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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/11/2025 04:43
Desencriptados - Hermana Beba La Hermana Beba es el fenómeno humorístico que nació en las redes y conquistó el teatro argentino. Detrás del personaje está Jorge Haddad, actor cordobés que, con peluca rubia, barba y una ironía filosa, creó una figura que combina sátira, crítica social y observación cotidiana. Se trata de una “mina bien” que opina sobre todo —desde política hasta relaciones humanas—, y se volvió viral por su estilo frontal y su capacidad para exponer, con humor, los absurdos de la vida moderna. En sus videos, comenta entrevistas, analiza comportamientos sociales y ridiculiza clichés con un lenguaje que mezcla acidez y ternura. Su contenido se apoya en la espontaneidad y en una mirada lúcida sobre la realidad, lo que lo convirtió en una de las voces más originales del nuevo stand up argentino. Su éxito en redes sociales lo llevó a consolidarse también en los escenarios, donde lleva adelante su espectáculo unipersonal Mina Bien. Actualmente, la Hermana Beba se encuentra en plena gira nacional. El próximo sábado 22 de noviembre se presentará en el Teatro Paseo La Plaza de Buenos Aires. Cada show se presenta como una experiencia inmersiva en la que el público se ríe, reflexiona y se enfrenta a los mandatos culturales que el personaje parodia con inteligencia y carisma. Hermana Beba: "Yo soy una mina de bien, tengo valores, tengo modales, tengo de todo y soy full laburanta". (Maximiliano Luna) — Me encanta que estés acá. Contame, ¿cómo fue venirte de Córdoba a Buenos Aires? — Bueno, yo soy una mina muy multicultural. Para empezar, me considero ciudadana del mundo. Yo sigo haciendo base igual en el país de Córdoba, de donde yo provengo y vengo acá por laburo, ¿me entendés? O sea, estoy dos o tres días, hago mis cositas, vengo a verte a vos, voy al Paseo a la Plaza: teatro, función y me vuelvo. Porque a mí el tema de mucha ciudad, cemento, la autopista, me pone un poco nerviosa. Soy una mina que prefiero tener cerca de repente mis sembradíos, la soja, y eso es lo que me permite de repente en el país de Córdoba estar como trancu, chill. Pero vengo mucho. Me estoy como haciendo local. — ¿Te encaran mucho por redes? ¿Sos de levantar? — ¡Ay! Bueno, no. Eso no me pasa. La verdad es que... A ver, soy Dios, patria, familia, ante todo. Ya pasó mi etapa. Pero sí siento que me miran. En realidad, muchas minas me escriben. Me parece que es más de envidia. No siento tanto el amor de los hombres, lo cual está bien, porque a ver, yo ya estoy, yo ya colgué la toalla, digamos. Pero nada, igual ahora que me lo hacés pensar, digo: “¡Wow!, ¿Seré fea?” Porque no me pasa, no levanto. — No, sos hermosa. Quizás no levantás porque estás casada. — ¡Ah! Lo saben, respetan. Hay que respetar. Eso está bueno, sí. — ¿Sentís que hay respeto? — ¡Re! Yo siento… me siento súper respetada. Igual, tengo un poco de comentarios. A veces la gente me pone cositas feas y me aflige un poco, ¿me entendés? Pero después digo: “Yo soy mejor, soy mejor persona, soy más linda, más rubia” y eso me tranquiliza de repente. ¿Te digo? Me gusta este formato porque me siento que me psicoanalizás, Rulo. — Sí, es como terapia. Y sacando de lado tu pareja, tu marido, el de Córdoba, ¿cuál es tu tipo ideal? ¿Cómo tiene que ser un hombre para salir con la hermana Beba? — Bueno, el hombre ideal para mí es un MPP, ¿no?, que es un macho proveedor, provida. Es un hombre que te tiene bien, que sabe ocupar el rol de hombre proveedor, digamos. El hombre proveedor es, a ver, un hombre que... ¿Ubicás las trad wives? ¿Ubicás el fenómeno trad wife, Rulo? — No. ¿Qué es? (risas) — Las trad wives son las mujeres que… un fenómeno re novedoso que se dio ahora, que es como que reviven los años 50. Revive las costumbres de antes. Revive mucho el cuento de la criada, por ejemplo. Entonces, de repente, vos tenés esto de que el rol del hombre, históricamente, como ha sido siempre, es de proveedor que va a cazar y trae el alimento y una es del hogar. Una se posiciona en un rol un poco de tributo con respecto al hombre. Eso vendría a ser lo que es para mí una trad wife. Y el MPP encastra bárbaro con la trad wife, porque el MPP es el tornillo y el otro es la tuerca, ¿no? "Un hombre ideal para mí es un MPP: un macho proveedor, provida", explicó la entrevistada. (Maximiliano Luna) — Entonces, te gusta quedarte en casa y hacer los quehaceres de la casa. — A ver, vamos a entrar en ese terreno. Yo soy una mina de bien, tengo