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Parana » Informe Digital
Fecha: 11/11/2025 07:36
Un viejo político brasileño, de Minas Gerais José de Magalhães Pinto decía que la política es como una nube: uno la mira y tiene una configuración, pero si deja de mirarla por unos instantes, cuando vuelve a mirarla ya cambió. Y la política tiene esa condición: es volátil. Dentro de esa volatilidad, estamos en un momento donde pareciera que al Gobierno todo le sonríe, como si Milei estuviera en estado de gracia. Probablemente, la clave para explicarlo no sea sólo el resultado electoral sino también la situación de la economía, sobre todo de las finanzas. En el sector financiero es donde el Gobierno obtiene los aplausos más apasionados. Hay, en ese mundo de los financistas y de los economistas sensibles a los movimientos de las finanzas, la idea de que probablemente en este momento la economía argentina está ingresando en un nuevo régimen virtuoso. Lo comparan con abril de 1991, cuando se inauguró la convertibilidad, que rigió en la Argentina durante una década de estabilidad, con reformas y una modernización de la economía. Aunque terminó en un estallido. Odisea Argentina – 10 De Noviembre 2025 ¿Estamos en una nueva era? ¿Se abre una nueva etapa? ¿O es una nube? Miramos y tiene esta fisonomía, dejamos de mirar y, al poco tiempo, lo que hoy parece luminoso empieza a resultar gris. No lo sabemos, porque por suerte no conocemos el futuro. ¿Qué es lo que está dominando hoy este clima de optimismo en los mercados, sobre todo en los que miran las finanzas? La presunción de que el acuerdo con EE.UU. no se reduce solamente a un auxilio para el Banco Central que permita dominar el mercado de cambio. No es solamente la disponibilidad de dólares para comprar pesos, como dice Bessent. Habría algo más, que no se conoce porque los miembros del equipo económico de la Argentina firmaron un acuerdo de confidencialidad que los obliga al secreto en la negociación con los funcionarios del Tesoro de los Estados Unidos. Pero, a pesar de ese compromiso de confidencialidad y la promesa de no hablar, existe en el mercado financiero la presunción de que va a haber un fondo -no sabemos de qué dimensión- para recomprar deuda y despejar los próximos dos años de vencimientos del Tesoro argentino con el mercado. Sería una noticia importantísima que estaría detrás de la baja en el riesgo país que se verificó este lunes. Es decir: la idea de que la Argentina tendría despejado por completo el peligro de un default, estaría en condiciones de recomprar deuda y que esto beneficiaría a las empresas y a las provincias que están endeudadas con dólares con una reducción enorme de las tasas de interés para el crédito internacional. La mejora en la cotización de los bonos argentinos y la idea de que la Argentina tendría resuelto el problema del endeudamiento no solo repercuten en la performance del Tesoro sino que se proyecta con la posibilidad de acceso al crédito de todos los actores que están ligados al mercado global. Esto obviamente incide en la intensidad de la inversión. Hay una baja notoria del riesgo. Los bonos largos tienen un índice de riesgo de 700 puntos, cuando antes de las elecciones estaban en 1400, y hay bonos con un riesgo de 400 puntos. Son condiciones que podrían hacer imaginar que la Argentina, en otra situación, saldría al mercado del crédito como otros países de la región. Esto es importante porque antes de las elecciones y de la intervención del Tesoro se suponía todo lo contrario: que el Banco Central, carente de dólares, determinaría que el Tesoro no iba a poder honrar la deuda y, por lo tanto, tendría que juntar los dólares para pagar esos bonos, porque nadie se los iba a renegociar. Si tenía que comprar dólares para pagar esos bonos, el precio del dólar iba a subir y eso, en un primer momento, iba a complicar el nivel de importaciones y, por ende, complicar mucho más la producción. La intervención del Tesoro abre nuevas hipotesis JIM WATSON – AFP Este es el panorama que se pintaba antes de la intervención de Bessent. Ahora sabemos que hay una doble intervención del Tesoro: una para dominar el precio del dólar y otra, hipotética, para intervenir en el mercado de deuda y despejar el riesgo crediticio que tiene la Argentina. Si esto fuera así, habría que darle la razón a los que dicen que hay un cambio fundamental