12/11/2025 01:22
12/11/2025 01:21
12/11/2025 01:20
12/11/2025 01:03
12/11/2025 01:02
12/11/2025 01:02
12/11/2025 01:02
12/11/2025 01:01
12/11/2025 01:00
12/11/2025 01:00
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/11/2025 23:13
Las ganadoras de la edición 2025 del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO. De izq. a der.: Luciana Balboa, Eva Virginia Acosta Rodríguez, Gabriela Carolina Pagnussat, Mehrnoosh Arrar, Sabrina Soledad Gavini y Myriam Boivin El espíritu de las mujeres que impulsan la ciencia —su rigor, su voluntad y su curiosidad sin límites— muestra que la transformación empieza ahí donde alguien se atreve a hacer preguntas y a estudiar posibles respuestas, sin importar el género. El Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, que se entrega en Argentina desde hace 19 años en colaboración con el CONICET, distingue el trabajo de las mujeres investigadoras que, con vocación y talento, desafían las fronteras del conocimiento. El galardón es mucho más que una distinción; es la posibilidad de poner el foco en quienes abren caminos —en el laboratorio, la investigación y el trabajo en equipo— y quienes inspiran a las futuras generaciones. En esta edición, se distinguieron a seis investigaciones vinculadas a las Ciencias de la Vida. Hasta la fecha, el premio nacional reconoció a 72 científicas —contando a las galardonadas de este año—. La foto del final de la entrega del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO con las autoridades y las galardonadas Las científicas premiadas: Ganadora en la categoría Premio: Gabriela Carolina Pagnussat, investigadora principal de CONICET. Licenciada en Ciencias Biológicas y doctora en Ciencias de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Premio principal por su estudio vinculado a cultivos agrícolas resistentes a olas de calor extremo mediante edición génica y tecnología CRISPR/dCAS9. Gabriela Carolina Pagnussat, quien obtuvo la mayor distinción en la Categoria Premio Ganadora en la categoría Beca: Mehrnoosh Arrar, investigadora asistente de CONICET. Doctora en Ciencias Químicas de la Universidad de California San Diego. Trabaja en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Premio Beca por su innovador trabajo en el diseño de antivirales para el dengue. Mehrnoosh Arrar emocionada al recibir el galardón Categoría Beca Menciones especiales: Eva Virginia Acosta Rodríguez , investigadora Principal CONICET: Mención especial en la categoría premio por su investigación en inmunidad de precisión para la artritis reumatoidea. Luciana Balboa , investigadora independiente del CONICET: Mención especial en la categoría premio por su estrategia innovadora en el tratamiento de la tuberculosis pleural. Myriam Boivin , investigadora asistente de CONICET: Mención especial en categoría beca por el estudio de la influencia de los cambios climáticos en la evolución de roedores durante el Cenozoico. Sabrina Soledad Gavini, investigadora asistente de CONICET: Mención especial en categoría beca por su análisis sobre las redes de plantas de alta montaña y la conservación de la biodiversidad altoandina. Voces que inspiran Gabriela Carolina Pagnussat, Investigadora principal de CONICET fue distinguda por su trabajo "Hacia cultivos resistentes a las olas de calor: Activación del factor de splicing SWAP mediante tecnología CRIPR-dCAS9" (Premio Nacional L’Oréal-UNESCO 2025) Gabriela Carolina Pagnussat, ganadora categoría Premio “Los logros no son de una persona, es imposible estar solo en ciencia. Los logros son en equipo. Y he tenido la suerte de contar con grandes equipos en todos los aspectos de mi vida”, afirmó con énfasis a Infobae Gabriela Carolina Pagnussat, investigadora principal en el Instituto de Investigaciones Biológicas CONICET-UNMdP y ganadora del Premio Nacional L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” 2025 en la Argentina. La licenciada en Ciencias Biológicas, doctora en Ciencias por la Universidad Nacional de Mar del Plata y actual CEO de ThermoReLeaf, Pagnussat recibió la máxima distinción por su proyecto “Hacia cultivos resistentes a las olas de calor: Activación del factor de splicing SWAP mediante tecnología CRIPR-dCAS9”. Pagnussat destacó la importancia de la vocación, la curiosidad, el apoyo familiar y profesional, y el trabajo en red para inspirar a futuras generaciones de científicas. Consideró que si bien “nada en ciencia es fácil", a veces las carreras STEM son vistas como más duras que otras. “Todas las carreras tienen sus dificultades. Quizás es necesario borrar esos prejuicios”, apuntó. — Este galardón tiene dos caras poderosas, por un lado, ilumina la presencia, el esfuerzo y el liderazgo de las mujeres científicas, por otro, reivindica a la ciencia como herramienta de transformación social. ¿Creés que aún falta mucho para que más niñas y jóvenes elijan carreras STEM? — Pagnussat: Sí, las alumnas que se interesan por carreras científicas aún son minoría. Pasa en todo el mundo y eso hay que cambiarlo. Es importante visibilizar que las mujeres pueden llevar adelante