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» Diario Cordoba
Fecha: 08/11/2025 21:45
¿Qué amante de los libros no ha soñado alguna vez con abrir su propia librería y hacer de su fondo todo lo que a él le gustaría leer? Es más que un sueño: en Madrid ocurre constantemente. Al tiempo que decenas de librerías cierran, llegan otras tras las que hay un alma soñadora que busca hacer del mundo un lugar mejor gracias a los libros. Justo esta semana se celebra el día de estos santos templos sin los que no podríamos sacar lo mejor de nosotros mismos. Las librerías y editoriales pequeñas, autogestionadas e independientes, nos siguen dando lecciones de humanidad. Y en el páramo cultural cordobés en el que nos ha sumido el cierre progresivo de librerías míticas como Anaquel o el reciente de La República de las Letras hace que nos planteemos qué ha llevado a María Sotomayor, escritora y artista plástica, a regalarnos la librería La Romántica, en la calle Pérez de Castro. Más aún, cuando ya tuvo que pasar por el cierre de esa librería de sus sueños en Madrid, La semillera, de la que me alegro de haber formado parte. María explica que puede que La Romántica surgiera justo automáticamente cuando se cerró la anterior, pero que por el camino ha tenido que aprender a aceptar el fracaso, entender las dinámicas consumistas en las que vivimos y cerrar determinados duelos personales. «La intención es quitar la idea romántica de librería y ser un punto de encuentro para que nos podamos retroalimentar la gente que nos gustan los libros, que pueda albergar todo tipo de actividades», sentencia María. Pero apela a algo más importante: «Hacer comunidad». Y nombra aquí la labor ejemplar que ha hecho Rubén en Ostin Macho. Esta poeta vuelve a Córdoba 15 años después con una mirada fresca, busca hacer algo bonito, porque también para quejarnos tenemos que ser conscientes de qué podemos hacer. Al fin y al cabo, es muy triste que en una ciudad como la nuestra haya que recurrir a comprar libros en El Corte Inglés o La Casa del Libro, sin desmerecer la resistencia absoluta de la Librería Luque, que siempre ha reservado espacio en sus estanterías para los cordobeses que escribimos. Busca crear «una red bonita para más gente», quiere «escribir, vender libros y rodearme de personas que escriben» y abrir una librería le parecía lo más honesto. Ahora le toca a la ciudad responder a su llamada, a este proyecto que nace de la ilusión, la experiencia y los aprendizajes internos. Demostrar que somos más que lo que los proyectos institucionales venden, que verdaderamente tenemos sed. *Escritora
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