en la estructura de la economía argentina y sus finanzas. Quienes piensan así dicen que lo que habría que imaginar es, en lo inmediato, un clima económico parecido o mejor que el que dominó el primer trimestre de 2018, cuando Macri ganó las elecciones y se pensaba que se consolidaba su modelo promercado. En ese momento, la economía presentaba un crecimiento del 4% y la inversión un incremento del 18%. ¿Estos podrían ser los números que dominen a la Argentina en el 2026? Hay economistas y hay financistas que apuestan a eso. Ellos miran algunos datos muy positivos en las empresas: emisión de deuda de YPF, y de Tecpetrol, del grupo Techint. Posible emisión de deuda también, no lo sabemos, de Pluspetrol, que el año pasado hizo una adquisición importantísima con los activos petroleros que dejaba Exxon. Los que miran estos movimientos interpretan que va a haber un dinamismo superior en Vaca Muerta, que puede estar ligado al tendido de gasoductos, a que se abra un mercado para el gas que todavía no existe para la Argentina, es decir, que empiece a haber la posibilidad de exportaciones adicionales que mejoren la oferta de dólares. Todo esto está relacionado y une la punta productiva con la punta financiera. Estamos hablando de una visión, de un pronóstico muy luminoso que es el que está dominando hoy la configuración de la nube. Esto es lo que domina hoy el minuto de este Milei en estado de gracia. El Gobierno empuja en ambas cámaras para lanzar una reforma laboral y otra tributaria Nicolás Suárez Ligado a este clima está el programa de reformas del Gobierno. Básicamente una reforma laboral y una reforma tributaria, que está guardada en el Ministerio de Economía, en la Secretaría de Hacienda, bajo siete llaves. Nadie conoce muy bien de qué se trata. El Gobierno quiere que se hagan. No tanto que cumplan con un ideal teórico y conceptual como le podría gustar a Federico Sturzenegger, sino que la noticia sea que salió la reforma del Congreso. Es decir, que haya efectividad política. La previsional es una reforma importante porque en el corazón del problema fiscal argentino está el problema previsional. Se ha hecho un desastre, tenemos una población joven y un sistema previsional con un costo similar al de los países que tienen una población muy envejecida. Sin embargo, la modificación del sistema previsional, aparentemente quedaría para un próximo mandato si es que Milei reelige. Y esto a muchos observadores los tranquiliza porque es una reforma donde podría empantanarse y la que le costó tanto costo político una caída de imagen fenomenal a Macri a fines del 2017. Este clima económico también tiene la cara de un incremento en las exportaciones en cantidad, sobre todo en septiembre, y la promesa de una buena cosecha, sobre todo de trigo a fin de año. En el corazón, en el centro, está esta perspectiva de que la Argentina mejoraría su situación frente al crédito, que es un problema enorme para un país que no tiene dólares. Es el gran riesgo que corría Milei antes de las elecciones, cuando estuvo a punto de desbarrancarse por problemas de un modelo económico que estuvo al borde de colapsar. Esta atmósfera se proyecta y hace juego con una reconfiguración de la política. Una novedad de estos días es que todo el manejo político del Gobierno va a estar dominado por una mesa presidida por Karina Milei. Hay que mirarla a ella porque viene del triunfo de su receta para encarar las elecciones legislativas. Haber sembrado el país de candidatos desconocidos y muy ligados a ella y a su hermano, apostando a que la onda política y de la opinión pública de votar por desconocidos, como el propio Milei, seguía teniendo vigencia, la hizo ganar. Ganó frente a los consejos de otra ala del Gobierno, encabezada por el “Mago del Kremlin”, por Santiago Caputo. Electoralmente, Karina Milei le ganó la pulseada a Santiago Caputo Karina Milei conduce esa mesa política, en la que están los Menem. El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, muy convalidado por ella; y Lule Menem, primo del anterior y mano derecha de Karina Milei en todo ese diseño político electoral. Está Patricia Bullrich, que va a ser una voz importante en el Senado, donde Milei tiene un conflicto abierto y explícito con la vicepresidenta, Victoria Villaruel. También se incorporó a esa mesa Diego Santilli. Este núcleo político que se constituye en estos