proyectos transformadores en ciencia. Este premio visibiliza a las mujeres, para nosotras es una responsabilidad cuando llegamos a una posición de decisiones o recibimos visibilidad: estas oportunidades son relevantes y ojalá existan muchas más. — Tu proyecto es revolucionario: cultivos que resisten al calor extremo gracias a la utilización de técnicas de edición genética mediante tecnología CRIPR-dCAS9, ¿cómo explicarías la implicancia de este avance? La ganadora categoría PREMIO- Dra. Gabriela Pagnussat — La edición genética es una revolución. Permite transformar la actividad de los genes, tanto apagándolos como activándolos, a partir de un cambio muy pequeño en el genoma y sin la necesidad de introducir ADN foráneo. Mientras que los organismos transgénicos implican incluir material genético de otra especie —lo cual sucede naturalmente pero genera polémica y requiere normativas y controles—, la edición génica facilita mucho este proceso. Si se respetan los controles y el objetivo es claro, en el producto final no se introduce ningún fragmento externo de ADN: solo se realiza un pequeño ajuste en el propio genoma. Ese cambio puede llevar a inactivar un gen o a activarlo, como ocurre en nuestro caso. Es realmente una herramienta poderosísima, tanto en la agricultura como en la salud, donde también ya se están logrando avances enormes. — Es una combinación perfecta entre ciencia, medio ambiente y edición génica, y muestra el rol fundamental de la biotecnología en el desarrollo actual de la ciencia — La curiosidad impulsa la investigación básica, pero para que los hallazgos crucen la frontera y lleguen a manos de quienes los necesitan, hay que pensar en una proyección biotecnológica y buscar aliados que concreten el avance. Fundar una empresa fue darle una oportunidad real al impacto de nuestro trabajo. Creo que la biotecnología es fundamental hoy en día porque es la clave para poder escalar y llevar a la práctica los descubrimientos de la ciencia básica. Por ejemplo, en nuestro caso, gracias al hallazgo sobre el rol de SWAP en la termotolerancia, podemos pensar en soluciones concretas para que los cultivos sean más resistentes a las olas de calor. Pero además, el impacto es mucho más amplio: cuando se pierde capacidad de cultivo, afecta el medio ambiente, la economía y también a las comunidades, porque reduce fuentes de trabajo y obliga a muchas personas a migrar. Por eso, avanzar en herramientas biotecnológicas no es solo una cuestión científica, sino una necesidad para el desarrollo sostenible y para enfrentar los desafíos que nos trae el cambio climático. Gabriela Carolina Pagnussat, reconocida por su investigación en cultivos resistentes al calor extremo, junto a su equipo en Mar del Plata. (Premio Nacional L’Oréal-UNESCO 2025) La vocación científica de Pagnussat comenzó a gestarse en la secundaria de su ciudad natal, Mar del Plata: “Empecé la carrera de Biología gracias a una profesora del secundario, fui al colegio Arturo Illia, que es el secundario de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y allí hubo un taller de genética que me atrapó”, cuenta. La formación científica de Pagnussat se enriqueció enormemente gracias a su experiencia internacional. Junto a su marido, también científico, decidió que tras el doctorado era el momento de ampliar horizontes. “Siempre pensamos en un posdoctorado, y finalmente estuvimos seis años en la Universidad de California en Davis (UC Davis). Nos fuimos con dos hijos muy chiquitos y allá nació nuestra tercera hija”, recordó. “Pudimos regresar gracias a las becas del programa de repatriación. Entramos como investigadores adjuntos y con los antecedentes que habíamos reunido afuera, eso fue clave para instalarnos y, en mi caso, iniciar el laboratorio propio”, concluyó. Mehrnoosh Arrar, ganadora del Premio Beca Mehrnoosh Arrar, Investigadora Asistente CONICET, fue distinguida por su trabajo "Diseño racional de antivirales para el Dengue" (Premio Nacional L’Oréal-UNESCO 2025) La investigadora asistente de CONICET, Mehrnoosh Arrar, es doctorada en Ciencias Químicas por la University of California San Diego y licenciada por la University of Florida, reside en la Ciudad de Buenos Aires y trabaja actualmente en el Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Su proyecto innovador, y ganador en la categoría beca, apunta a entender en profundidad la helicasa NS3 del virus del dengue, estructura clave para el desarrollo de nuevos antivirales. Su investigación es posible gracias a las supercomputadoras y la química computacional que habilitan nuevas estrategias ante enfermedades “poco visibles” en el mundo desarrollado, pero urgentes en América Latina. — ¿Qué implica este premio y la visibilidad que otorga al trabajo de las mujeres en la ciencia, tanto a nivel personal como para tu proyecto de investigación? — Arrar: Implica un reconocimiento enorme, tanto personal como para el trabajo en equipo y la comunidad científica a la que pertenezco. Visibiliza el trabajo de mujeres, lo que es fundamental considerando la brecha de género, y además