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Paraná » 9digital
Fecha: 14/11/2025 05:24
En una jornada marcada por los cruces entre abogados y llamados de atención del juez Alejandro Grippo, el juicio por jurados que busca determinar cómo sucedió la muerte de Gabriel Gusmán en el barrio Capibá en 2018 dio un giro institucional: se citó como testigo al Procurador General de la Provincia, Jorge García. La decisión busca esclarecer por qué el Ministerio Público Fiscal intentó archivar la causa en múltiples oportunidades, impidiendo que llegara a juicio. El fiscal Gonzalo Badano, que declaró como testigo, aseguró no haber participado en las instancias recursivas que impulsaron el archivo. Su testimonio dejó vacíos clave: no supo explicar por qué se rechazó la constitución de querellantes autónomos ni por qué se avaló el cierre del expediente. Ante esto, los abogados querellantes José Iparraguirre y Rubén Pagliotto pidieron que García reconozca los escritos que firmó en tres oportunidades, oponiéndose a la continuidad de la acción penal por vía privada. “Es inentendible, más aún con el nuevo Código Procesal Penal que contempla expresamente esa facultad”, sostuvo Pagliotto. La jueza de Garantías Elisa Zilli había rechazado el planteo del Procurador, y tanto la Cámara de Apelaciones como la Casación ratificaron su decisión. El juicio se desarrolla en el Salón de Actos del Poder Judicial, con los policías Rodrigo Molina y Diego Ibalo como acusados. A Molina lo defienden Daniel Rosatelli y Miguel Cullen; Ibalo es representado por Rosatelli y Patricio Cozzi. Durante su declaración, Badano relató que concurrió al lugar del hecho junto al fiscal Franco Bongovani, en medio de una situación de violencia entre bandas. Aseguró que la Policía debió custodiar a los funcionarios por los disparos cruzados. Según su reconstrucción, Gusmán habría disparado contra los agentes al verse sorprendido, lo que derivó en una persecución y en el desenlace fatal. “No fue un caso de gatillo fácil”, afirmó, y sostuvo que los policías actuaron dentro de sus facultades legales. Sin embargo, las pericias presentadas generan dudas. La ropa de los policías fue entregada dos días después del hecho, los dermotest dieron negativos y el arma de Molina no mostró rastros de disparo, aunque una vaina encontrada junto al cuerpo de Gusmán pertenecía a esa pistola. Badano explicó que a veces no se detectan restos de pólvora, pero admitió no ser especialista. El arma de Gusmán sí dio positivo. El médico forense Luis Moyano declaró que el disparo que mató a Gusmán ingresó de atrás hacia adelante, de izquierda a derecha y levemente de abajo hacia arriba, mientras el joven estaba en movimiento. Un vecino testigo aseguró haber visto a Gusmán correr, saltar alambrados y luego detenerse con las manos en alto antes de caer. También afirmó que lo vio disparar contra los policías. La tensión en la sala escaló cuando Cullen y Pagliotto se cruzaron en pleno interrogatorio. Grippo debió intervenir para restablecer el orden. Este viernes continúa la reconstrucción del hecho, mientras se espera la declaración del Procurador García, quien o puede hacer por escrito o ir al juicio que ya no solo interpela la actuación policial, sino también el rol del Ministerio Público Fiscal en el acceso a la justicia.
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