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Concordia » Saltograndeextra
Fecha: 12/11/2025 06:53
El INTA Concepción del Uruguay desarrolló dos nuevas variedades de arroz con genética local, alto rendimiento y resistencia a enfermedades. Se trata de un avance clave para fortalecer la sustentabilidad y la autonomía tecnológica del sistema arrocero argentino. El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, presentó dos nuevas variedades de arroz adaptadas a los sistemas productivos nacionales. Los cultivares —Karandú INTA CL e Ivaté INTA CL— fueron desarrollados con genética local y representan un salto en innovación, eficiencia y sustentabilidad para la producción arrocera del país. Desde 2004, el programa de mejoramiento genético del INTA trabaja en el desarrollo de materiales que fortalezcan la competitividad del sector. “Estas variedades son el resultado de años de mejoramiento y selección bajo condiciones locales, con foco en la productividad y la sanidad. Buscamos ofrecer herramientas que aporten previsibilidad y eficiencia al productor”, explicó José Colazo, investigador del INTA Concepción del Uruguay y responsable del programa, en declaraciones al portal institucional del organismo. Karandú INTA CL, cuyo nombre proviene de los vocablos guaraníes karaí (líder) y arandú (sabio), posee un ciclo de cultivo más corto que Gurí INTA CL, lo que reduce el consumo de agua y optimiza el uso de los recursos. Además, incorpora la tecnología Clearfield®, que mejora el control de malezas y contribuye al manejo sustentable del sistema. Por su parte, Ivaté INTA CL —del guaraní alta, resistente— se destaca por su notable tolerancia a Pyricularia oryzae, la enfermedad más destructiva del cultivo a nivel mundial. “Ivaté es la variedad más resistente que hemos logrado hasta el momento, con una muy buena estabilidad de rendimiento y calidad de grano”, agregó Colazo. La semilla original de ambas variedades se produce en San Salvador (Entre Ríos) a través de la alianza entre el INTA y la Fundación ProArroz, garantizando pureza genética y disponibilidad comercial para la próxima campaña. Los materiales también se evalúan en Sitios de Evaluación de Productores (SEP) en distintas provincias, con el fin de medir su comportamiento en condiciones reales de campo. “El desarrollo de genética nacional fortalece la autonomía tecnológica y contribuye a la sustentabilidad del sistema arrocero argentino”, concluyó el investigador.
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