08/11/2025 03:10
08/11/2025 03:10
08/11/2025 03:09
08/11/2025 03:09
08/11/2025 03:08
08/11/2025 03:07
08/11/2025 03:07
08/11/2025 03:06
08/11/2025 03:05
08/11/2025 03:04
» AgenciaFe
Fecha: 07/11/2025 21:01
El aumento de casos de coqueluche o tos convulsa en Argentina llevó a reforzar las alertas sanitarias y las recomendaciones de vacunación, luego de que se confirmara la muerte de cuatro niños menores de dos años en el Área Metropolitana de Buenos Aires. En la provincia de Santa Fe, se diagnosticaron 19 casos, 16 de los cuales se registraron en el departamento Rosario. El Ministerio de Salud de la provincia reforzó la vigilancia. La Sociedad Argentina de Vacunología y Espidemiología detalla la información clave sobre la tos convulsa, también llamada tos ferina o coqueluche. Epidemiología. Es una enfermedad infecciosa aguda, contagiosa, causada por Bordetella Pertussis. Se caracteriza por accesos de tos en número y duración variables. Puede afectar a los niños pequeños, adolescentes y adultos, y es grave en el recién nacido y el lactante. Es una enfermedad con morbimortalidad significativa, especialmente en el niño menor de un año. Ocupa el quinto lugar en las causas de muerte por enfermedad inmunoprevenible en menores de 5 años, según datos de la OMS. La incidencia de tos convulsa se ha incrementado desde 1990. Es actualmente una enfermedad reemergente, inclusive en países con alta cobertura de vacunación. Las causas de esta reemergencia son varias: la corta duración de la inmunidad conferida por las vacunas, la divergencia antigénica entre las bacterias que circulan en la población y las cepas vaccinales, así como la falta de eficacia en la protección cruzada contra las diferentes especies del género. Ni la infección ni la vacunación brinda inmunidad de por vida. Vacunas según las etapas de la vida. Fuente: Sociedad Argentina de Vacunología y Espidemiología. Clásicamente, la enfermedad tiene una mayor prevalencia a fines de invierno y comienzos de la primavera. Pero en nuestro medio, la mayor frecuencia se observa a fines de la primavera y comienzos del verano. Es endémica y las epidemias cada 2-4 años se han presentado hasta 1985, año en que se introdujo la vacuna para niños en edad escolar. La mayor incidencia se observa en poblaciones de bajo nivel socioeconómico-cultural y alta densidad demográfica y constituye un importante problema de salud, fundamentalmente en los países en vías de desarrollo. Es una enfermedad de notificación obligatoria y objeto de vigilancia intensificada. Agente infeccioso: Gramnegativo, inmóvil, aerobio, con cápsula. Elabora exotoxinas que penetran en las células del huésped y son responsables de los signos y síntomas de la enfermedad. El hombre es el único reservorio. Transmisión: La transmisión se produce por contacto cercano con enfermos a través de aerosoles de gotitas. Es máxima en el período catarral, previo a la instalación de los paroxismos de tos quintosa (accesos de tos violentos seguidos de una profunda inspiración, que a veces produce un sonido de silbido similar a un canto de gallo) y disminuye progresivamente después de la segunda semana de iniciadas las quintas. En general, a partir de la 4ª semana no existe contagio. Los factores que inciden en la duración de la transmisibilidad son la edad, el estado de vacunación, y el tratamiento antibiótico apropiado. Un lactante no vacunado y no tratado puede contagiar durante 6 semanas o más después del comienzo de la tos. Un adolescente vacunado no tratado puede contagiar por 3 semanas o más, después del comienzo de la tos. La administración de los antibióticos de elección de esta patología abrevia el período de transmisibilidad aproximadamente 5 días desde el inicio de la terapéutica. Incubación: El período de incubación es asintomático y oscila entre 7 a 10 días, con un rango de 5 a 21 días. Los adolescentes y los adultos pueden tener una enfermedad leve o atípica no reconocida, pero son fuentes de Bordetella Pertussis para los lactantes y niños pequeños. En situaciones de brote se presentan numerosos casos en los primeros meses de vida. Este grupo de edad, menor a 6 meses, es el que registra la mayor tasa de letalidad. El grupo más expuesto al riesgo de contraer la enfermedad es el menor de 4 años. Evolución de la enfermedad. Fuente: Sociedad Argentina de Vacunologia y Espidemiología. Aspectos clínicos de la enfermedad. Las manifestaciones clínicas se dividen en tres períodos consecutivos, sin límite preciso: de invasión o catarral, paroxístico o de estado y de convalecencia. Período de invasión o catarral: febrícula, rinorrea, coriza, tos seca con predominio nocturno. La duración es de 1 a 2 semanas. Período paroxístico: accesos o quintas de tos, que se producen durante una única espiración, seguida de una inspiración profunda, a menudo con un estridor característico (reprise). Son accesos cianosantes, emetizantes, disneizantes y taquicardizantes. La mayoría de los pacientes presentan entre 20 a 30 accesos por día. En el lactante de menos de 3 semanas, los accesos presentan una menor intensidad sonora. El mayor riesgo está determinado por la presencia de apneas. El término medio de duración del período paroxístico es de 3-4 semanas. Los paroxismos pueden continuar hasta 3 meses. Las complicaciones más frecuentes en los niños son las mecánicas: vómitos, hemorragias subconjuntivales, neumotórax, producción o agravamiento de hernias. Secundariamente a la sobreinfección bacteriana (neumonía, unifocal o plurifocal, supuración pleural) también puede ocurrir sobre infección viral. Como consecuencia de la hipoxia cerebral relacionada con la asfixia pueden presentarse convulsiones y coma. Las complicaciones en adolescentes y adultos son: síncope, incontinencia, fracturas costales, pérdida de peso y neumonía. Período de convalecencia: se caracteriza por la disminución gradual y progresiva de los accesos de tos. La duración de este período oscila de 3 a 4 semanas.
Ver noticia original