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» Diario Cordoba
Fecha: 13/11/2025 03:37
Asturias participa en el foro ‘España 360’, el primer encuentro de comunidades autónomas que Prensa Ibérica celebra en Madrid los días 25, 26 y 27 de noviembre y que abordará las cuestiones que más preocupan a los ciudadanos, compartiendo aprendizajes y conectando a nuestro país a través de una conversación constructiva entre autonomías. Asturias lleva envuelta en el mantra de “la necesidad de un cambio del modelo productivo” desde la reconversión industrial de los años ochenta y noventa, que supuso el principio del fin de la minería, un giro drástico en el sector naval y un punto y aparte para la siderurgia, con la pérdida de miles de empleos. Aquel seísmo en los pilares económicos de la región, casi paralelo al proceso de Transición política, provocó que las tres últimas generaciones hayan crecido en medio de una incertidumbre laboral cuyo mayor reflejo ha sido el éxodo de muchos jóvenes, obligados a dejar este trozo de mapa acostado sobre el Cantábrico que antaño creció en población de manera explosiva al calor de las fábricas. Los ahora llamados “millennials” han tenido que emular a sus tatarabuelos para ganarse el pan, aunque cambiando como destino Cuba, Venezuela o Argentina por Madrid, Barcelona, Londres u otras grandes ciudades europeas. Una tendencia que, ahora sí, podría aminorarse o incluso invertirse gracias a un cúmulo de cambios en buena medida sobrevenidos. Asturias está por fin en condiciones de hacer de su necesidad, virtud. Toca que sus dirigentes acierten con las medidas fiscales y de promoción empresarial. La primera de esas transformaciones es el proceso de descarbonización, que afecta al corazón socioeconómico de la región desde hace dos centurias. Un reto mayúsculo. Los acelerados plazos fijados inicialmente por el Gobierno central, al son de las políticas verdes europeas, estuvieron a punto de estrangular muchos de los proyectos, pero al mismo tiempo sirvieron para que Asturias se pusiera las pilas, cogiendo ventaja con respecto a otros territorios. Fruto de este forzado cambio de dirección ha sido la conversión de centrales térmicas en factorías de hidrógeno verde o el fuerte desarrollo de las renovables, como la eólica que puebla los montes. Y la diversificación del puerto gijonés de El Musel, tradicionalmente granelero y pieza clave para la actividad de una parte del Noroeste español. La otra gran oportunidad industrial se ha abierto hace apenas unos meses con el sector de la defensa. La guerra en Ucrania y la mutación de los intereses geopolíticos de Estados Unidos han empujado a Europa a presupuestar miles de millones de euros para el desarrollo armamentístico. Y ahí Asturias tiene mucho que decir porque acumula décadas de experiencia. Por eso, casi de la noche a la mañana, se han puesto sobre la mesa nada menos que cinco proyectos para levantar plantas. Uno de ellos, a través de la adquisición de un enorme taller en Gijón por parte de Indra, ya está en pleno desarrollo. Turistas disfrutando de un día de playa / Marcos León A un ritmo más lento, pero sin pausa, se está produciendo el cambio del modelo turístico. Desde la pandemia, cuando muchos descubrieron el Principado como un tranquilo destino de mar y montaña, el número de visitantes no ha dejado de crecer. La condición de “refugio climático” de Asturias frente a otras latitudes con temperaturas tórridas ha consolidado más aún esta tendencia, apoyada también en las mejores comunicaciones gracias a la apertura de la Variante de Pajares para la alta velocidad ferroviaria y a la ampliación de conexiones del aeropuerto. El proceso está propiciando un crecimiento del sector terciario basado en hoteles y terrazas, que ha traído aparejada una importante llegada de inmigrantes, especialmente a Oviedo y Gijón. La sangría demográfica no solo se ha frenado, sino que hay brotes verdes en un censo envejecido y en declive desde hace década y media. El debate para evitar la masificación turística y todas sus consecuencias se ha abierto de par en par en una comunidad que hasta ahora se había vacunado con aceptable éxito ante la epidemia de la especulación urbanística. Una sensibilidad medioambiental que tiene su paradójico contrapunto en el abandono del medio rural, causa de muchos de los incendios que asolaron cientos de hectáreas este verano, especialmente, en las “alas” oriental y occidental. Este movimiento de piezas en el tablero nacional e internacional permite que Asturias tenga ante sí la oportunidad de iniciar una nueva etapa, aceptando como inevitable un cambio estructural con menor peso de la industria tradicional en favor de otros sectores. Todo ello sin renunciar a sus señas identitarias, plenamente aceptadas por la inmensa mayoría de los ciudadanos.
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