días, y del que está ausente Santiago Caputo, es el que tiene la responsabilidad de gestionar en el Congreso las reformas que está esperando el mercado. Va a haber una reforma laboral, que van a negociar con los sindicatos porque quieren que salga, y la están negociando con los gobernadores. Pero tienen un problema: no son reformas que dependen de dos poderes, sino de tres: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, que lo convalide y no lo obstruya aceptando cautelares. Ese capítulo todavía es un misterio y habrá que ver si el Gobierno lo tiene en la mira. De todas las reformas que hizo Sturzenegger en distintos sectores del Estado todas han tenido algún problema en la Justicia. Él suele decir que la Justicia es el refugio de la casta. Los sectores que están sentados sobre privilegios o sobre regulaciones beneficiosas tienen un resorte para defenderlas: la Justicia. En materia laboral, no sabemos qué va a pasar. Cristina Kirchner alertó en una carta que escribió la semana pasada que el peronismo está ante un riesgo en la nube: la división. Dice que van a intentar fracturarlo y a ella le preocupa porque el poder que puede tener ella hoy depende de la unidad de los bloques parlamentarios del PJ. En la mesa política del Gobierno, Santilli, Lule Menem, Martín Menem y Patricia Bullrich están mirando a las bancadas peronistas y están tratando de cumplir el pronóstico de Cristina. Empezaron a mirar a Gerardo Zamora, un caudillo atípico porque es exradical y no termina nunca de incorporarse al peronismo, y Raúl Jalil, de Catamarca. Son los dos gobernadores a los que primero apuesta el Gobierno para producir un desgranamiento en los bloques peronistas del Senado y la Cámara de Diputados. Diego Santilli, nuevo ministro del Interior e integrante de la mesa política del Gobierno Ministerio del Interior También miran a Sergio Massa, que tiene ocho diputados con los que podría construir un bloque aparte e integrarse en un interbloque con el peronismo tradicional, de Cristina, para decidir qué ley acompañar y cuál no. Siempre negociando y llevándose algo. Dentro del massismo, el Gobierno mira a Guillermo Michel, de Entre Ríos, que conoce muy bien ambas cámaras porque trabajó con Massa en Diputados y con Miguel Pichetto en el Senado. Fue la mano maestra de Massa en la Aduana. Esto quiere decir que hay un nuevo juego de poder; la nube está adquiriendo una nueva forma, no sabemos por cuánto tiempo. Pero hay un organismo político que pretende proyectarse sobre el Congreso y constituir un oficialismo. Habrá que ver si entre esos gobernadores se suman otros, como Gustavo Sáenz, de Salta, que era un gran amigo del Gobierno y organizaba el norte y fue agredido electoralmente para que el Gobierno gane la elección de Salta. Habrá que ver si lo recuperan. Esto es lo que se está tejiendo hoy. En este nuevo balance de poder, Karina Milei gana muchísimo espacio. Limitó a Santiago Caputo. Hay una versión que circuló entre los empleados del Centro Cultural Kirchner (CCK), y que se afirma como verdadera, en la que algunos empresarios importantes, de los que ganan licitaciones, y gobernadores amigos, habían recibido un mensaje la semana pasada para que bloqueen la agenda del miércoles a la tarde, porque iba a haber una gran ceremonia en el CCK, y decían que era para agasajar, rodear de afecto, consagrar a Santiago Caputo, en algún lugar importante del Estado. Unos decían que se lo designaría como jefe de Gabinete, otros para una especie de megaministerio, con el Ministerio del Interior incluido. Sin embargo, esto no sucedió. Ni las designaciones ni la supuesta fiesta, que es una versión que juran haber escuchado los empleados del CCK. Hay gente encumbrada del Gobierno que asegura no haber escuchado nada al respecto. Dentro de esta tensión, que es un límite que le pone Karina a Caputo, aparece un tema central: la Justicia. Santiago Caputo domina el Ministerio de Justicia o, por lo menos, lo dominaba hasta ahora con Sebastián Amerio. El segundo de Mariano Cúneo Libarona en el Ministerio de Justicia, delegado del Gobierno en el Consejo de la Magistratura, que era los ojos y los oídos de Caputo en el sistema judicial. Amerio llevaba adelante, desde hace mucho tiempo, una negociación con el corazón del kirchnerismo, con el funcionario probablemente que más confianza recibe por parte de Cristina Kirchner para las