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  • Cometa 3I/Atlas: cómo las sondas espaciales buscan fotografiarlo antes de su paso cerca de la Tierra

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/11/2025 18:56

    El cometa 3I-Atlas se acerca a la Tierra El cometa 3I/ATLAS volvió a entrar en escena científica después de un período en el que su observación directa resultó imposible debido a su posición con respecto al Sol. Su vuelta a la visibilidad desató una carrera coordinada entre sondas espaciales, observatorios solares y satélites dedicados al monitoreo profundo del espacio. Antes de que telescopios terrestres puedan dirigir sus espejos hacia él con precisión, varios instrumentos situados fuera de la atmósfera terrestre están preparados para registrar su paso y ofrecer las primeras imágenes detalladas. El interés no se limita a la espectacularidad de su aproximación. Este cometa procedente de fuera del Sistema Solar posee características que se alejan del comportamiento conocido en cuerpos similares. La NASA confirmó la fecha en la que el cometa pasará junto a la Tierra, lo que permitió organizar una campaña internacional de observación coordinada (Atlas Telescope) Su órbita no encaja en el patrón cerrado que define a los objetos que giran alrededor del Sol: describe una trayectoria hiperbólica que confirma su origen interestelar. Además, las primeras mediciones mostraron un tono azul poco habitual y una composición química que se distingue del material que se encuentra en los cometas tradicionales de la Nube de Oort. La NASA confirmó que el cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra el próximo 19 de diciembre, lo que abre una ventana de estudio única. Sin embargo, antes de su aproximación visible desde observatorios terrestres, la estrategia científica ya está en marcha en el espacio. Su trayectoria hiperbólica confirma su origen interestelar, lo que lo convierte en un objeto clave para comprender procesos de formación fuera del Sistema Solar (Su trayectoria hiperbólica confirma su origen interestelar, lo que lo convierte en un objeto clave para comprender procesos de formación fuera del Sistema Solar (MICIU) Las sondas solares como fotógrafas adelantadas Para registrar los detalles del objeto sin la interferencia de la atmósfera terrestre, la comunidad astronómica recurre a naves que se encuentran en posiciones privilegiadas. Entre ellas se encuentran Solar Orbiter, SOHO (Observatorio Solar y Heliosférico) y la Parker Solar Probe. Estas sondas orbitan regiones próximas al Sol o mantienen puntos estables entre la Tierra y la estrella, lo que les permite obtener imágenes desde ángulos inaccesibles para telescopios terrestres. Su instrumental incluye coronógrafos, cámaras ultravioleta y medidores de partículas capaces de captar la interacción entre el cometa y la radiación solar. Ayer, la sonda china Tianwen-1 observó con éxito el objeto interestelar Atlas (3I/ATLAS) utilizando su cámara de alta resolución, según ha informado la Administración Espacial de China. La sonda china Tianwen-1 ha observado con éxito el objeto interestelar Atlas (3I/ATLAS) utilizando su cámara de alta resolución, según ha informado la Administración Espacial de China. (TIANWEN-1) Durante la observación, la sonda Tianwen-1 se encontraba a aproximadamente 30 millones de kilómetros del objeto, convirtiéndose así en una de las sondas más cercanas que lo han observado hasta la fecha. Los datos captados por una cámara de alta resolución fueron recibidos, procesados y visualizados mediante un sistema de aplicación terrestre. Las imágenes muestran claramente las características distintivas del cometa, que consiste en un núcleo y una coma circundante, con un diámetro que alcanza varios miles de kilómetros. Los investigadores crearon una animación utilizando una serie de imágenes de 30 segundos para ilustrar la trayectoria del objeto. Con base en estos datos de observación, los investigadores están llevando a cabo estudios más exhaustivos de Atlas. Entre el 2 y el 25 de noviembre de 2025, el Explorador de las lunas heladas de Júpiter (Jupiter Icy Moons Explorer), perteneciente a la Agencia Espacial Europea (ESA), analizará el objeto interestelar al utilizar una serie de instrumentos especializados. Las imágenes más recientes divulgadas por la agencia espacial estadounidense y otros organismos científicos muestran con gran detalle parte de su estructura compuesta por polvo y gas, lo que