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» Elterritorio
Fecha: 09/11/2025 06:52
Se trata de Jonathan “Polaquito” Ferreira (36), quien en abril de 2022 fue detenido por el homicidio de Bruno Méndez (25) y el abuso a la novia del fallecido, ocurrido en el barrio Villa Alta de Iguazú. sábado 08 de noviembre de 2025 | 22:42hs. Un vecino del barrio Villa Alta fue quien rescató a la joven y a su bebé aquel 4 de abril por la mañana. //Foto: archivo El Territorio. Uno de los crímenes más resonantes de los últimos años, ocurridos en Puerto Iguazú, podría ventilarse en instancia de debate oral a principios del año próximo. Según confirmaron fuentes confiables a El Territorio, de no mediar contratiempos, se espera que para los primeros meses del 2026, Jonathan Nazareno Ferreira (36), alias Polaquito, sea juzgado en el Tribunal Penal de Eldorado por el asesinato de Bruno Méndez y por el abuso sexual de la pareja de este último, en ese entonces de 18 años, hecho ocurrido en abril de 2022 en la Ciudad de las Cataratas. “Necesitamos justicia y queremos justicia. No sabemos cómo son los procesos, pero a nosotros nos dijeron a fines del año pasado que saldría el juicio. Ya pasó todo otro año y seguimos esperando. Es muy triste lo que estamos viviendo, nos falta Bruno, y si bien un juicio no lo revive, es el cierre del proceso para que descanse su alma”, remarcó Alejandra Méndez, hermana del fallecido, quien se pronunció sobre la reciente novedad. Polaquito Ferreira está imputado por homicidio criminis causa y abuso sexual con acceso carnal en concurso real. Actualmente está alojado en la Unidad Penal de Eldorado, a la espera del debate. Las pesquisas del caso, llevadas adelante por el Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, indicaron que la violenta secuencia se desarrolló en una vivienda ubicada sobre la calle Artigas del barrio Villa Alta, el 4 de abril de 2022. La joven y Méndez fueron con el hijo de ésta a visitar a Polaquito, cerca de la 1 de la madrugada. Compartían el rato entre bebidas alcohólicas hasta que sobrevino la inexplicable sucesión de violencia. Fuentes del caso reconstruyeron en base al testimonio de la muchacha que avanzada la noche la pareja le pidió a Ferreira una habitación para tener relaciones sexuales y el dueño de casa les facilitó el lugar. Sin embargo, en pleno acto se metió en la pieza y quiso propasarse con la joven, por lo que inmediatamente Méndez lo empujó. Entonces se inició una pelea. En la pieza empezaron los empujones y gritos hasta que Ferreira apuñaló a Méndez. Luego lo llevó hasta la sala, donde lo atacó nuevamente, por lo que la víctima quedó en el piso malherida. Sobre este punto, son dispares las versiones sobre quién tenía el arma, no está claro que el homicida la llevaba consigo o se la sacó a su víctima, pero lo cierto es que lo atacó brutalmente y luego volvió al cuarto. Lejos de que el infierno se termine ahí, el homicida subió la música de la casa a todo volumen para que afuera no se escuchara lo que ocurría, valiéndose de eso para violarla. Señaló que el ultraje se repitió durante mucho tiempo mientras su novio agonizaba y gritaba en la otra sala y su hijo dormía -lo hizo toda la noche- en otro sector de la casa. En esta parte de la historia surge un detalle que describe la perversidad y la saña con la que se presume que actuó el homicida: luego de cometer los abusos, volvió a la sala y con la misma arma remató a la víctima, asestando puñaladas en órganos vitales. Tras el homicidio, la joven madre estuvo cautiva hasta que se hizo de día. Relató ante los investigadores que en determinado momento vio cómo el asesino tomó una pala, arrastró el cuerpo hacia afuera y se dispuso a cavar una fosa para enterrarlo. Inició el trabajo hasta que se rompió la herramienta y debió buscar otra, instancia en que su víctima aprovechó para huir. No podía salir por la puerta delantera, por lo que la única vía de escape era la puerta trasera. Tomó a su hijo, ganó el patio e intentó subir el muro perimetral de un pasillo lateral que está compuesto por chapas. Afuera llovía y Ferreira llegó rápido para impedir la fuga, instancia en la que ella empezó a gritar y golpear el chaperío con todas sus fuerzas. Un vecino se acercó por el cerco perimetral a asistirla, por lo que primero puso a salvo a su hijo y recién entonces escapó del inmueble. “Maté a uno” En medio de esa situación, Polaquito pudo huir de la escena y se refugió en la casa de un vecino. Efectivos de la Comisaría Segunda de Iguazú fueron advertidos de lo sucedido cerca de las 10 y lo detuvieron momentos más tarde. “Yo había llegado a casa y escuché que -Ferreira- estaba con la pala, pero no le di bolilla porque él era loco y agresivo con todos. En un momento dado entró a la casa, mamá estaba adentro, me miró y dijo: ‘Hernán, no llames a la Policía, maté a uno’”, reveló un vecino directo sobre la secuencia posterior y la confesión del homicida. Añadió que el acusado estaba todo sucio, con la remera manchada con sangre. “Entonces mamá llamó por teléfono al papá del Polaquito, que llegó rapidísimo. Fue él quien lo sacó de la casa y lo entregó a la Policía que ya había llegado y estaban con la chica en la casa del otro vecino”. El testigo expresó que cerca de las 23 de la noche anterior había pasado por el frente de la casa del acusado y “como siempre era un desastre, música fuerte, estaban tomando. Yo seguí de largo nomás, estaban en la oscuridad. No miré mucho porque no quería problemas”.“Se sabía que esto iba a terminar así, si no le mataban, iba a terminar matando a alguien”, fue, palabras más o menos, el relato que se repitió varias veces. Oportunamente, El Territorio estuvo en la escena y, mientras la Policía realizaba los peritajes, los vecinos en la esquina exponían su experiencia con el detenido. Todos tenían en común el haber sido víctimas de robos, amenazas e incluso haber discutido con el joven, a quien muchas veces también denunciaron por ruidos molestos. “A mí me robó tres veces, rompió las rejas de mi casa y varias veces me pidió que lo llevara a comprar drogas, algunas veces lo llevé porque si no cumplías con él, tiraba piedras, te robaba o te amenazaba” contó un vecino. Antecedentes Fuentes policiales confirmaron que el acusado tiene un importante prontuario de delitos contra la propiedad, agresiones y consumos problemáticos de alcohol y estupefacientes. También se dijo que cumplió una condena por robo calificado bajo la modalidad motochorro. En la audiencia indagatoria ante el Juzgado de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, a cargo del juez Martín Brites, el sospechoso expresó que luego de una ronda de tragos y consumo de cocaína, él y la joven se fueron a su casa para tener relaciones sexuales. Según sus palabras, cerca de las 5 de la mañana llegó Méndez enajenado por los celos y quiso atacarlo. Entonces tomó un cuchillo que había en el lugar y se defendió, causándole la muerte al joven. “Me defendí y me fui de mambo”, de acuerdo a sus palabras, según trascendió.
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