relaciones judiciales, que es Juan Martín Mena, actual ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, es decir, de Axel Kicillof, pero del corazón de Cristina. Había la posibilidad de constituir dos tercios en el Senado para designar eventualmente jueces que cubran las dos vacantes de la Corte. Designar los 120 jueces que están esperando designación —no se necesitan dos tercios, para eso alcanza una mayoría— para cubrir distintas vacantes judiciales que hay en el país. Y sobre todo dos tercios para designar al Procurador General de la Nación, que quería ser Amerio. Sebastián Amerio, secretario de Justicia que responde a Santiago Caputo Este cargo es importantísimo: es el jefe de los fiscales. Si uno mira bien el mapa del Estado, cuesta encontrar un funcionario con más poder que el Procurador General de la Nación. Es el hombre que domina o dirige a los fiscales en un régimen penal que va hacia el sistema acusatorio, donde el que conduce las causas es el fiscal. Tiene contacto con las policías de los 24 distritos del país. Obviamente contacto con la Policía Federal, con la Gendarmería, con el sistema penitenciario. Emite dictámenes anteriores a cualquier pronunciamiento de la Corte —que la Corte no está obligada a obedecer— pero fija argumentos. Es difícil pensar en un funcionario con semejante poder. ¿La SIDE tiene ese poder? Quizá tiene más poder un procurador general que jueces de altísimo rango del sistema judicial. Eso quería hacer Amerio. Ese lugar se lo quería quedar Santiago Caputo. Pero aparentemente le dijeron: no, la Justicia la va a manejar Karina Milei. Es un dato importante. Porque si se produce esa división de los bloques detrás de la cual está el Gobierno, podría haber la posibilidad de que se designen jueces, inclusive jueces de la Corte, inclusive al Procurador General de la Nación, con dos tercios formados de otra manera, sin un acuerdo con Cristina Kirchner. Y este es el temor de la expresidenta. Es decir, hay una relación crucial con la Justicia a partir de esta nueva configuración de poder. Y hay quienes dicen que en el Gobierno, sobre todo al lado de Karina Milei, miran mucho el Ministerio de Salud, o el área de Salud en general, para este tipo de cuestiones que tienen que ver con la Justicia. Hay otro dato importante que tiene que ver con el enorme poder acumulado por Santiago Caputo, en tensión nada menos que con la hermana del Presidente, y es la relación con Estados Unidos. Un artículo publicado en Clarín por Walter Schmidt sostiene que “Cristina obtura el recambio en el PJ, Macri se diluye y todo depende de Milei”. Y agrega en un párrafo relevante: “La oportunidad perdida por Milei en 2024, ya sea por el punto de inflexión que significó la derrota en la elección bonaerense, o por las sugerencias de la administración de Estados Unidos, parece haber quedado atrás y se ubica ante una nueva chance. Aunque en el oficialismo hay quienes aseguran que el asesor, o más bien lobista estadounidense, Barry Bennett, a quien se le adjudican los consejos de asegurar la gobernabilidad con más diálogo y consenso, ‘Barry Bennett no es serio’, porque así lo habría dicho el flamante embajador de Trump en Buenos Aires, Peter Lamelas”. Un dato muy importante es que ahora Trump tiene un funcionario oficial en Buenos Aires, que es el embajador Lamelas. Ya no hay el famoso back channel del que habla todo el sistema de Santiago Caputo: un canal informal de “me dijo”, “te dije”, “viene Bennett, se reúne con tres diputados, les dice acá nuestro hombre es Caputo, dice Trump”. Ahora hay un embajador que es la voz oficial del Gobierno norteamericano, y que estuvo una hora y media con Milei. Y aparentemente, según lo que está diciendo Walter Schmidt en esta nota de Clarín, Lamelas le habría dicho a Milei que lo de Bennett no es tan serio. Habrá que ver si estas palabras entran en la cabeza de Milei y generan alguna gota de duda respecto de todo el juego de Santiago Caputo en relación con Barry Bennett. La agencia de lobby en la que trabajaba Privenet, de Leonardo Scaturice, contratada por la SIDE. El manejo de la relación entre Santiago Caputo y Estados Unidos que le costó el cargo a Gerardo Wethein en Cancillería. Ahora aparece otra tensión, que no es con Karina Milei, es aparentemente con el embajador de Estados Unidos. Dato muy importante para un Gobierno cuya política exterior casi se reduce, en