18/11/2025 18:57
18/11/2025 18:57
18/11/2025 18:57
18/11/2025 18:56
18/11/2025 18:56
18/11/2025 18:56
18/11/2025 18:56
18/11/2025 18:56
18/11/2025 18:55
18/11/2025 18:55
» Diario Cordoba
Fecha: 18/11/2025 17:40
Estamos acostumbrados a que las plantas florezcan, de un modo u otro, una vez al año, con lo que este proceso se convierte en un ciclo preciso y predecible. Y, sin embargo, la naturaleza no es algo sistemático y uniforme, ni siquiera en este aspecto. Hay plantas que florecen nada menos que una sola vez cada 120 años. Esto es lo que ocurre con una especie de bambú negro que crece en Japón, concretamente la variedad henón, Phyllostachys nigra var henonis. Se trata de una planta que presenta la particularidad de florecer una sola vez en toda su vida, para lo que necesita 120 años. Una vez que se produce esta floración, estos bambús mueren, dando lugar a campos abiertos y despoblados, hasta que, al cabo de unos años, crece una nueva generación de plantas. Floraciones 'a destiempo', como la de 2020 La última gran floración del bambú negro henón tuvo lugar en 1908, con lo que se espera el próximo evento para 2028. Sin embargo, hay algunas poblaciones de esta planta que presentan floraciones ‘a destiempo’, intercaladas entre estas fechas, y que se producen al margen del ciclo general. La variante henon es una de las que tiene el bambú negro de Japón / Agencias Uno de estos episodios tuvo lugar en 2020 y permitió a los científicos analizar qué sucede durante estas floraciones, pues lo infrecuente de las mismas hace que el sistema reproductivo de este bambú esté aún lleno de numerosas incógnitas. Florecen, pero no producen semillas viables Los investigadores de la Universidad de Hiroshima que analizaron lo sucedido en 2020 descubrieron algo totalmente inesperado: aunque la amplia mayoría de las plantas de esta población de bambú negro floreció, ninguna de ellas produjo semillas viables, es decir, capaces de germinar. Esto supone que esta especie no depende de la reproducción sexual para mantener su ciclo vital. Pero, mientras la ciencia trata de dilucidar este aspecto, lo que también descubrieron estos investigadores es que el terreno donde viven estas poblaciones de bambú queda desierto durante tres años después de la floración, cuando mueren las plantas. Tres años después, o incluso más, vuelve a crecer la planta. Las poblaciones de bambú acogen una gran biodiversidad / Agencias Este hecho causa cierta preocupación a los expertos, porque durante este tiempo sin bambú, el ecosistema queda totalmente transformado desde un terreno densamente ocupado por vegetación, con sus correspondientes especies asociadas, a una especie de desierto desprovisto casi totalmente de biodiversidad. El oso panda se alimenta de bambú Esta situación conlleva consecuencias para los animales que viven allí, desprovistos del amparo que les ofrecía una selva de bambú, con todos sus recursos. Por ello, los científicos creen que habrá que tomar medidas para gestionar adecuadamente esta situación y para que la biodiversidad se resienta lo menos posible. Osos panda alimentándose de bambú / Agencias El bambú, por ejemplo, sirve de alimento a especies de gran valor, como el oso panda. Esta variante henón de bambú negro no es la única especie de esta planta que presenta largos periodos entre floración y floración. El Phyllostachys bambusoides necesita un periodo más o menos idéntico, y otras requieren algunas décadas.
Ver noticia original