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» tn24
Fecha: 19/11/2025 00:31
Una inesperada disputa interna sacudió a La Cámpora luego de que Máximo Kirchner desautorizara públicamente —aunque por vías informales— a la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, por su postura frente al gobierno de Axel Kicillof. El conflicto estalló después de que desde el municipio quilmeño dejaran trascender que, ante la falta de fondos para obras clave en el Presupuesto 2026, Mendoza había pasado a “modo opositora responsable”. La frase fue interpretada como un distanciamiento político del gobernador bonaerense en un momento de alta tensión dentro del peronismo provincial. Pero la respuesta del líder camporista no tardó en llegar. “Máximo no es un opositor responsable. Es parte del oficialismo de la provincia de Buenos Aires”, remarcaron desde su entorno, en una señal directa hacia la jefa comunal, considerada una de sus aliadas más cercanas. El episodio se agravó porque Mendoza se ausentó de un acto por el Día de la Militancia realizado en la Universidad Nacional de Quilmes, donde Kicillof fue el orador principal. No apareció como anfitriona —algo que suele ser habitual— ni tuvo contacto con el gobernador. En su entorno justificaron la ausencia con el recorte de fondos provinciales para las obras de los arroyos San Francisco–Las Piedras, lo que habría profundizado el malestar. Sin embargo, cerca de Máximo Kirchner buscaron ordenar la interna y bajaron un mensaje claro: La Cámpora “es parte del gobierno de Axel”, con ministros, legisladores e intendentes dentro del esquema oficialista. Y señalaron que cualquier reclamo debe hacerse “dentro del marco del oficialismo”, no desde una posición de autonomía política. El cruce dejó al descubierto las tensiones persistentes entre el camporismo y el kicillofismo. En La Plata respondieron con ironía: “Parece que los diputados responden a Mayra, porque no dictaminaron el financiamiento en la comisión”. Y en voz de referentes como Mario Secco, el mensaje fue aún más directo: “Tienen que ayudar. No tienen que poner palitos en la rueda. Tienen que votar el presupuesto, el endeudamiento y la ley impositiva”. El conflicto interno también expuso las diferencias que arrastra La Cámpora con Kicillof desde hace meses, acentuadas por el distanciamiento del gobernador con Cristina Kirchner. No obstante, cerca del hijo de la expresidenta aseguran que la línea política sigue siendo la unidad del peronismo bonaerense: cualquier fractura, creen, debilita al espacio en su conjunto. En medio de estas fricciones, cada sector deslinda responsabilidades sobre un eventual quiebre. En Gobernación advierten que “todo está roto”, pero remarcan que no se detendrán en las internas. En el camporismo, en cambio, el mensaje bajado por Máximo Kirchner busca ordenar filas: reafirmar el lugar de la agrupación dentro del oficialismo y marcar límites a quienes intenten despegarse del esquema provincial en un contexto político cada vez más delicado.
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