valores, tengo modales, tengo de todo. Ahora, también soy una mina full laburanta. Entonces, hay un poco una contradicción. Son valores que una profesa más para los otros, pero una, como es bien, por ahí sí labura, ¿me entendés? Porque yo tengo muchas cosas que manejar. A ver, hay un patrimonio detrás. Hay muchas cosas que uno por ahí dice: ¡Ay, quedate en casa! No, no puedo, ¿me entendés? — Claro, estás a full. ¿Y te interesa que ese hombre proveedor tenga dinero o no es importante que eso? — Hablar de dinero tiene muy baja vibración. Es súper mersa, es cache, ¿me entendés? Nosotros, a ver, en la esfera en la que yo me muevo, ya de entrada, cuando conozco una persona, sé de qué familia proviene, a qué cole fue, si tiene dos apellidos posta o si se puso el segundo porque dijo: ¡Ay! Me pongo el de mi mamá. Y no. A mí no me engañás, Bebo. Así que ya con eso a nosotros nos alcanza para saber. No es tanto el tema del dinero... Hay gente que es bien y que ha drenado más el dinero de otros. Bueno, no quiero dar ejemplos. Hay hembros, hombres, que lo han hecho también. Algunas ex parejas de... léeme los labios (risas). — ¿Has tenido una mala cita en tu época de soltera? — ¡Wow! Sí, en el país de Córdoba he tenido malas citas. Yo siendo chiquita, joven, adulta, obvio, pero joven… Allá se acostumbra mucho esta cultura de: “Vamos a comer un choripán”. Es algo local, autóctono. La verdad es que yo voy, ¿me entendés? Yo siempre fui vegana, pero yo por el hombre todo. O sea, yo por una buena cita, dejo todo. Porque era un buen candidato, agrónomo... Pero bueno, ¿viste? Por ahí tienen estas costumbres y la verdad es que yo estaba re alérgica a la carne y me comí el embutido. Imagínate tú la gastroenteritis que tuve al otro día, porque mi organismo estaba desacostumbrado. Esa fue pésima, la pasé muy mal y además disimular, porque las mujeres no se tiran pedos, ¿ubicás? O sea, no. No da. Entonces yo estaba aguantando, estaba con meteorismo. Me estaba por explotar la panza y bancando, ¿entendés? Esa experiencia fue pésima. — ¿Y dejaste alguna vez algo por un hombre? — No me gusta pensar de esa manera. ¿Sabés por qué, Bebo? Porque yo lo quiero todo. Yo aprendí eso en esta vida. Porque también estaba siguiendo los mandatos y una dice: “Bueno, por ahí yo tengo que dejarlo todo”, ¿me entendés? Convertirme en una verdadera trad wife, dejar, ser hogar, ser atributo... Por ejemplo las esposas de los polistas. Ellas tienen como una muerte civil porque es como que la vida pasa a ser la del otro. Yo no quise nunca eso. Hago malabares y no duermo para cumplir con todas mis expectativas y mandatos. Pero estoy contenta, digamos. Así que la respuesta sería: creo que no dejé nada. — Escuché en una entrevista que diste que te gustan los pelados. — ¡Bebo! (risas) Me hacés pensar en cosas recientes... ¿viste eso del colorado y el pelado? A ver, sí. Me parece como un rasgo evolutivo en algún punto, porque el cabello, digamos, se va perdiendo en función de una evolución que viene. Entonces yo pienso: ya cuando se crea el gorro, ya el pelo no cumple una función porque existe una prenda, ¿me entendés? — ¿Sos de meterte en política? ¿Te interesa lo que pasa? — Soy apolítica, no quiero la política. Pero me termino metiendo por algún motivo, porque viste que a mí me gusta hablar de todo. Y dentro de ese todo está la política, ¿me entendés? Entonces una por ahí quiere esquivar, quedar bien, pero no puedo. Y además tengo como una cosa de hablar de más, de irme de boca, así que me suelo meterme y estoy muy comprometida ahora con todo lo social, con todo lo que tiene que ver con cuestiones de actualidad, ¿no? No sé, siento que capaz en un futuro pueda llegar a ocupar... No te digo un cargo público, pero por ahí te ser puntera o algo así. A mí me gusta estar en lo informal. Si vos me decís, como a Karen Reichardt, ¿ubicán? Que le dicen: “Bueno, vas a ser diputada”. No sé si podría yo. ¿Sabés por qué? Porque yo tengo un problema con el tema del vínculo laboral. No sé si me llevo bien con ser empleada y con hacerle caso a un señor diputado, lo que sea. Entonces, yo prefiero por ahí estar por fuera. — Seguir siendo autónoma. — Puntera, asesora, tráfico de influencias, lo que pinte... — ¿Y qué, qué opinas del feminismo? Viste que está aflorando mucho en los últimos años… — ¡Ay, Bebo! ¡Qué tema! ¡Qué pregunta! Bueno, ya lo dijo Pato y comparto. ¿Qué te puedo decir? Esto lo dije también una vez porque este año estuve en la UBA, Bebo, ¿sabés? Estuve en la Universidad de Buenos Aires... Este país da para todo (risas). — ¿Te invitaron? — Sí, estuve invitada (risas). Y si el mundo fuera la Bolsa de Valores y yo voy ahora a The New York Stock Exchange y digo: “A ver, ¿qué compro? ¿Nasdaq, Standard & Poor’s, feminismo...?