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» Diario Cordoba
Fecha: 08/11/2025 21:45
A simple vista, parece una iglesia más de barrio, pero tras sus piedras se esconde una historia que resume la de toda una ciudad: un mestizaje cultural sin igual, fruto de sucesivas conquistas de Córdoba. Pero este lugar, además, ha sido víctima de reveses que, pese a su gravedad, por suerte no borraron su historia ni el secreto oculto en su campanario. Este templo se alza en uno de los barrios más antiguos de Córdoba. Su aspecto actual es el resultado de más de un milenio de transformaciones. Su historia como lugar de culto católico comienza en el año 1236, cuando Fernando III el Santo tomó la ciudad y decidió levantar nuevas parroquias cristianas sobre antiguas mezquitas. Las conocidas, hoy en día, como iglesias fernandinas. Antes de conocer la interesante historia que nos ha legado esta parroquia merece la pena mencionar que se trata de una pequeña iglesia de tres naves comunicadas entre sí por grandes arcos de medio punto. Podría parecer que todo el conjunto es medieval. Sin embargo, la fachada lateral, desde la que se accede, no es tan antigua, sino que fue realizada en el siglo XIX. El templo, en riesgo Durante el siglo XX sufrió varios reveses que pusieron en riesgo el edificio. El primero tuvo lugar en 1979. Un incendio afectó gravemente al conjunto. Pero las desgracias en torno a esta iglesia nos quedarían ahí. Reconstrucción de la iglesia tras el incendio. / Córdoba Dos años más tarde un hundimiento vuelve a dañar el templo, que es restaurado íntegramente entre 1987 y 1990 de la mano de los arquitectos Antonio Cabrera y Óscar Rodríguez, quienes lograron devolver la estabilidad a la parroquia. Un secreto dentro de la torre El templo se levanta en un barrio tradicional de calles estrechas, parte del casco histórico de la ciudad. Caminando por una de las vías principales se llega a la iglesia y, en un primer vistazo, nadie imaginaría que dentro se esconde uno de los testimonio más antiguos del periódo islámico cordobés. Y es que esta iglesia, como la ciudad misma, guarda ese pasado. Muchas veces en lugares inesperados. Fue en el siglo XVI cuando el arquitecto Hernán Ruiz II construyó un nuevo campanario en esta iglesia. Pero en lugar de derribar la torre anterior, la envolvió. Dentro de la estructura renacentista quedó embutido un antiguo alminar islámico, perteneciente a la mezquita original que existía en el solar. Alminar de la iglesia. / Córdoba Ese alminar, datado por los expertos en tiempos del emir Hisham I (788–796), es uno de los más antiguos que se conservan en Córdoba, solo superado en antigüedad por el que dio lugar a la torre-campanario de la Mezquita aljama. No se ve desde la calle; solo quien entra en el templo y levanta la vista puede apreciar los restos de aquella torre desde la que se hacía el llamado a la oración. Es, sin duda, un puente entre dos mundos que quedaron unidos en el patrimonio de la ciudad. Una historia común Cuando uno conoce la historia completa, el lugar deja de parecer un simple templo. Es un símbolo de cómo el pasado islámico se integra en el presente cristiano de la ciudad, y viceversa. En este caso, se trata de la iglesia de Santiago, en el barrio homónimo de Córdoba. Dos personas pasan delante de la iglesia de Santiago. / Manuel Murillo Su campanario guarda dentro uno de los alminares más antiguos de la ciudad, y sus muros, las huellas de todas las épocas que la vieron renacer. Una situación que se repite en muchas de las iglesias fernandinas de Córdoba. En unas, como en este caso, de forma más evidente que en otras.
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