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» tn24
Fecha: 12/11/2025 11:56
En una jornada cargada de tensión y expectativa dentro del Centro de Estudios Judiciales, Emerenciano Sena habló por primera vez ante el jurado popular que juzga el femicidio de Cecilia Strzyzowski. El dirigente piquetero, visiblemente conmovido y quebrado en varios pasajes de su declaración, apuntó directamente a lo que consideró una persecución política y judicial: “Si me condenan, será por haber hecho un barrio, es el único delito que cometí”, expresó. Mientras su hijo César Sena, principal acusado por el crimen, se mantenía distante e indiferente, Emerenciano se mostró emocional, con la voz quebrada y un tono que osciló entre la defensa personal y la reivindicación política. «Desde 2007 construyo el barrio, todos los días tuve la misma rutina. Me quieren condenar porque corté calles, porque hice lo que otros no hicieron», dijo. En su relato, repasó su trayectoria al frente del movimiento que lleva su nombre y defendió su rol social: “Ninguna empresa hizo plata con el Barrio Emerenciano. Yo no tengo nada a mi nombre. El delito que cometí es que las empresas no robaron con las casas”. También denunció haber sido víctima de arbitrariedades judiciales: “El fiscal me dijo ‘mañana o pasado usted se va a su casa’. Dos días después me dictaron la prisión preventiva. Nunca me investigaron. No tuve posibilidad de defenderme, solo a través de mis abogados”. Durante su testimonio, Sena aseguró que su vida cambió radicalmente tras ser detenido: “Yo no leía diarios, no veía televisión, estaba encerrado en un lugar chiquito. Es la primera vez que puedo hablar. Ojalá la justicia que tomen ustedes sea la que corresponde”. El momento más fuerte se dio cuando, al borde de las lágrimas, insistió: “Estoy acusado de algo que, si sucedió, es aberrante. Pero yo no tengo nada que ver. Ojalá hubiese sabido, no estaría preso. El que cometió un delito, que se haga cargo”. La audiencia de este miércoles marcó un antes y un después en el juicio. Por primera vez en más de dos años, los Sena decidieron hablar, y el quiebre emocional de Emerenciano dejó una imagen potente: la de un padre que intenta despegarse del horror, mientras su hijo —a metros— permanece en silencio.
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