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Parana » AnalisisDigital
Fecha: 20/11/2025 05:09
Este miércoles por la tarde, el jurado popular de Paraná declaró no culpables a los policías Rodrigo Molina y Diego Íbalo, quienes fueron juzgados por la muerte del joven Gabriel Gusmán, ocurrida el 25 de septiembre de 2018 en el barrio Capibá. Con esta resolución, dada a conocer cerca de las 20, se cierra un caso que llevaba siete años en la Justicia. Según registró ANÁLISIS, la jornada estuvo dividida en dos etapas. Por la mañana y hasta pasado el mediodía se desarrolló el alegato de clausura de la querella autónoma, a cargo de los abogados José Iparraguirre y Rubén Pagliotto, quienes insistieron en que el jurado debía declarar culpables a los policías: a Molina como autor material del homicidio agravado por alevosía —“fue el autor del disparo”— y a Íbalo por comisión por omisión. Por la tarde, fue el turno de la defensa, representada por los abogados Miguel Ángel Cullen, Patricio Cozzi y Daniel Rosatelli, quienes reclamaron la absolución de los uniformados. El veredicto, que se conoció en el Salón de Actos del Superior Tribunal de Justicia (STJ), dice: “Nosotros el jurado por unanimidad encontramos al acusado Oscar Rodrigo Molina 'no culpable', al encontrarse justificado su accionar por legítima defensa, al encontrarse justificado también su accionar por cumplimiento de un deber o el legítimo ejercicio de un derecho autoridad o cargo". Al leer el veredicto del acusado Diego Íbalo, la representante del jurado dijo: "Nosotros el jurado por unanimidad encontramos al acusado no culpable”. Tras esa resolución, el juez técnico y vocal del Tribunal de Juicio y Apelaciones de Paraná, Alejandro Grippo, dispuso la disolución del jurado popular y agradeció la tarea de las seis mujeres y los seis hombres que lo integraron. El alegato de la querella: “Gusmán fue ejecutado” En su extensa exposición, Iparraguirre —quien comenzó el alegato— recordó que el proceso tiene la particularidad de que no hubo acusación pública, ya que el Ministerio Público Fiscal archivó la causa en 2020 al coincidir con la teoría de la defensa. Pese a ello, la querella autónoma continuó la investigación y llevó el caso a juicio. “Lo que se investigó en esta causa es un delito de homicidio agravado por alevosía”, afirmó el abogado al iniciar su alocución, según registró ANÁLISIS. Y subrayó que los siete años de trámite significaron “una pérdida de tiempo y dolor para los familiares de Gusmán, y para los imputados”. Describió el caso como “muy difícil y complejo”, tanto por la cantidad de prueba científica y pericial como por las dificultades para que declararan testigos: “Teníamos 8 testigos para declarar. Se animaron a venir sólo dos... también esta causa fue difícil y compleja porque hubo una decisión del Ministerio Público Fiscal de archivar y cercenar este proceso”. Planteó tres teorías en disputa: -La de la querella, que sostiene que fue un caso de gatillo fácil: “Estamos convencidos de que lo que sucedió fue una ejecución… ¿Por qué no lo detuvieron? ¿Por qué no esperaron la llegada de otros móviles?”. -La de la defensa de Molina, que asegura que hubo un enfrentamiento y que los policías actuaron en legítima defensa. -La de la defensa de Íbalo, que debate si su responsabilidad puede derivarse de “no hacer nada”. Iparraguirre afirmó que “a Gusmán lo ejecutaron, le reventaron la cabeza” y que cuando murió, a las “12 horas 21 minutos 24 segundos”, un móvil policial llegó apenas “catorce segundos después”, lo que demostraba que los agentes podían haber actuado de otro modo sin disparar a la cabeza. La defensa: “Cumplieron su deber” En contraposición, los defensores cuestionaron duramente la acusación de la querella. Cullen sostuvo que no había certeza siquiera sobre quién disparó: “Esta es una causa compleja. Tan compleja es que no sabemos quién disparó”. Recordó que desde el primer parte policial se dijo que ambos uniformados efectuaron un disparo y que no había razones para creer en una manipulación de la prueba. También señaló contradicciones en testimonios y mencionó situaciones de intimidación en el barrio: “Les tienen más miedo a las represalias barriales que a la policía”. El abogado defendió la legalidad del accionar policial: “Hay veces que el Estado no pena la muerte de una persona a manos de otra. Son causas de justificación”. Y remarcó que Gusmán estaba armado y disparando: “Emprende a tiros contra los funcionarios policiales, quienes hacen todo lo posible para no llegar al destino fatal”. Finalmente pidió al jurado que declarara no culpables a los imputados, que —sostuvo— “cumplieron su deber y desgraciadamente en ese cumplimiento tuvieron que dar muerte a Gabriel Gusmán”. El veredicto Tras deliberar durante varias horas, el jurado popular comunicó su decisión cerca de las 20: los policías Oscar Molina y Diego Íbalo fueron declarados no culpables. Así, luego de un proceso inédito por la ausencia de acusación fiscal y sostenido únicamente por la querella autónoma, queda cerrado uno de los casos más extensos y controvertidos de los últimos años en Paraná.
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