“ Mo compraría ahora porque está en baja, ¿me explico? O te doy otra teoría: si el feminismo está barato, entonces podemos comprar y después sube. ¡Ojo! Porque me parece que hay gente que por ahí puede ir por ese lado. Pero me parece que no, no, no. Y además, feminismo, no. Muchas que se rapan el costado de la cabeza, tienen el pelo verde… No va por mi camino. "Siento que capaz en un futuro pueda llegar a ocupar un lugar, no te digo un cargo público, pero por ahí ser puntera o algo así", señaló. (Maximiliano Luna) — ¿Qué opinás de los carpinchos en Nordelta? — (Suspira) ¡Qué tema! A ver, yo me pregunto: ¿ellos tienen escritura? Porque nosotros sí. — Es una pregunta que me llama la atención, porque la gente compra un terreno, se hace la casa, después viene el carpincho y le come las plantas… — Exacto. Después te van a decir: “No, porque ellos estaban de antes. Es su hábitat”. ¿Pero qué hizo el carpincho en relación a la escritura? ¿Dónde figuró un carpincho en la escritura de mi casa? No está, Bebo. Entonces, es un problemón porque te comen las plantas, se te meten a la pileta, te pelean. A mí me comieron un bulldog francés y no se habla de eso. Fue entre tres o cuatro carpinchos... ¿Viste? Yo sentía que el perro estaba medio asustado. Él antes era el dueño del jardín, salía y meaba por todos lados. Ahora, de repente, digo: “Está raro. No sé, estará con algo...” Yo creo mucho en la biodecodificación. Entonces, digo, bueno, por ahí hay algo de su padre bulldog, su madre bulldoga, que él tiene y yo no sé. La cuestión es que yo sentía que los carpinchos lo miraban mal, que eran agresivos y ya no quería ni salir al patio, ¿me entendés? Y un buen día dije: “Basta, tenés que adueñarte de vuelta de tu territorio” y lo largué, cerré la puerta y no lo vi más. Yo no sé si se lo comieron entre dos... Yo no sé nada, ¿me entendés? Porque después te dicen que son herbívoros. ¡Por favor! — ¿Vos sos creyente? ¿Creés en Dios? — Soy católica, apostólica romana. Muy creyente de toda la vida. Colegio católico de toda la vida, de monjas. Con los valores bien puestos. Yo creo que hay un cielo para la gente bien. Creo que es un lugar en el que nos vamos a encontrar en el futuro todos y vamos a decir: “¿Cómo estás?, ¿Cómo te fue?”. Abajo capaz está la gente que le fue mal, que se fundió. Tipo se le explotó el campo, se le incendió un lugar... Ahí van a estar toda la gente parda, otro cielo. Y después el purgatorio va las clases medias. Ahí va a estar lleno, va a ser... No se va a poder estacionar, nunca vas a conseguir las expensas bajas, todo carísimo, un desastre... cacerolazos. Eso es el cielo de las clases medias. Y hasta ahí llego. — ¿Hacés tapping? — Para mí el tapping es fundamental, ¿eh? Es un estilo de vida, te diría. (Empieza a hacer tapping) Soy una mamá buena. Bauti no come, pero ahora va a comer, porque si no come le pego un cachetazo. Hacés eso y el nene después te come porque vos ya te programás de alguna manera física y lingüísticamente para que Bauti coma, porque si no se viene... un correctivo. — ¿Alguna vez, en tus años de matrimonio, te fueron infiel? — No, nunca. Jamás. — ¿Y sospechaste alguna vez? — No, no tengo tiempo de sospechar. Si sospechara sería porque evidentemente algo está sucediendo. Pero yo no creo que esté sucediendo. — ¿Se perdona una infidelidad? — Yo tengo referentes para todo en la vida, depende de qué tema sea, tengo algún referente. Mi referente de eso es Yani Lottauer. Y Yani dijo alguna vez: “No, yo no sé, yo no veo, no vi, no sé”. Perdonar es más complejo porque implica la aceptación de un hecho y es como decir, bueno, quizás en el fondo tenés un poquito de ganas de meterle un cuchillazo. Entonces, para evitar esas situaciones, cieguita. No veo nada. — Para cerrar, quería preguntarte porque yo me separé... — ¡No, Bebo! ¡¿Qué?! No sabía nada... — Sí, me separé. Quería preguntarte si en el caso de que vos estuvieses sola, podríamos salir algún día… — ¡Ay, Bebo! Sos rubio, o sea, qué pregunta. ¡Of course! Matcheamos, re, Bebo. No por ahora, porque te digo, estoy a full. Pero en un futuro te agendo. Me gusta porque yo tengo esta idea de que si enviudo, que es muy probable, me gustaría tener como un refuerzo, un reemplazo, ¿me entendés? Por ahí nos escribimos en 20 años y... matcheamos. Sí, re (risas).
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