otorga un financiamiento clave. Gracias a ese apoyo, es posible darle continuidad al proyecto en el que trabajo, que busca acelerar la búsqueda de antivirales para el dengue, una enfermedad que es prioritaria en la región, pero no tanto en los países centrales. Mi proyecto se enfoca en la búsqueda de drogas que puedan interferir con el virus del dengue cuando fallan las medidas preventivas. Conociendo los procesos indispensables para la replicación del virus, tratamos de diseñar moléculas capaces de unirse a un componente viral y bloquear su actividad, con el objetivo de tener en el futuro un antiviral específico. —Pero tu trabajo no es experimental tradicional. ¿Qué herramientas usás para avanzar en este campo? —No trabajo ni con el mosquito ni con el virus real. En lugar de un laboratorio convencional, uso computadoras de alto rendimiento, o supercomputadoras. Utilizo leyes de la química y la física para simular a nivel atómico los movimientos de componentes fundamentales del virus, en particular la helicasa viral. Estas simulaciones permiten entender no sólo la estructura, sino la dinámica y la función, que son clave al momento de pensar en posibles fármacos. La ganadora categoría BECA- Dra. Mehrnoosh Arrar —¿Cómo surgió tu vocación científica y qué te impulsó a hacer ciencia en Argentina después de formarte en el exterior? —Para mí fue fundamental tener referentes de mujeres científicas reales, como mi profesora de química de la secundaria. Mi llegada a Argentina se dio tras una pasantía de investigación durante la universidad; después de terminar mi doctorado en Estados Unidos, obtuve una beca competitiva que me permitió instalarme en Buenos Aires y dar continuidad a los vínculos científicos. Me atrajo la creatividad y la resiliencia de la ciencia argentina, y ya llevo más de una década aquí. El recorrido de Arrar muestra cómo la ciencia construye lazos a través de fronteras, disciplinas y experiencias personales. Ella insiste en el valor de las referentes y la visibilización: “Espero que este premio ayude a construir más referentes para niñas y mujeres en distintas etapas”. Mehrnoosh Arrar, ganadora en la categoría Beca, trabaja en el diseño de nuevos antivirales para combatir el dengue junto al equipo del Instituto de Cálculo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA-CONICET). (Premio Nacional L’Oréal-UNESCO 2025) Y no esquiva los desafíos: “La brecha de género existe, sobre todo en cargos jerárquicos. El sistema científico no fue diseñado para mujeres, hay que ir modificándolo”. Incluso reconoce que, en su caso, los momentos más duros coincidieron con la maternidad, pero fueron sus propias estudiantes mujeres quienes la impulsaron a seguir adelante: “Esas redes y apoyos inesperados pueden marcar una enorme diferencia”. Menciones especiales El premio también reconoce la excelencia y el espíritu innovador a través de menciones especiales que reflejan la amplitud del talento científico argentino. Daniel Salamone del CONICET, el encargado de cerrar la premiación En la categoría Premio, Eva Virginia Acosta Rodríguez, investigadora principal del CONICET y profesora asociada en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba, recibió la distinción por su trabajo en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (CIBICI). Su investigación busca comprender en profundidad los mecanismos inmunológicos que permiten un mejor equilibrio entre la respuesta inflamatoria y la regulación inmune en artritis reumatoidea, y así poder desarrollar terapias más seguras, precisas y personalizadas. También en la categoría Premio fue reconocida Luciana Balboa, investigadora independiente del CONICET en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS), Facultad de Medicina, UBA-CONICET. Su trabajo apunta a diseñar estrategias innovadoras que puedan mejorar la respuesta inmune y acortar el tratamiento de la tuberculosis pleural, aportando alternativas concretas desde la medicina básica. De izq. a der: (Luciana Balboa, Mehrnoosh Arrar, Gabriela Carolina Pagnussat, Daniela Blanco, Eva Virginia Acosta Rodríguez, Myriam Boivin y Sabrina Soledad Gavini) En la categoría Beca, Myriam Boivin, investigadora asistente del CONICET con sede en el Instituto de Ecorregiones Andinas (INECOA, CONICET – UNJu) y el Instituto de Geología y Minería (IdGyM, UNJu) en San Salvador de Jujuy, fue distinguida por su proyecto que estudia cómo los cambios climáticos del Cenozoico influyeron en la evolución y diversidad de los roedores sudamericanos. Su labor en paleobiología ofrece claves para comprender la biodiversidad y los desafíos ambientales de hoy. Por su parte, Sabrina Soledad Gavini, investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCo) de San Carlos de Bariloche, se centra en la ecología y conservación de plantas de alta montaña en la Patagonia. Al analizar los roles ecológicos y las interacciones en ambientes hostiles, su investigación aporta herramientas valiosas para la preservación de la biodiversidad altoandina frente al cambio climático. Fotos Jaime Olivos
Ver noticia original