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» Voxpopuli
Fecha: 12/11/2025 17:49
Sin embargo, la insistencia del Gobierno ultraderechista de Javier Milei en sostener este esquema choca de frente con las recomendaciones de organismos internacionales clave, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las expectativas de influyentes sectores económicos en Estados Unidos, que generalmente abogan por la desregulación total del mercado cambiario. La Triple Justificación para un Dólar «Controlado» Caputo delineó tres pilares fundamentales para defender el esquema de bandas como la opción «superadora» para Argentina en la actualidad: Vulnerabilidad Extrema: El argumento central es la hipersensibilidad del país a cualquier perturbación, sea política (interna) o económica (externa). Una flotación libre, según el ministro, exacerbaría esta volatilidad, generando incertidumbre y crisis. Mercado «Poco Profundo»: El funcionario destacó la escasa liquidez y tamaño del mercado cambiario argentino. La operativa diaria es tan reducida (ejemplificó con operaciones de solo u$s13 millones en las primeras horas) que una flotación libre en un mercado tan poco «serio» podría ser manipulada o generar saltos desmedidos con movimientos mínimos. El Factor Político «Alocado»: El tercer y más polémico punto es la volatilidad política. Caputo afirmó que, mientras la alternativa política en Argentina siga siendo «tan alocada» (aludiendo a la posibilidad del comunismo y los cambios abruptos como el cepo posterior a 2019), el país no puede permitirse la inestabilidad de una flotación sin controles. Según el ministro, las bandas permiten «flotar de una manera mucho más previsible para la gente, sin sobresaltos», rechazando de paso las críticas de un posible atraso cambiario al recordar el «récord de exportaciones en cantidades». ¿Una Resistencia Costosa? La Mirada de Washington Si bien la justificación de Caputo se ancla en la realidad histórica de inestabilidad argentina, la permanencia del esquema de bandas introduce un elemento de duda y fricción en la relación con sus principales acreedores. El FMI, socio estratégico y gran financista, mantiene la libre flotación como un horizonte deseable para cualquier economía que busca «graduarse de ser un país serio». La defensa de las bandas, aunque busca estabilidad, puede interpretarse como un mecanismo de control que retrasa la normalización total de la economía ante los ojos del establishment financiero global. La pregunta que resuena en los despachos de Washington es si la estabilidad artificial conseguida a través de las bandas es sostenible, o si solo está posponiendo la corrección que, tarde o temprano, el mercado exigirá en un contexto de libre flotación. Mientras el Gobierno de Milei celebra el «espaldarazo» electoral y augura un potencial de crecimiento del «7% u 8%», el costo de su política cambiaria podría ser la tensión con los socios internacionales que reclaman un mercado sin intervenciones.
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