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  • ¿Los perros se parecen a sus dueños? Cómo el estado de ánimo y la rutina dejan huella en las mascotas, según un estudio

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 12/11/2025 08:50

    Un estudio de la Universidad Estatal de Michigan revela que los perros desarrollan personalidades similares a las de sus dueños (Imagen Ilustrativa Infobae) Los perros no solo comparten el día a día con los seres humanos, sino que su personalidad puede llegar a ser un espejo sorprendente del carácter de sus dueños. Un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Estatal de Michigan y publicado en la revista Science Daily, ha puesto en evidencia hasta qué punto los perros adoptan comportamientos y rasgos de personalidad que reflejan los de quienes los cuidan. Desde respuestas al estrés hasta actitudes frente a la felicidad o la confianza, la convergencia entre las emociones humanas y las caninas resulta más profunda de lo que se había documentado hasta ahora. Principales hallazgos sobre la personalidad compartida La investigación ha identificado que existe una correlación significativa entre los rasgos de personalidad de los dueños y los comportamientos de sus perros. Entre los descubrimientos más destacados, se observó que los perros que vivían en hogares donde predominaba un ambiente positivo y tranquilo tendían a mostrarse más relajados y sociables, evidenciando una disposición amistosa no solo con sus propios dueños, sino también con otras personas y mascotas. En cambio, aquellos perros cuyos dueños presentaban señales de ansiedad o agresividad, manifestaban mayor tensión y reforzaban actitudes asociadas al miedo, como la cautela extrema ante personas desconocidas o la evitación de situaciones nuevas. La investigación demuestra que el ambiente emocional del hogar influye directamente en el comportamiento y la sociabilidad de los perros (Imagen ilustrativa Infobae) El estudio subraya que estos comportamientos no se deben a factores genéticos o específicos de una raza en particular, sino que se producen a través de la convivencia diaria y el intercambio emocional constante. De este modo, la personalidad de los perros no es estática, sino que se transforma a lo largo del tiempo conforme a las experiencias compartidas con sus humanos. Según los investigadores, la influencia del dueño en el desarrollo de la personalidad canina abarca dimensiones diversas, desde la gestión del estrés hasta la capacidad para enfrentar situaciones novedosas. William Chopik, profesor de psicología y autor principal del estudio, afirma:“Cuando las personas experimentan cambios en la vida diaria, a menudo los proyectan en sus mascotas. Descubrimos que las personalidades de los dueños y sus perros a menudo son similares, y que estas similitudes influyen en la salud y el comportamiento de los perros”. Metodología y profundidad de la investigación El equipo de la Universidad Estatal de Michigan realizó un análisis exhaustivo, reuniendo más de 1.600 parejas de dueños y perros de diversas razas y edades, con el objetivo de que los resultados fueran representativos y trascendieran variables raciales o de edad. A través de cuestionarios detallados y observaciones conductuales, los investigadores recopilaron información sobre las emociones y actitudes habituales tanto de los humanos como de sus mascotas. Los perros reflejan actitudes de felicidad, confianza o miedo según las emociones predominantes de sus cuidadores humanos (Imagen Ilustrativa Infobae) Los datos fueron analizados en busca de patrones de coincidencia entre los estados emocionales de ambos miembros de cada dúo. Para ello, se consideraron aspectos como la reacción ante el estrés, el nivel de sociabilidad, la tendencia hacia la felicidad o la desconfianza, y la predisposición al miedo. Mediante el estudio sistemático de estas variables, se logró establecer de manera consistente que los perros suelen reflejar los comportamientos y actitudes predominantes de sus dueños, más allá de las diferencias individuales de los propios animales. Además, el estudio resalta una conclusión clave: “Los dueños que son más activos y sociables tienden a tener perros más enérgicos y juguetones, mientras que los dueños con emociones negativas pueden tener perros más temerosos y menos activos”. Al contemplar tanto las declaraciones de los dueños como la evaluación de comportamientos objetivos realizados por los investigadores, el estudio asegura la robustez de los resultados, consolidando una perspectiva integral del fenómeno. Sincronización emocional y entorno compartido Uno de los aspectos más destacados del trabajo es la constatación de una sincronización emocional profunda entre humanos y perros. Esta sincronización va más allá de la simple convivencia, ya que implica una retroalimentación afectiva en la que ambos miembros del binomio forman un vínculo en el que los estados emocionales se comparten y retroalimentan mutuamente. La sincronización emocional entre humanos y perros se fortalece a través de la observación, la imitación y el tiempo compartido (Imagen Ilustrativa Infobae) El entorno compartido, según los autores de la investigación, es clave en este proceso. El hecho de que el perro y su dueño pasen un tiempo significativo juntos propicia la observación directa y la imitación, lo que favorece la transmisión de estados emocionales. Los investigadores sostienen que las rutinas diarias, el clima emocional del hogar y las respuestas que ambos muestran ante diversas situaciones refuerzan la adaptación de la mascota a la personalidad humana. Aprendizaje por observación y vínculo afectivo El estudio destaca que la imitación de comportamientos por parte de los perros ocurre a través del aprendizaje por observación, complementado por la existencia de un vínculo afectivo estrecho. Los perros no solo detectan el estado de ánimo de sus humanos, sino que tienden a imitar sus reacciones ante diferentes estímulos. Si el dueño afronta el estrés con calma y optimismo, la mascota aprende a interpretar esos escenarios de forma menos amenazante y responde con mayor seguridad y tranquilidad. Del mismo modo, un ambiente marcado por el nerviosismo o la hostilidad genera en el animal una mayor tendencia a la desconfianza y la inquietud. La fortaleza de este vínculo se acentúa cuando se produce una retroalimentación positiva, lo que confirma la capacidad de adaptación emocional de los perros a los hábitos emocionales de sus cuidadores. Las implicaciones del estudio son claras: el bienestar de los perros depende en gran medida del entorno emocional que los rodea. Un ambiente positivo y estable no solo favorece la buena conducta del animal, sino que promueve su salud emocional y física. Los investigadores enfatizan que los dueños tienen la responsabilidad de crear un clima favorecedor, donde predominen la calma, la confianza y el afecto. Este entorno posibilita que la mascota desarrolle una personalidad abierta, equilibrada y adaptable.

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