técnica tradicional exige incorporar el caldo poco a poco, removiendo constantemente para propiciar la liberación del almidón y lograr un arroz cremoso. El gorgonzola, añadido al final, sella el resultado con su perfume inconfundible. Tiempo de preparación Tiempo total aproximado: 45 minutos Preparación previa: 10 minutos Cocción de la calabaza: 10 minutos Cocción del risotto: 20-25 minutos Ingredientes 320 g de arroz arborio o carnaroli 400 g de calabaza (pelada y cortada en cubos pequeños) 1 cebolla mediana (finamente picada) 2 dientes de ajo (opcional, picados) 1 litro de caldo de verduras (mejor casero y caliente) 100 ml de vino blanco seco 80 g de queso gorgonzola 40 g de queso parmesano rallado 2 cucharadas de mantequilla 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra Sal y pimienta negra al gusto Unas hojas de salvia fresca (opcional, para decorar) Cómo hacer risotto de calabaza con queso gorgonzola, paso a paso Risotto de calabaza y gorgonzola - Adobe Stock Pela y corta la calabaza en cubos pequeños. Sofríe la calabaza en una sartén grande con una cucharada de aceite de oliva durante ocho a diez minutos hasta que quede tierna. Reserva. En la misma sartén, derrite la mantequilla junto con la otra cucharada de aceite y sofríe la cebolla (y el ajo si los usas) a fuego bajo hasta que esté transparente, evita dorar la cebolla para un sofrito óptimo. Añade el arroz y rehoga durante dos minutos, removiendo continuamente para que los granos se impregnen bien y empiecen a volverse translúcidos. Agrega el vino blanco y remueve hasta que el alcohol se evapore completamente. Incorpora la calabaza reservada y comienza a añadir el caldo caliente poco a poco, siempre removiendo y esperando a que el arroz absorba el líquido antes de añadir más. Mantén el fuego medio y repite el proceso durante unos 18-20 minutos hasta que el arroz esté cremosa y al dente. Cuando el arroz esté en su punto, apaga el fuego y añade el queso gorgonzola y el parmesano. Remueve enérgicamente hasta que los quesos se fundan completamente, logrando una textura extra cremosa. Ajusta la sal y la pimienta, tapa el risotto y deja reposar dos minutos. Sirve inmediatamente, decorando con hojas de salvia fresca y, si lo deseas, nueces picadas. ¿Cuántas porciones rinde esta receta? Esta receta rinde cuatro porciones. ¿Cuál es el valor nutricional de cada porción de esta receta? Calorías estimadas: 500 kcal por porción Grasas: 18 g Proteínas: 13 g Carbohidratos: 66 g Azúcares: 5 g Fibra: 3 g Sodio: 720 mg Cabe señalar que estas son estimaciones, y los valores nutricionales precisos dependen de los ingredientes específicos utilizados en la preparación y las cantidades de cada porción. ¿Cuánto tiempo se puede conservar esta preparación? El risotto se puede conservar en el refrigerador en recipiente hermético hasta dos días. Para recalentarlo, añade un poco de caldo o agua y calienta suavemente, sin dejar de remover hasta que recupere su cremosidad. No se recomienda congelar.

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