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» Voxpopuli
Fecha: 19/11/2025 23:52
El caso Guirula es uno de los más resonantes de la morosidad judicial en Misiones, marcado por once años de demora y episodios que pusieron en evidencia las graves falencias del sistema judicial local. Dos policías fueron condenados a prisión perpetua y otros quedaron absueltos tras un proceso que dejó al descubierto prácticas violentas y encubrimientos en las fuerzas de seguridad. Una noche trágica y un lento calvario Carlos Raúl Guirula, albañil de 34 años, murió el 19 de mayo de 2014 tras ser detenido en un motel de Posadas. El llamado inicial respondía a disturbios, pero el encargado del local reconoció que el conflicto estaba resuelto y pidió a la policía no intervenir, recomendación ignorada por la oficial Lourdes Beatriz Tabarez, quien ordenó igualmente el traslado del detenido. Durante el procedimiento, Guirula fue golpeado brutalmente: sufrió un edema cerebral, nueve costillas rotas y perforación pulmonar. Las lesiones fueron causadas por patadas y pisotones de los borceguíes policiales en la comisaría Decimotercera. Pese a las heridas, fue privado de asistencia médica, lo que derivó en su muerte. El caso estuvo envuelto en un manto de encubrimiento: los patrulleros implicados ocultaron pruebas durante más de una hora y mintieron en sus declaraciones. El expediente naufragó en la desidia judicial por más de once años. Perfil de los condenados Las penas máximas recayeron sobre Lourdes Beatriz Tabarez (42) y Ricardo Rafael Escobar (42), considerados responsables del delito de “tortura agravada seguida de muerte”. Tabarez fue señalada como la principal instigadora, liderando la detención aun cuando no existía riesgo ni motivos legítimos. Escobar, según la reconstrucción judicial, aplicó patadas y “saltó sobre la espalda” de Guirula durante el traslado a la comisaría a bordo de una camioneta Hilux. Ambos habían forjado carreras dentro de la fuerza policial, y su participación activa en el episodio configuró el núcleo de las conductas aberrantes sancionadas en el fallo. Durante el juicio, demostraron una actitud fría y distante, aunque Tabarez rompió en lágrimas al escuchar la condena. Lourdes Beatriz Tabarez y Ricardo Rafael Escobar, los policías condenados a perpetua por el asesinato de Carlos Guirula en Misiones, integraban la fuerza con experiencia previa y roles activos en la Comisaría Decimotercera de Posadas. Tabarez, de 42 años, ostentaba rango de oficial y era conocida dentro del ámbito policial por su carácter firme, llegando a ser jefa de guardia la noche del hecho. La pericial psicológica incorporada al expediente la definió con “impulsos agresivos y personalidad con rasgos psicopáticos”, lo que impactó en el desarrollo de su carrera y su accionar durante el procedimiento que derivó en la muerte de Guirula. Ricardo Rafael Escobar, también de 42 años, tenía mayor antigüedad en la fuerza y era considerado suboficial responsable de patrullaje. Su trayectoria estaba marcada por tareas rutinarias y apoyo en procedimientos nocturnos, aunque no se registra que haya tenido sanciones administrativas graves previas al crimen. Sin embargo, en este caso fue el ejecutor directo de golpes y maniobras brutales sobre la víctima, tal como acreditaron testigos y los resultados forenses, que lo identificaron por “saltos sobre la espalda” y patadas a Guirula durante el traslado en la camioneta policial. La investigación de sus antecedentes no revela procesos disciplinarios previos significativos, pero sí destaca que ambos tenían plena formación en procedimientos policiales y que sus acciones la noche del hecho se apartaron de los protocolos habituales, configurando el delito de tortura agravada seguida de muerte por el que resultaron finalmente condenados a prisión perpetua. Absueltos El Tribunal Penal Dos de Posadas absolvió a otros dos ex policías, Carlos Alberto Zidorak (37) y Claudio Marcelo Servián, amparados en el beneficio de la duda por el delito de omisión. Otros dos, Lucas Nahuel Saravia Allosa (37) y Carlos Alberto Da Silva (34), recibieron condenas menores de cuatro años por omisión, pero recuperaron la libertad inmediatamente al haber cumplido ese tiempo en prisión preventiva. Allosa fue además absuelto por la acusación de “vejaciones”. De esta manera, solo Tabarez y Escobar purgarán condena perpetua, mientras los demás recuperaron su libertad tras la lectura del fallo, sellando una historia que muestra tanto la morosidad judicial como la ambigüedad de los procesos de responsabilización en hechos de violencia institucional. La justicia postergada: ¿borrón y cuenta nueva? El caso Guirula fue emblemático por la vergonzosa demora procesal y las maniobras de encubrimiento dentro de la policía, ilustrando cómo la morosidad judicial puede profundizar el dolor de las víctimas y allanar el camino para la impunidad de los agresores. El fallo llega tarde, arrastrando once años de sufrimiento para la familia Guirula y dejando en evidencia que, en Misiones, la justicia puede tardar tanto que parece que nunca llegará. El caso Wasyluk: otro crimen bestial El caso de Miguel Wasyluk, un detenido que murió tras ser sometido a una brutal sesión de golpes en una comisaría de Oberá, Misiones, en abril de 2011, fue uno de los más emblemáticos de violencia institucional en la provincia. Wasyluk fue detenido en la ruta provincial 103 y llevado a la comisaría donde, según se probó, fue sometido a torturas que causaron su muerte horas después. El juicio oral comenzó años después y tuvo como acusados a trece policías. El Tribunal Penal Uno de Oberá dictó condenas de prisión perpetua para tres de ellos: Pedro De Mattos, Carlos Gómez y Ricardo Rodríguez, por tortura seguida de muerte. Además, aplicó penas de 5 y 8 años a otros dos policías por omisión o complicidad y absolvió a siete por el beneficio de la duda, incluyendo a Luis Alberto Silva, quien años después fue detenido por violencia de género. La brutalidad infligida a Wasyluk incluyó golpizas, malos tratos y la destrucción de órganos internos. La condena a prisión perpetua para tres policías fue un fallo histórico para Misiones que evidenció la sistemática violencia en algunos sectores de la fuerza policial y la tardanza judicial para hacer justicia. En resumen, el caso tuvo: – 3 policías condenados a prisión perpetua. – 2 policías con condenas menores (5 y 8 años). – 7 policías absueltos por el beneficio de la duda. – Un proceso judicial que tardó casi una década en culminar, ya que los asesinos de Hugo Miguel Wasyluk fueron condenados a prisión perpetua el 14 de diciembre de 2021 por el Tribunal Penal Uno de Oberá, una década después del espantoso crimen.
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