exclusividad —salvo la relación con Israel— a la relación con el Tesoro americano. Tanto que el nuevo Canciller era el Secretario de Finanzas. La designación de Lamelas implica un canal de diálogo directo entre la Argentina y Estados Unidos Presidencia Cuando estamos hablando del vínculo con Estados Unidos, estamos hablando de un nervio probablemente más sensible que lo que era ese nervio en la época de las relaciones carnales de Carlos Menem. Toda esta operación de la que estamos hablando, que tiene que ver con la Justicia, tiene que ver con el Congreso, la aprobación de reformas, etcétera, tiene como uno de sus protagonistas, ya lo nombramos, al paisajista Diego Santilli, el nuevo ministro del Interior. Una incógnita: ¿qué poder va a tener Santilli? No lo sabemos. De hecho no tiene despacho, porque el despacho del jefe de Gabinete se lo quedó Karina Milei, en el primer piso de la Casa Rosada. El despacho tradicional del Ministerio del Interior, al lado del Salón de los Escudos, al lado del patio de las Palmeras, en planta baja, ahora lo tiene Adorni, que cedió su despacho a Karina Milei. ¿Dónde va a estar Santilli? Le preguntan y dice: “Yo ni pregunto. Voy donde me pongan. Tengo tantas ganas de estar que ni me interesa dónde estoy”. Lo mismo pasa con el organigrama. Si uno entra al sitio “Mapa del Estado” y pone Ministerio del Interior, aparece esto: “La información se encuentra en proceso de actualización hasta tanto se concluya con la reestructuración organizativa del Ministerio”. Cabe señalar que este mensaje ya se leía aún cuando estaba Lisandro Catalán, que se fue con Francos. Pero tampoco Santilli sabe, aparentemente, por ejemplo, si va a tener bajo su mando el área de la Dirección de Migraciones, donde él aprendió a hacer los palotes de la administración pública y la política bajo la tutela del mítico Hugo Franco en la época de Menem, donde inició su carrera. ¿Va a volver a la casita de los viejos, al origen? ¿Va a tener el Renaper? Amigos de Santilli que piensan la política en base caja, preguntan cuántos recursos va a tener. Todavía esto no está decidido y él tampoco se lo pregunta porque no quiere molestar, obviamente. Javier Milei y Diego Santilli LLA La otra pregunta que hay que hacerse respecto del poder de Santilli es cómo van a ser sus fronteras con zonas de la política con las que él ha convivido muchísimo, con las que tiene compromisos. Por ejemplo, Santilli va a tener que sacar la reforma laboral. ¿Cómo va a ser su relación con el sindicalismo? En la CGT hay un triunvirato. En este triunvirato hay un dirigente que se llama Octavio Argüello, que viene del sindicato de Camioneros, del sector de recolección de residuos, área que Santilli dominó durante años en la Capital Federal, bajo el gobierno de Macri y bajo el gobierno de Larreta, y que lo llevó a tener una relación fraternal con los Moyano. Tanto que, en determinado momento, cuando Macri empezó a tener una guerra abierta con los Moyano, le molestaba muchísimo la cordialidad con la que se movía Santilli con ellos. Santilli dominó durante todo ese tiempo el área de recolección de residuos donde estaba también instalado Chiqui Tapia. ¿Qué relación va a tener Santilli con el Sindicato de Empleados de Comercio? También en la Ciudad de Buenos Aires, dada la gravitación que ha tenido Santilli en muchísimas concesiones gastronómicas, sobre todo en la Costanera Norte, donde está instalado Armando Cavalieri con muchísimos intereses territoriales en esa área, por concesiones de restaurantes, playas de estacionamiento, etc. Santilli ha convivido con el sindicato de Empleados de Comercio. ¿Va a haber un conflicto, va a haber tensión? ¿Será este vínculo una posibilidad para que Milei negocie con los sindicatos y saque una reforma más amigable? La negociación con los sindicatos será clave para el Gobierno Ignacio Amiconi Tenemos que saber que la CGT también va a ir a negociar con los gobernadores para impedir que se toque sobre todo la organización sindical: que no se abra la posibilidad de renovar convenios más rápido —técnicamente, esto se llama terminar con la ultraactividad de los convenios, cuando un convenio vence sigue funcionando— y que no se vaya a un esquema de sindicato por región o por empresa. ¿Santilli de qué lado va a estar? Estas son incógnitas del tiempo que viene. Este nuevo triunvirato va a tener que ir al encuentro