genera nuevas preguntas acerca de su composición. Las sondas espaciales buscan fotografiar al cometa antes de su observación terrestre, para registrar su evolución sin interferencias atmosféricas (ESA) El objetivo principal consiste en documentar la evolución del coma y de la cola del cometa mientras este libera material por efecto del calor solar. Las diferencias en la dispersión de gases y polvo resultan fundamentales para identificar la composición química. En cometas conocidos, ese comportamiento exhibe patrones relativamente similares. Los primeros registros del cometa indicaron reacciones de sublimación distintas a las esperadas, lo que alimentó hipótesis sobre un origen en regiones más frías y antiguas que las zonas donde se formaron la mayoría de los cometas de nuestro vecindario cósmico. Qué se espera cuando los telescopios terrestres entren en acción El brillo inusual y el color azul intenso del cometa despertaron nuevas hipótesis sobre su composición y sobre el entorno donde pudo formarse (NASA) Cuando el cometa avance hacia su punto de mayor acercamiento, los telescopios terrestres tomarán el relevo. Observatorios en Chile, Hawái, las Islas Canarias y Argentina ya ajustaron sus calendarios para no perder la oportunidad de analizarlo con instrumentos ópticos y espectroscópicos de amplia apertura. La secuencia esperada comienza con las imágenes de las sondas espaciales. Luego, a medida que el cometa ingrese en regiones del cielo con menor interferencia solar, los telescopios montados sobre la superficie terrestre podrán realizar mediciones más precisas sobre su núcleo y su composición molecular. En este tramo resulta especialmente valiosa la confirmación del color azul detectado durante las primeras observaciones. Ese color podría indicar la presencia de moléculas y compuestos que no son habituales en los cometas del Sistema Solar. Si esta confirmación se sostiene, el cometa 3I/ATLAS se convertiría en una pieza clave para el estudio comparativo de sistemas planetarios y procesos de formación estelar en otros rincones de la galaxia. Imagen del cometa 3I/ATLAS tomada por la sonda NASA/SPHEREX Por otra parte, el seguimiento continuo de su brillo permitirá evaluar su grado de estabilidad. Algunos cometas interestelares registrados en el pasado mostraron desintegraciones rápidas. Otros conservaron una estructura más firme durante largos períodos. La manera en que 3I/ATLAS responda a la radiación solar ofrecerá pistas sobre las condiciones físicas del entorno en el que se formó. Los astrónomos esperan que la combinación de imágenes espaciales y observaciones terrestres proporcione un retrato complejo y profundo del objeto. En conjunto, estos datos pueden modificar la comprensión actual sobre el tráfico interestelar de cuerpos helados y aportar información sobre la historia química de regiones lejanas de la Vía Láctea. El cometa será fotografiado antes desde el espacio porque su proximidad al Sol impide que los observatorios terrestres lo capturen con nitidez (NASA) Un visitante que no volverá y que podría ser más antiguo que el Sol El carácter interestelar del cometa está confirmado: no forma parte del Sistema Solar ni retornará después de su paso actual. La trayectoria señala que ingresó desde regiones profundas de la Vía Láctea y se dirige nuevamente hacia el espacio interestelar. Los astrónomos estiman que su edad supera los 7.000 millones de años, una cifra que antecede la formación del Sol, calculada en aproximadamente 4.600 millones. Su núcleo mide cerca de 20 kilómetros de diámetro y su masa se aproxima a 33.000 millones de toneladas, lo que lo convierte en el objeto interestelar más grande observado de forma directa. Este valor contrasta con los dos visitantes interestelares anteriores: ’Oumuamua (2017) y 2I/Borisov (2019), cuyos tamaños eran menores y cuyas características resultaron distintas a las de los cuerpos comunes del Sistema Solar. Antes de su paso por el Sol, el cometa lucía de color verde. Los científicos esperan detectar la composición química del cometa analizando cómo se dispersa el gas y el polvo en su coma y su cola (Atlas Telescope) Durante su paso hacia el interior del sistema, el cometa se aproximó a Marte a 28 millones de kilómetros, una distancia pequeña en términos astronómicos. A fines de diciembre, alcanzará su punto más cercano a la Tierra, a 270 millones de kilómetros, lo que equivale a 1,8 veces la distancia entre la Tierra y el Sol. La NASA descartó