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» Diario Cordoba
Fecha: 14/11/2025 12:23
Desnudar a la familia de uno mismo, desnudarse, es quizá el ejercicio más abrupto que puede realizar un escritor, pero hay veces, casi por accidente, que la realidad nos devuelve nuestro propio reflejo y no podemos quedar impasibles ante ello. Eso fue lo que le ocurrió al fotoperiodista Guillermo Carazo cuando en plena pandemia del Covid se dio cuenta de que una antigua fotografía analógica que tomó hacía años a su abuela, Facunda, a la que ya por entonces el alzhéimer descolocaba las piezas del puzle de su memoria, se estaba velando. Una metáfora perfecta (y a la vez maldita) de cómo los recuerdos se desvanecían en su memoria, precisamente en un momento, el del confinamiento, que eran más importantes que nunca. De alguna forma vivimos en parte en el recuerdo que los otros tienen de nosotros y cuando ese recuerdo desaparece, nosotros también nos desvanecemos un poco. Con ese afán de "fijar" un pasado, una vida, y que no se olvide, nació 'Facunda' (editorial Comisura), un fotolibro donde Carazo traza una historia familiar atravesada por el alzhéimer, pero también por los grandes asuntos sociales de las últimas décadas: la migración del campo a la ciudad, el impacto de las drogas en los años 80, el cuestionamiento de las estructuras familiares y la creciente importancia del trabajo de los cuidados. Vita del libro 'Facunda', editado por Comisura y que se presenta esta semana en Barcelona. / Pablo Martinez Pineda En el proceso, el fotoperiodista grabó la voz de su abuela en numerosas conversaciones, tomó sus imágenes y, como si fuera un investigador, un arqueólogo, comenzó a documentarse buceando en la historia familiar, hablando con su tía y su madre, y sobre todo visitando numerosa documentación, entre ellos informes geriátricos de Facunda y álbumes antiguos. Hechos traumáticos que marcan una vida "Cuando empecé con el libro me di cuenta de que había tres pilares que tenía que estudiar para entender la vida de mi abuela. El primero, la desruralización. Mi familia es murciana, de una pedanía pequeña llamada Navares, donde se dedicaban a la huerta y a criar conejos. De allí se marchan a la ciudad, a San Fernando de Henares, una ciudad dormitorio, a montar un negocio, una pollería donde venderían pollos y conejos. Toda la familia estuvimos ahí de pequeños", relata Carazo a EL PERIÓDICO poco antes de que presente su libro junto a la también periodista y escritora Lucía Lijtmaer en Can Basté de Barcelona, donde se exhibirá una exposición sobre Facunda. El segundo hilo que teje esta obra fueron los "hechos traumáticos" que marcaron la vida de su abuela, sobre todo el fallecimiento de su marido en un accidente de tráfico al poco de mudarse a Madrid. Una desgracia que por suerte no segó más vidas en el resto de la familia, que iba camino de la celebración de una boda. Bucear en el pasado familiar llevó a Carazo a conocer que aquel día, en vez de estar acicalándose para la boda, su abuelo había estado trabajando en un negocio de estraperlo que le permitía ganar un dinero extra para mantener a la familia. Era el contrabando de tabaco, del que varios cartones de cigarrillos esturreados por la carretera dieron cuenta de aquel fatídico día tras al accidente. El fotoperiodista Guillermo Carazo, junto a su abuela Facunda, en una imagen del archivo familiar. / EL PERIÓDICO Durante años Facunda guardó un riguroso luto, prohibiendo a sus hijos ir a las fiestas de los pueblos y tejiendo una tela negra que cubrió la televisión de la casa durante años. Otra "letanía sostenida en el tiempo" que marcó la vida de su abuela fue la drogadicción de su hijo primogénito, Juan, consumidor de heroína y cocaína. "Mi abuela vivió en casa con él hasta que tenía cuarentaytantos años y falleció tirado en una cuneta en Vallecas con sobredosis", rememora el fotoperiodista, que recuerda cómo antes del alzhéimer, en 2013, Facunda tuvo una enfermedad grave que hizo temer por su vida. La mujer, clave en los ciudados "Quiero pensar, y es de alguna manera una mirada holística en la que no profundizo apenas en el libro, que el alzhéimer puede llegar a ser una especie de mecanismo que genera el cerebro humano para ayudarte a olvidar hechos traumáticos que no han sido gestionados", deja abierta la puerta el periodista, que pone también el foco en los detalles de género de la propia enfermedad: dos de cada tres personas que padecen alzhéimer son mujeres. A partir de los 55 años, de hecho, la enfermedad afecta al 7,1% de las mujeres, frente al 3,3% de los hombres. En 2018, en España, el alzhéimer provocó 14.929 muertes, de las cuales 10.475 fueron mujeres. Carazo también aprovecha el libro para reivindicar el papel de la mujer en los cuidados, algo tan indispensable y tan invisibilizado. Según el CSIC, el 89% de quienes asumen las tareas de los cuidados son mujeres, principalmente trabajadoras migrantes en situaciones precarizadas e hijas de entre 45 y 65 años. "Mi madre y mi tía se han hecho cargo de todo", enfatiza al respecto Carazo, que de alguna manera no solo fija el recuerdo de su abuela con 'Facunda', sino que sitúa en el plano de la fotografía a las mujeres como, una vez más, protagonistas indispensables de la vida y el cuidado. Durante este intenso trayecto Carazo admite que ha ido creciendo. “Ha sido muy nutritivo ya que me permitió estar más con mi madre, con mi tía y con mi abuela hablando de cosas quizás no tan habituales y alejadas de lo cotidiano", señala el autor, que dice que su familia le transmitió cierto "pudor" por vaciar públicamente el baúl de los recuerdos familiares, pero cree que proyectos así son "necesarios: "A mí me habría encantado conocer historias cercanas sobre la enfermedad de alzhéimer para poder cuidar mejor mi ecosistema familiar. Ahora espero que este proyecto le llegue a personas que vivan cercanas a las enfermedades neurodegenerativas y que podamos compartir un diálogo, un aprendizaje".
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