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» Diario Cordoba
Fecha: 09/11/2025 11:13
En estos días se celebra en Villanueva de Córdoba la 25ª edición de la Feria del Jamón de Los Pedroches, organizada por el ayuntamiento de la localidad y la Denominación de Origen Protegida. El evento es de importancia capital por su naturaleza, pervivencia, significado comarcal y por ser un referente de primera magnitud en el que convergen tres elementos esenciales: territorio, sociedad y ganadería, una de cuyas resultantes es el jamón ibérico de bellota, un bien apreciado como una de las cuatro o cinco perlas de la gastronomía mundial. El evento ofrece la ocasión para proclamar la excelencia del producto, felicitar a la organización, reconocer el esfuerzo de lustros de productores y ganaderos y para pedir la colaboración de todos los sectores implicados, de pueblos y de autoridades, de municipios e instituciones en pro de la economía comarcal y de la cohesión territorial, de las cuales pende el futuro de las mismas gentes y de la tierra que habitan. El momento también es propicio para afirmar y proclamar una vez más la calidad del producto y denunciar la multitud de fraudes existentes en el sector jamonero que encuentra provecho en la perfidia de quienes los cometen, en la desinformación de los consumidores y en el autismo de las administraciones que tienen capacidad normativa o sancionadora. Pero lo realmente importante de esta Feria no es el jamón ibérico de bellota, sino el ser una efeméride que muestra a corazón abierto y en su encarnado color el alma y el ser de Los Pedroches. Los Pedroches, con esta denominación y no con el pseudocultismo de Valle de los Pedroches que tanta ignorancia geográfica e histórica denota, son una comarca antológica en la geografía española, a la que los propios -quizás por sentido de marginación territorial y social o incluso de complejo identitario- no valoramos lo suficientemente como patria, y los forasteros no aprecian por desconocimiento, no por falta de afecto, sino porque frecuentemente enmarcan a nuestra tierra en el neblinoso espacio que perciben como la Sierra. La verdadera identidad de Los Pedroches radica en su fuerte personalidad geográfica, en su ubicación, en la precisión de su contorno y en el hecho de estar apoyada en el sustrato granítico del que toman sus caracteres fundamentales. La baja calidad agronómica de sus suelos y los condicionantes climáticos no permitían laboreo intenso ni cultivo continuado. De ahí que ante la fragilidad del medio a efectos productivos, el ser humano, consciente de ella y de la necesidad de sobrevivir en el mismo, establecieron desde el inicio una relación de armonía, no de dominación por parte de éste, sino de equilibrio entre medio e inteligencia, entre naturaleza y cultura, a fin de la expresada supervivencia y garantía de continuidad. El resultado, producto de la historia y de la actuación humana sobre el medio natural, han sido las excelentes dehesas que conforman el paisaje pedrocheño, en las cuales las encinas son el referente visual y funcional y auténtico centro de gravedad del agrosistema de dehesa, no del ecosistema, con el que tanta veces se les alude de modo erróneo e inadvertido. La excelencia del agrosistema de dehesa radica en las prácticas extensivas, en la interdependencia de los aprovechamientos agrícolas y ganaderos y en la integración de las especies ganaderas mayores (cerdo, oveja y vaca) para el aprovechamiento de sus utilidades de suelo y vuelo. Y así ha sido durante siglos, lo que es garantía contrastada de calidad y de que la historia es garantía, también, de sostenibilidad futura. Pero la economía, las sociedades y los tiempos cambian. Los Pedroches han conocido tres grandes ciclos económicos, excluida la explotación minera. El primero hasta mediados del siglo XIX en que fueron exportadores de «yerbas» consumidas in situ por los rebaños trashumantes, luego -significadamente desde la puesta en marcha del ferrocarril- fueron exportadores de ganado vivo a los centros urbanos de consumo y, en tercer lugar y desde hace unas décadas, el momento presente, en el que Los Pedroches han comenzado a exportar los productos transformados de la ganadería comarcal. La Fería del Jamón que celebramos es buen ejemplo de todo ello, pero también es el grito de una comarca consciente de sus esfuerzos, de la calidad de sus productos y claro exponente de su deseo de supervivencia, de la supervivencia de un mundo rural que clama por el lugar que merece el territorio en la gobernanza moderna. Y en efecto, Los Pedroches, que han sido lugar de radicación y cría de animales al servicio de intereses ajenos, hoy aspiran a que su territorio sea elemento de desarrollo en sí mismo, y a que sus productos sean un bien a aprovechar, difundir y comercializar en beneficio colectivo. Por ello la Feria del Jamón 2025 es oportuna, necesaria y justa, al tiempo que divulgativa y esclarecedora, esperando la comprensión y favor de conciudadanos y visitantes en aras de los que a todos nos engrandece y conmueve: la solidaridad en el tiempo y en el espacio como bien común, basadas ambas en la ética de conservación de la naturaleza y del amejoramiento de la sociedad cordobesa. *Presidente de la Real Academia de Córdoba
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