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» Diario Cordoba
Fecha: 04/11/2025 02:53
                            El domingo, a veinticuatro horas del desenlace, los medios de comunicación informaron con fruición de los contactos telefónicos que Alberto Núñez Feijóo y Carlos Mazón habían mantenido sobre el futuro inmediato del segundo. A última hora, el Partido Popular (PP) decidió confirmar, por los canales habituales con los que se comunica con los periodistas que siguen día a día la actividad de la formación, esas llamadas. "El presidente del Partido Popular ha mantenido hoy conversaciones con Carlos Mazón", comenzaba la escueta comunicación, que continuaba así: "A lo largo del día de mañana [por el lunes], el presidente de la Generalitat Valenciana y presidente del Partido Popular de la Comunitat Valenciana, que anunció el jueves un proceso de reflexión personal, informará del resultado del mismo". En el cuartel general de Génova hubo incluso dudas sobre si realizar esa confirmación, pero tras un fin de semana lleno de conversaciones cruzadas, informaciones y medios ávidos de información, se decidió realizar esa pequeña concesión a una política comunicativa marcada hasta entonces por el mutismo. Los motivos de ese bajo perfil son varios, pero uno sobresale por encima de todos. Contra la intuición que se instauraba en el ambiente, e incluso mucho de lo publicado, no fue Feijóo quien forzó, empujó ni mucho menos ordenó a Mazón tomar una decisión, sino que fue el propio presidente de la Comunidad Valenciana el que dio el paso definitivo. La primera conversación entre ambos, según fuentes conocedoras de la misma, tuvo lugar el mismo jueves. Y desde entonces y hasta el domingo, cuando quedaron sellados los detalles de lo que sería el anuncio de dimisión de Mazón a primera hora del lunes, el hilo comunicativo entre ambos no se rompió, con conversaciones a lo largo y ancho del fin de semana. Se decidió que no hubiera un contacto presencial, para lo que fuentes de Génova se escudan en la distancia física, si bien Madrid y Valencia están a poco más de tres horas por a A-3, la mitad si se hubiera convenido un punto intermedio de encuentro. El teléfono les pareció mejor idea a ambas partes. Ya en la primera de esas comunicaciones, Mazón marcó la pauta. Como luego diría en su discurso de despedida el lunes, le transmitió a Feijóo una situación personal insostenible, con alusiones a su familia, tanto al núcleo de la misma como a su madre. Él mismo, en su última intervención, dejó una frase para el recuerdo cuando admitió el punto de inflexión que supuso la fatídica tarde del martes 29 de octubre de 2024, la de la comida en el Ventorro, la reunión en el Cecopi y la alerta tardía. "Mi vida, también la política, cambió el 29 de octubre para siempre", confesó al respecto. Así las cosas, la decisión de dimitir estaba tomada, y a partir de entonces se habló con Feijóo de la forma de hacerlo. Una salida no impuesta Génova deja claro que el líder del PP no le impuso una salida al presidente del Gobierno valenciano y jefe de filas del PP en esa comunidad. No solo no lo ocultan, sino que incluso blasonan de ello, bajo el argumento de que un liderazgo no se puede consolidar a base de imposiciones. El discurso de Feijóo el lunes, ante una descafeinada Junta Directiva Nacional en la sede central del partido a la que no solo faltó Mazón, sino también otros destacados barones, como la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, abonó esa idea. Feijóo enfocó su intervención de una manera muy distinta a la de Mazón, poniendo a las víctimas en primer lugar, cuando el presidente valenciano tardó más de cinco largos minutos de reloj en mencionarlas por primera vez, pero su fondo no fue muy distinto sobre lo ocurrido hace un año. Puso buen cuidado en referirse a Mazón como "un compañero", cuando pudo elegir un lenguaje más neutro o distante; denunció con énfasis una "cacería política y personal que debemos denunciar con toda intensidad" contra Mazón; aseveró que "con todo lo que han dicho de él, hoy les da una lección a los que nunca asumen nada", en clara referencia a Pedro Sánchez y, aun señalando "errores" en su actuación, como el no haber solicitado la declaración de emergencia nacional, concluyó que Mazón "no es un asesino". Una cruda manera, esta última, de defender su inocencia ante la eventualidad de una imputación con la que se especula cada vez con más fuerza. La difícil situación del presidente valenciano en el funeral de Estado del pasado miércoles, apartado de la primera línea y aun así foco de las invectivas de las víctimas presentes, no fue sino la confirmación de sus dificultades para hacer una vida normal, incluso tratándose de un alto mandatario. El 'escrachito' Durante el último año, no ha habido acto en el que no se haya encontrado, como mínimo, "un escrachito", como ya bromeaban incluso sus colaboradores. El último fin de semana de septiembre, Mazón acudió junto a sus homólogos del PP a la cumbre que convocó Feijóo en Murcia capital para suscribir entre todos un documento que, entre otras cosas, establecía el nuevo plan migratorio del partido. El presidente valenciano estuvo allí, y fue aplaudido como todos los demás líderes regionales del partido, en el acto en el Teatro Circo de la ciudad levantina, un instante que este lunes rescataban algunas televisiones. Pero a nadie pasó inadvertido entre bambalinas hasta qué punto la tragedia de la dana condicionaba ya todos sus movimientos. El sábado 27 de septiembre por la noche, con total naturalidad, los presidentes autonómicos y algunos miembros de la dirección nacional del PP compartieron en un conocido establecimiento del centro de la ciudad un momento de esparcimiento después de una jornada de trabajo conjunta y una cena de equipo. Todos menos Mazón, cuya mera presencia disfrutando de unos minutos de relajo, en un fin de semana en el que además hubo alertas por lluvias, era ya imposible. De no haberse producido la llamada de Mazón a Feijóo el pasado jueves que desató este final, el presidente valenciano estaba citado por el líder del PP, esta vez sí presencialmente, para el próximo viernes. El líder de la oposición tenía decidido que no debería repetir como candidato en 2027, pero nada más, y pensaba transmitírselo. La fecha, el 7 de noviembre, coincidía con un momento en el que se habría rebasado el primer aniversario de la dana que acabó con la vida de más de doscientas personas, con el funeral de Estado y con la anunciada salida del Gobierno valenciano del general Francisco José Gan Pampols, nombrado hace un año vicepresidente para la reconstrucción. Así las cosas, Mazón decidió tomar la iniciativa, tras haber intentado a toda costa mantener a flote su proyecto, un esfuerzo a la postre vano. Ya no será el candidato, como pretendía Feijóo, y si Vox permite en las próximas semanas investir a un nuevo presidente en las Cortes Valencianas, tampoco presidente de la Generalitat, cargo al que llegó tras las elecciones autonómicas de mayo del año 2023.
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