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  • Crisis económica y despliegue militar: los dos frentes que acorralan a Maduro

    » Nova Entre Rios

    Fecha: 10/11/2025 14:29

    Mientras la crisis interna se profundiza, la tensión militar con Estados Unidos es constante. El FMI predice que la inflación anual podría superar 680% el próximo año. La grave crisis económica en Venezuela se convirtió en una amenaza tan significativa para el gobierno de Nicolás Maduro como la creciente presencia militar de Estados Unidos en el Caribe. Con una devaluación del bolívar que supera 400% en el último año y una inflación proyectada por el FMI en 270% para finales de año (la más alta del mundo), la presión social sobre el líder chavista se intensifica. La devaluación ha sido catastrófica para el poder adquisitivo de los venezolanos. El bolívar pasó de una tasa de 43 por dólar hace un año a 231 la semana pasada, según el Banco Central. Este colapso se traduce en una miseria extrema: los trabajadores que perciben el salario mínimo ganan actualmente apenas 60 centavos de dólar al mes. Incluso los bonos de pensión estatal, de 50 dólares mensuales, se complementan con los mismos 60 centavos de bolívar. “¿Quién puede vivir así?”, se pregunta un jubilado en Caracas para Financial Time. Los ciudadanos recuerdan la hiperinflación de seis dígitos vivida entre 2016 y 2019 que impulsó la migración de millones. José Guerra, profesor de economía de la UCV, advierte que si bien la definición puede ser debatible, el país “sin duda lo parece” estar experimentando un nuevo ciclo hiperinflacionario. Las proyecciones para el futuro inmediato son sombrías: el FMI predice que la inflación anual podría superar 680% el próximo año. Esta situación llevó al Banco Central a dejar de publicar las cifras de inflación, dificultando la transparencia. Intervención política y represión. Financial Times reseña el gobierno de Maduro logró frenar la anterior hiperinflación mediante la flexibilización de los controles de precios y la tolerancia de facto del dólar estadounidense. Sin embargo, en el período previo a las elecciones de 2024, el Banco Central intervino en el mercado cambiario gastando miles de millones de dólares de las reservas para apuntalar el bolívar. Tras unas elecciones consideradas fraudulentas por observadores, en las que el recuento opositor dio más de 80% de los votos al candidato Edmundo González, el gobierno de Maduro redujo las intervenciones cambiarias, acelerando la devaluación. Paralelamente, economistas independientes, editores de tasas de cambio del mercado negro y figuras de la oposición son arrestados por informar sobre el pésimo estado de la economía. Descontento ciudadano. Mientras la crisis interna se profundiza, la tensión militar con Estados Unidos es constante. El despliegue naval, el mayor en la región en tres décadas, incluyó 17 ataques en los que han muerto al menos 69 personas por el hundimiento de presuntas embarcaciones de narcotraficantes. El portaviones USS Gerald R. Ford, el más grande de Washington, se dirige a la región, y los senadores republicanos bloquearon una medida para prohibir acciones militares, dejando abierta la posibilidad de ataques terrestres. Maduro interpreta el despliegue como un intento de derrocarle y “robar nuestra inmensa riqueza petrolera”, una narrativa que se ve afectada por las sanciones petroleras de EE UU (aunque Chevron obtuvo una licencia con restricciones de pago). Sin embargo, el factor más preocupante para el gobierno podría ser el creciente descontento. Una encuesta reciente reveló que solo 20% de los venezolanos culpa a las sanciones de la crisis, una caída significativa respecto al 33% de septiembre. La frustración es tal que la ciudadanía expresa un sentimiento de desesperanza: “Si los gringos van a intervenir, que lo hagan ya”, comentó un ciudadano en un mercado de Caracas. La nota completa en Financial Times

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