con los gobernadores, va a tener que ir al encuentro con los legisladores peronistas. En la Argentina hay seis millones de trabajadores formales, nueve millones de informales. Son más los informales que los formales. Esto es clave para entender la historia reciente del sindicalismo. Y probablemente dentro de los formales habrá sindicalizados dos millones. Quiere decir que esta CGT que se acaba de constituir representa probablemente al 15% de la fuerza laboral. Eso le da una debilidad y un problema de representación que explica el silencio del sindicalismo frente a muchísimas crisis económicas que estamos viviendo, que hemos vivido durante todo este tiempo. ¿Cuál es la clave de este triunvirato que se armó en la CGT para discutir la reforma laboral? No hay kirchneristas. Se limitó la representación de gente como Sergio Palazzo, de La Bancaria, o de Abel Furlán, del sector siderúrgico. Es un sindicalismo dialoguista frente a un peronismo que tendrá que definir qué va a hacer frente a la reforma laboral. ¿Solo la va a obstruir? Cristina Kirchner dice en la carta que escribió la semana pasada que tiene que haber una renovación conceptual. Casi Cristina vs. Cristina, como el libro de Vilma Ibarra. Se armó un triunvirato en la CGT para discutir la reforma Noelia Guevara – LA NACION ¿Va a haber un proyecto propio del peronismo en Diputados y en Senadores? ¿O solo van a resistir el proyecto del Gobierno? ¿Qué va a hacer Kicillof en ese campo? Otra pregunta: ¿se va a poner del lado de Cristina, que dice “algo hay que reformar”, o solo van a obstruir? Es una pregunta importante porque por esta pregunta se filtra una cuestión que es: qué va a pasar con el peronismo. ¿Va a haber algún movimiento de renovación de este peronismo derrotado, conducido por Cristina? Hay distintas voces alrededor de este tema. Un dirigente importante de la provincia de Buenos Aires Juan Amondarain dice que el peronismo bonaerense debe replegarse sobre los intendentes, que son los que ganaron la elección de septiembre. ¿No la ganó Kicillof? Bueno, Kicillof con los intendentes. ¿Fueron los intendentes los que quisieron desdoblar? Probablemente. Hoy hay todo un debate respecto al poder entre los intendentes, inclusive algunos que quieren tomar más poder. Como Federico Achával, por ejemplo, de Pilar, que está aprovechando la retirada de Cristóbal López del mundo del juego en la provincia de Buenos Aires para ir por todo el juego, quiere ser el zar del juego, claro. Su padre es socio de Cristóbal López en Palermo. ¿Qué va a pasar con ese negocio? ¿Qué va a pasar con Kicillof y los intendentes? Kicillof no va a poder conseguir que le aprueben el nivel de endeudamiento que necesita la provincia, que es de, tal vez, 3000 millones de dólares, mucho más de lo que están diciendo en los diarios, y va a necesitar del apoyo de los intendentes y de los legisladores que dominan los intendentes en la Legislatura, en su enfrentamiento con La Cámpora. Acá hay un actor en esta nube nueva que se formó importantísimo: el poder de los intendentes de la provincia de Buenos Aires. Amondarain dice que se debe armar un peronismo bonaerense. Cristina Kirchner EMILIANO LASALVIA – AFP El domingo se escuchó otra voz de alguien muy inteligente que es Juan Manuel Olmos, líder del peronismo porteño. En una entrevista con Romina Mangel dijo, sin hablar de Cristina, que hay que introducir una discusión en el peronismo, que es una interna para definir el futuro del partido. Recurrir al afiliado. Tiene un aire ochentista la idea. Cuando el peronismo tuvo otra derrota muy traumática en 1983 cuando por primera vez perdió en elecciones limpias frente a un líder no peronista, Raúl Alfonsín, y trató de capturar el clima de época con la renovación peronista. El clima que había imperado en la Argentina durante lo que se llamó la primavera alfonsinista, y renovarse. ¿Empieza eso en el peronismo hoy? ¿Cómo va a recibir Cristina esos mensajes? Olmos no habla de Cristina, habla de un método: hay que ir a internas, lo que supone renovar la conducción. Es clave para Millei qué pasa con sus opositores y es importante cuál va a ser la situación del peronismo en el Congreso. En cuanto al peronismo, es determinante cuánto puede o no registrar lo que está pasando en la economía y lo que está pasando con las demandas sociales.
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