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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/11/2025 10:55
Investigadores alertaron por la presencia temprana y agresiva del gusano cogollero en maíces Bt del norte santafesino y pidió reforzar los monitoreos. (Inta) El ciclo de maíz apenas comienza en el norte de Santa Fe y ya hay señales preocupantes. Lotes con daños visibles, plantas debilitadas y orugas activas dentro del cogollo encendieron la alarma del INTA Reconquista. Lo inesperado no es solo la magnitud del daño, sino el hecho de que también afecta a híbridos Bt, diseñados justamente para resistir este tipo de ataques. “Estamos observando presencia y daños en lotes donde, en teoría, no deberíamos ver este nivel de infestación. Es una situación atípica para esta época del año”, señaló Diego Szwarc, investigador del INTA Reconquista. El especialista explicó que las condiciones ambientales de esta campaña, sumadas a un manejo deficiente de los refugios, favorecieron la rápida expansión del Spodoptera frugiperda. Por eso, insistió en que los productores no deben confiar únicamente en la genética de los cultivos. Las condiciones ambientales de esta campaña, sumadas a un manejo deficiente de los refugios, favorecieron la rápida expansión del Spodoptera frugiperda (inta) Detectar a tiempo, la clave del control ¿Cómo saber si el gusano ya está presente en el lote? La recomendación es clara: observar los cogollos y buscar el típico raspado en las hojas. Si más del 20 % de las plantas muestra daños y larvas vivas, es momento de intervenir. “La oruga se alimenta dentro del cogollo, y si el ataque avanza, las pérdidas pueden ser importantes y los insecticidas pierden eficacia”, advirtió Szwarc. El control temprano es determinante, sobre todo porque, una vez instalada, la plaga se vuelve difícil de erradicar. Aun en maíces Bt, el monitoreo es indispensable. “Si el Bt no controló las larvas recién nacidas, ya no lo hará en este estado. No hay que seguir esperando. Ante cualquier duda, el productor debe consultar con su asesor o con la estación experimental más cercana”, agregó. Monitorear, decidir y actuar con estrategia En la rutina del campo, a veces los detalles marcan la diferencia. Un control visual cada pocos días puede evitar pérdidas mayores. Szwarc recomienda revisar periódicamente todos los maíces, tanto Bt como convencionales, abrir los cogollos y evaluar el porcentaje de plantas afectadas. Si el daño supera el umbral, aplicar insecticidas sin demora. “Hoy el desafío no es solo controlar la plaga, sino hacerlo de manera inteligente para preservar las herramientas que tenemos. El cogollero tiene una gran capacidad de adaptación. Con monitoreo, refugios bien manejados, aplicaciones eficientes y asesoramiento técnico, se pueden evitar pérdidas importantes”, sostuvo el investigador. El técnico también advirtió sobre el uso de refugios en bolsa, una práctica extendida que puede acelerar la adaptación del insecto. Por eso, recomendó mantener los refugios estructurados y planificar junto a los asesores del INTA las estrategias más efectivas según la zona y el híbrido. El valor de los refugios bien hechos La pregunta que muchos productores se hacen es inevitable: ¿por qué seguir sembrando maíz no Bt? Desde que se aprobó esta tecnología en 1998, su eficacia permitió reducir el uso de insecticidas y mejorar los rendimientos, pero depende de un factor decisivo: respetar los refugios estructurados. “El refugio estructurado, una franja del lote sembrada con maíz no Bt, sigue siendo la herramienta más efectiva para retrasar la aparición de resistencia en las poblaciones de cogollero”, explicó Szwarc. En Argentina, la recomendación es clara: al menos un 10 % del lote debe destinarse a maíz convencional. Aun así, el cumplimiento sigue siendo bajo. “Sabemos que muchos productores lo perciben como una pérdida económica, pero no hacerlo pone en riesgo la efectividad de toda la tecnología Bt a nivel regional”, señaló el especialista. Además de producir maíz, el refugio cumple una función biológica: permite la supervivencia de individuos susceptibles que se cruzan con los resistentes, impidiendo que esa tolerancia se consolide en la población. Si se detecta daño en más del 20 % de las plantas, se aconseja aplicar insecticidas, con un máximo de dos tratamientos hasta el estado V8. Detectar a tiempo, respetar los umbrales y mantener refugios estructurados son las claves para conservar la eficacia de las tecnologías y evitar que una plaga adelantada ponga en jaque toda una campaña. Fuente: Inta
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