cualquier riesgo de impacto. El interés se enfoca en su valor como muestra intacta de otro sistema estelar. Dennis Bodewits, profesor de física en la Universidad de Auburn, lo expresó con claridad: “Cuando detectamos agua o incluso su débil eco ultravioleta, OH, en un cometa interestelar, estamos leyendo una nota enviada desde otro sistema planetario”. La detección de hidroxilo (OH) reveló que su superficie contiene agua preservada durante miles de millones de años, algo que ofrece información directa sobre la química y la estructura de los discos de formación planetaria más antiguos de la galaxia. Imagen difundida por NASA/Agencia Espacial Europea que muestra una imagen captada por el telescopio Hubble del cometa 3I/ATLAS el 21 de julio del 2025, cuando el cometa estaba a 277 millones de millas de la Tierra. (NASA/Agencia Espacial Europea via AP) La anomalía azul y el debate que inquieta a la comunidad científica El incremento de brillo antes del perihelio llamó la atención por superar valores habituales en cometas conocidos. Sin embargo, la particularidad más desconcertante es su color azul. Los cometas con actividad intensa presentan tonos más rojizos debido a la presencia de polvo caliente. En este caso, ocurrió lo contrario. “Tenemos un informe que indica que el objeto se volvió mucho más brillante de lo esperado, mucho más brillante que cualquier cometa anterior del sistema solar, a medida que se acercaba al Sol. Además, el color del objeto es azul, más azul que el Sol, y eso es muy sorprendente porque normalmente, cuando hay polvo alrededor de un objeto, debería volverse rojo”, enfatizó Avi Loeb, astrónomo de la Universidad de Harvard, que sugirió que el objeto podría ser inteligente. El razonamiento físico habitual no alcanza para explicar esa tonalidad. Si el cometa estuviera cubierto por hielo que reflejara la radiación solar, su color debería tender al rojo por la baja temperatura. La tonalidad azul sugiere condiciones térmicas y composicionales distintas a las esperadas. Cuando se aleje del resplandor solar los telescopios terrestres podrán medir su estructura con mayor precisión, especialmente su núcleo (NASA) A esta rareza se sumó la detección de una anti-cola, una estela de gas dirigida hacia el Sol, en lugar de alejarse de él. El fenómeno fue registrado por el Telescopio Óptico Nórdico de España y luego se observó la aparición de una cola convencional en dirección opuesta. Loeb indicó: “Sí el objeto es una nave espacial alienígena que está desacelerando, entonces la anti-cola sería evidencia de una maniobra de ‘empuje de frenado’, que naturalmente cambiaría a una cola una vez completado el proceso de desaceleración”. La hipótesis dividió el debate. Varios investigadores expresaron que la composición química del objeto ya representa un desafío suficiente sin necesidad de atribuirle tecnología inteligente. Los espectros revelaron proporciones de dióxido de carbono, agua, cianuro y una aleación de níquel con niveles casi inexistentes de hierro, algo nunca observado en cometas locales. La diferencia sugiere que se formó en un entorno extremadamente frío o en un sistema estelar con procesos químicos muy distintos. Laura Nicole Driessen, radioastrónoma de la Universidad de Sídney, recordó la importancia de no saltar a conclusiones precipitadas: “Como dijo el astrónomo Carl Sagan, ‘las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias’. Es cierto que todavía no podemos explicar completamente cada detalle del cometa, pero no saberlo todo no es evidencia de extraterrestres”. El color azul observado en el cometa podría revelar moléculas no habituales en los cuerpos helados del Sistema Solar según los primeros análisis (NASA) 3I/ATLAS no representa una amenaza. Lo que representa es una pregunta abierta. Conserva hielo anterior al origen del Sol, exhibe colores que contradicen los modelos térmicos conocidos y posee una composición química fuera de los patrones habituales. Su paso por el Sistema Solar es breve, pero su valor científico es extraordinario. Lo que se logre comprender a partir de él podría modificar lo que sabemos sobre la formación de sistemas planetarios, la energía de los cometas y la historia antigua de la galaxia. Antes de perderse nuevamente en la oscuridad, ofrece una única oportunidad: mirar hacia atrás en el tiempo, hacia la materia primordial que precedió todo lo que existe alrededor de la Tierra.

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