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» tn24
Fecha: 13/11/2025 18:55
El Gobierno Nacional analiza convocar a la conducción de la CGT antes de presentar públicamente la versión final de la reforma laboral que enviará al Congreso para su tratamiento en sesiones extraordinarias. En Balcarce 50 observan con buenos ojos el perfil de la nueva cúpula cegetista encabezada por Octavio Argüello, Jorge Sola y Cristian Jerónimo, y evalúan retomar el vínculo en un contexto donde la discusión sobre la “modernización” del sistema laboral avanza de modo reservado dentro del Consejo de Mayo. La posibilidad de un nuevo encuentro surgió luego de un cruce breve pero significativo entre el ministro del Interior, Diego Santilli, y los titulares de la CGT durante la Conferencia Anual de la UIA. A pesar de los gestos iniciales, en el Gobierno admiten que la redacción final de la reforma seguirá siendo potestad de la Casa Rosada y que incluso podría enviarse la invitación a la central sin modificar el texto en preparación. En paralelo, el Consejo de Mayo mantiene reuniones periódicas, donde la representación sindical recae en el titular de la UOCRA, Germán Martínez. En ese espacio, Martínez dejó en claro que la central obrera mantiene un rechazo firme a cualquier iniciativa que recuerde al DNU 70, posición que la conducción ratificó por escrito tras su último encuentro con los funcionarios. La CGT ya inició conversaciones con gobernadores para bloquear eventuales artículos que consideren “antisindicales”, en particular aquellos vinculados a limitar la ultractividad de los convenios, modificar las condiciones de convocatoria a asambleas o introducir cambios profundos en el financiamiento gremial. El ministro Luis Caputo, por su parte, adelantó que la reforma buscará incentivar la formalización laboral mediante una reducción de cargas patronales y nuevos regímenes para el empleo. Aun así, en la Casa Rosada destacan que la nueva conducción cegetista representa una renovación que consideran “positiva” y más proclive al diálogo. Cristian Jerónimo, uno de los tres cotitulares, ya anticipó que la central no negociará “a ciegas”, pero se mostró dispuesto a sentarse en una mesa de trabajo. Ese equilibrio entre expectativa y cautela marca el clima previo a una reforma que el oficialismo considera central para su agenda económica y que, antes de llegar al Congreso, podría tener un capítulo clave en la relación con los sindicatos.
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