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» El Sur Diario
Fecha: 17/11/2025 18:33
El Puerto de Cabotaje fue la primera puerta de entrada a Villa Constitución y a toda la zona productiva que lo rodea. En los tiempos fundacionales no existía un acceso amplio al río: solo senderos de pescadores y huellas de hacienda que bajaba a beber. La bajada actual era apenas un trazo inclinado y difícil, que conectaba precariamente el borde de barranca con la naciente trama urbana. En 1860, el presbítero Elías Vossen impulsó la apertura de una bajada más definida. La obra fue tosca y empinada, pero permitió consolidar el primer acceso real al futuro puerto. En aquellos años el tránsito fluvial era vital: vapores como *El Primer Argentino* unían Rosario, San Nicolás, Obligado y Buenos Aires, y diversas embarcaciones comerciales hacían escala en Villa Constitución, según consta en avisos del diario La Capital de Rosario de 1867 y 1868. Mercaderías, pasajeros y los primeros embarques El puerto natural funcionó como punto clave de embarque. En 1877 se enviaron 4.850 kilos de papas desde allí; en 1943, por el mismo muelle, se exportó producción local por un valor de un millón de pesos de aquellos tiempos. El movimiento incluyó no solo pasajeros sino también mercancías, productos de la tierra y provisiones para la región. La necesidad de una bajada formal Con el avance del puerto de ultramar iniciado en 1888, la primitiva bajada quedó abandonada durante décadas. Recién en 1902 los vecinos solicitaron la construcción de una bajada adecuada. La Comisión de Fomento optó por recomponer la existente, corrigiendo su fuerte declive. Las obras fueron adjudicadas a José Agnese y Carlos Santiá, con supervisión del agrimensor José E. Madariaga. La bajada quedó inaugurada el 9 de febrero de 1903. El largo camino hacia un puerto real Desde 1903 comenzaron gestiones para concretar un puerto de cabotaje. La Comuna, presidida por Gerónimo Cafferata, viajó a Buenos Aires y obtuvo el compromiso del Ministerio de Obras Públicas para proyectar la obra y enviar un ingeniero nacional. En 1904 llegaron los primeros planos y se iniciaron estudios de dominio público sobre la ribera. Pese a las gestiones, los avances fueron lentos. El Centro Pro-Fomento, presidido por Juan Milich, continuó insistiendo ante autoridades nacionales entre 1907 y 1908. Durante todos esos años el “puertito” siguió operando de forma rudimentaria mediante planchones para carga y descarga. Obra definitiva: el proyecto de 1922 El impulso final llegó en 1920 con nuevas gestiones encabezadas por el Dr. Juan E. Milich y el apoyo del diputado nacional por Santa Fe Jorge Raúl Rodríguez. En 1922 comenzaron las obras dirigidas por el ingeniero Ducós. El 8 de noviembre de 1924 un decreto del presidente Marcelo T. de Alvear autorizó obras complementarias y un presupuesto adicional de $675.518,15. Finalmente, por decreto del 9 de septiembre de 1925 se autorizó la habilitación del puerto. El 9 de noviembre de 1925 el Ministerio de Obras Públicas entregó formalmente las instalaciones: bajada y terraplén pavimentado, un muelle de madera dura de 45 metros con guinche y vías, una dársena de 100 metros, defensas, un galpón de cemento armado de 640 m² y la Estación Fluvial. Terraplén, rellenos y ampliaciones Toda la superficie portuaria —unos 60.000 m²— fue ganada al río mediante dinamita y rellenos con arena y balsas de rejillas cargadas con piedras. En 1926 se levantaron galpones de zinc y un elevador anexo. Luego, nuevas ampliaciones incluyeron un galpón-depósito (incendiado en 1957), una dársena adicional y calles pavimentadas. Buques, mercancías y un rol industrial clave El Puerto de Cabotaje recibió embarcaciones de ultramar, buques de guerra nacionales y extranjeros, como el crucero inglés Danae en 1931. También operó cargas siderúrgicas provenientes de Acindar y Siderurgia Argentina cuando sus puertos estaban saturados, consolidándose como un auxiliar estratégico para la industria del acero. Durante décadas se descargó arena, pedregullo, chatarra, pescado y funcionó un servicio de lanchas de pasajeros hacia Gualeguay. En 1977 se demolió la Estación Fluvial de 1922, que nunca cumplió su función original, y en su lugar se inauguraron oficinas de la Dirección de Puertos en 1978. MIRADOR CENTENARIO PLAZOLETA DE LA BAJADA Construida en 1925 por la Dirección de Obras Públicas de la Nación como parte de las obras del Puerto de Cabotaje, la plazoleta de la bajada fue dotada de murallón, barandas, árboles, bancos y luz eléctrica. La erosión de los elementos naturales, sin embargo, ha reducido su superficie con el paso de las décadas, obligando incluso a reubicar tramos del murallón original. Su denominación también tuvo cambios. Hasta 1940 fue conocida como “Plazoleta Ingeniero Ducós”. Luego apareció en algunos planos como “Plazoleta Dr. Juan E. Milich”, en reconocimiento al impulso del médico y dirigente para la construcción del puerto. En 1941, una Comisión Vecinal propuso ese homenaje e incluso se construyó un monolito para colocar una placa recordatoria, pero nunca se inauguró. La placa fue hallada en 1976 y hoy se conserva en el Museo Histórico local.
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