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  • Las tormentas pasan, pero el trabajo queda

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    Fecha: 09/11/2025 11:06

    Las urnas ya hablaron. El frente de tormenta electoral se disipó y el país entra en otro tiempo: el de gobierno. Misiones lo entendió antes que nadie. Cuando se terminan los truenos, hay que enchufar la heladera de nuevo y la TV, mirar el cielo con realismo y mantener el pulso del hacer en medio de un clima nacional que sigue inestable. La presión está del lado de la Nación. Javier Milei —y en Misiones, su representante político— ya no pueden seguir mirando el pronóstico que presenta alguna linda periodista en la TV: tienen que salir a trabajar bajo la lluvia. Porque las tormentas no se explican, se enfrentan. Y el país, después de meses de diagnósticos, necesita paraguas, no teorías. Churchill solía decir que “el precio de la grandeza, es la responsabilidad”. En la vida pública, eso no es una carga: es conducción. Es inspirar con hechos, no con discursos. Misiones aprendió que el poder legítimo no se impone ni se grita; se construye en silencio, con resultados que hablan por sí solos. Mientras el modelo nacional acumula gráficos vacíos y anuncios que distraen y entretienen, pero no impactan en el bolsillo de nadie de a pie, Misiones sostiene —contra cualquier recomendación basada en la teoría— su propio microclima: gestión y previsibilidad. Passalacqua camina la provincia con la serenidad de quien entiende que gobernar no es esperar buen tiempo, sino mantener la calma cuando el viento asusta a los inexpertos. La inauguración de la 40.ª Fiesta Nacional de la Madera en San Vicente fue ejemplo de eso. No solo se trató de celebrar una tradición, sino de sostener una economía viva en medio del temporal. Más de 170 expositores —pymes, cooperativas, industrias— mostraron lo que se produce con esfuerzo propio, mientras algunos siguen discutiendo si una vedette jubilada o un influencer de Palermo miden mejor en un focus group. Lo mismo pasa con “Mirar Mejor”, un operativo que no tiene la prensa que debería, pero que transforma vidas. Salud, infraestructura, trabajo en territorio. Decisiones con nombre y efecto concreto. En una Argentina donde el ajuste se volvió dogma, Misiones insiste en una política de abrigo para demostrar que el Estado no debería abandonar a nadie cuando baja la temperatura. En uno de los diálogos más recordados de Game of Thrones, Varys dice: “El poder reside donde los hombres creen que reside”. Tengo esa frase tatuada en el brazo. No como guiño de fan, sino como recordatorio: el poder real no está solo en los cargos, sino en la confianza que la gente deposita en quienes hacen. Misiones entendió eso hace tiempo: la legitimidad del Frente Renovador de la Concordia no depende del marketing, sino de la constancia. Romero Spinelli lo resumió bien cuando habló de la yerba mate y dijo que “la liberación del precio no es una solución de ninguna forma; solo beneficia a unos pocos en un mercado con una relación de poder entre las partes desigual”. Su frase marcó el contraste entre dos climas políticos: el de la desregulación nacional, que seca el suelo productivo, y el de la gestión provincial, que busca hacer llover donde la Nación solo deja polvo. Mientras tanto, el país sigue bajo un cielo incierto. La macroeconomía no arranca y los precios se disparan. La ruleta de las tarjetas de crédito ya la dominan todos los argentinos: “pago el mínimo de una este mes, así no se me inhabilita; el mes que viene saco un adelanto para pagar el mínimo de la otra tarjeta y con eso, cuando cobre el aguinaldo, levanto el saldo de una para pagar la otra en cuotas”. Un juego cruel al que nos obligan a jugar, desde sus grandes escritorios de madera maciza, algunos porteños que conocen tanto de la realidad como vos y yo de la fabricación de flautas dulces. Misiones, mientras tanto, se sienta en la mesa de los yerbateros porque los conoce y puede mirarlos a los ojos. A la Renovación —le guste a quien le guste— no le sacan la mano cuando la extiende para saludar a quienes trabajan. Y de esas reuniones donde se busca sostener la presencia internacional de la yerba mate, conquistar mercados y abrir oportunidades, se trata la gestión también. No hay marketing ni improvisación: hay previsión. Esa palabra que en política vale tanto como en meteorología. Todos saben que no alcanza y se hace lo que se puede: los misioneros aseguramos las chapas, metemos al perro para que esté calentito y tapamos las goteras. Pero más que eso, no podemos. La economía nacional no se resuelve con voluntad, mucho menos con reels. Misiones cumple. Gestiona, invierte, acompaña y protege. Pero todo esfuerzo tiene un límite si el sistema nacional sigue bajo tormenta. La Nación define tasas, crédito, impuestos, precios, energía. Y los misioneros, que ya cumplieron en las urnas, esperan que ahora la Casa Rosada cumpla con ellos. El ciclo electoral cerró. Y en este nuevo tiempo, cada decisión será un dato del clima político. Porque las tormentas pasan, pero el trabajo queda. Por Diego René Martín

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