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  • Aduana Vieja de Concepción del Uruguay: símbolo, río y legado

    Parana » Uno

    Fecha: 14/11/2025 09:11

    En el marco de los 25 años del Diario UNO de Entre Ríos, se pone en valor uno de los edificios más emblemáticos de la provincia: la antigua Aduana de Concepción del Uruguay . Su historia está profundamente ligada al desarrollo del comercio fluvial, a los procesos políticos del Siglo XIX y a la figura del general Justo José de Urquiza, cuyo liderazgo marcó el destino del Litoral argentino. El edificio de la Aduana Vieja materializó los conflictos internos que enfrentaron a Buenos Aires y el Litoral durante el Siglo XIX . Aquellas tensiones , que culminaron con la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852 entre Urquiza y Juan Manuel de Rosas , dieron origen a la libre navegación de los ríos y a la instalación de las aduanas nacionales en el litoral fluvial argentino . Concepción del Uruguay , convertida en puerto de ultramar , concentró desde entonces un importante movimiento de exportación e importación , principalmente por la intensa actividad de los saladeros instalados en la región. Un edificio con historia: la Aduana Vieja, símbolo del comercio fluvial entrerriano Edificio de la Aduana Vieja (1).jpeg Pasado. Fotografía del edificio de aproximadamente 1870. El investigador y administrador del grupo de Facebook "Concepción del Uruguay, pasado y presente", Jorge Miguel Haidar, destacó la relevancia que tuvo este punto estratégico en la historia económica del país. "Fue muy importante, ya que allí llegaban los barcos con inmigrantes y además éramos puerto de ultramar, porque arribaban barcos para la comercialización de productos, principalmente del Saladero Santa Cándida, propiedad del general Justo José de Urquiza", señaló. Haidar agregó que "además de la rivalidad que existía entre Buenos Aires y Entre Ríos, que terminó con la Batalla de Caseros entre el general Urquiza y Juan Manuel de Rosas el 3 de febrero de 1852", la Aduana simbolizó el inicio de una nueva etapa de apertura y desarrollo para el Litoral. "Fue realmente un puerto muy importante para la libre navegación que impulsó Urquiza, además de ser un puerto clave para todo el Litoral", subrayó. Embed La construcción del edificio comenzó en 1848 bajo la dirección del arquitecto Renón y continuó hasta 1852, cuando fue asumida por el arquitecto Fosatti, quien culminó la primera etapa en 1859. Su diseño, dispuesto sobre un eje de simetría axial, cuenta con un acceso principal enmarcado por un pórtico avanzado de estilo italianizante. La cubierta plana original se mantiene sostenida por vigas de quebracho labradas a mano. La estructura fue levantada con mampostería de ladrillos asentados en cal y arena, y según la tradición, estos ladrillos fueron fabricados en el Saladero Santa Cándida. Uno de los elementos más llamativos del edificio es la torre-mirador, de planta cuadrada y remate octogonal con almenas, que le otorga un carácter distintivo dentro del paisaje urbano. Este rasgo constituye su elemento arquitectónico más singular y representa la influencia de la arquitectura rural litoraleña de mediados del Siglo XIX. El edificio perteneció a la Aduana que funcionaba en el sector portuario sur, correspondiente al primer puerto de Concepción del Uruguay. Durante décadas, fue el centro de control del comercio regional y nacional, punto de llegada de embarcaciones de ultramar y puerta de entrada de inmigrantes y mercancías. Su relevancia se sostuvo hasta 1887, cuando la construcción del nuevo puerto de Concepción redujo progresivamente la actividad comercial y naviera del puerto viejo. A partir de entonces, la Aduana dejó de cumplir su función original y pasó a albergar dependencias del Ministerio de Obras y Servicios Públicos de la provincia. En 1972, el edificio cobró un nuevo protagonismo al convertirse en sede de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), lo que permitió su conservación y reinserción en la vida institucional de la ciudad. Este nuevo uso garantizó su mantenimiento y le otorgó un rol educativo y social, preservando al mismo tiempo su valor histórico y arquitectónico. El 3 de abril de 1991, el antiguo edificio de la Aduana fue declarado Monumento Histórico Nacional, reconocimiento que lo incorporó oficialmente al patrimonio cultural argentino. Esta distinción reafirmó su importancia como testimonio del proceso de organización nacional y del desarrollo portuario que definió la identidad del Litoral entrerriano. La Aduana Vieja de Concepción del Uruguay no solo es una obra arquitectónica de valor excepcional, sino también un símbolo profundo de la historia económica, social y política del Litoral argentino. En sus muros aún resuena el eco del bullicio de los trabajadores portuarios, el crujir de las embarcaciones que llegaban desde tierras lejanas y la esperanza de los inmigrantes que encontraban en estas costas una nueva oportunidad. Cada ladrillo guarda el testimonio silencioso de un tiempo en que los ríos eran las arterias del país y el comercio fluvial marcaba el pulso del progreso y la unión entre los pueblos. Más de siglo y medio después, la Aduana Vieja sigue en pie, imponente, recordando la visión modernizadora de Urquiza y la vocación federal que dio identidad a Entre Ríos. Es un legado vivo, que invita a mirar el pasado con orgullo, valorar la memoria colectiva y proyectar hacia el futuro la misma fuerza emprendedora y solidaria que forjó la historia de esta tierra noble. En este marco especial, al celebrarse los 25 años del Diario UNO, el edificio se erige como testigo del compromiso con la verdad, la historia y la comunidad. Cada piedra, cada ventana, parece resonar con las páginas escritas por generaciones de periodistas que, como los trabajadores del puerto, construyeron día a día un espacio de conocimiento, información y diálogo. La Aduana Vieja y Diario UNO se encuentran así, unidos por el tiempo y la memoria, recordándonos que preservar la historia y difundirla es también un acto de amor por nuestra identidad y nuestro Litoral. Sus muros parecen susurrar historias de perseverancia, esfuerzo y solidaridad; evocan la fuerza de quienes soñaron y trabajaron por un país más unido, mientras nos inspiran a continuar valorando la palabra, la cultura y la memoria que nos conecta con nuestra propia historia, recordándonos siempre la importancia de custodiar y transmitir nuestro patrimonio a futuras generaciones con respeto y pasión.

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