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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/11/2025 02:35
                            Una investigación de Cambridge indica que más píxeles no siempre mejoran la nitidez que percibe el ojo humano en pantallas medianas Un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge desafía una de las ideas más difundidas entre los amantes de la tecnología: que una pantalla con resolución 4K u 8K garantiza una experiencia visual superior. Según sus hallazgos, nuestros ojos tienen un límite de resolución, y más allá de ese punto, añadir píxeles no aporta un beneficio tangible. “A cierta distancia de visión, no importa cuántos píxeles agregues. Supongo que es un desperdicio porque el ojo no puede detectarlo realmente”, declaró la doctora Maliha Ashraf, autora principal del estudio. El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, se propuso medir por primera vez la cantidad máxima de detalles que puede percibir el ojo humano, un dato que hasta ahora solo se había estimado con aproximaciones basadas en la visión 20/20. Esa medida implica que el ojo puede distinguir aproximadamente 60 píxeles por grado de visión, pero los científicos descubrieron que la mayoría de las personas con visión normal o corregida pueden ver mucho más que eso. Estudios revelan que una televisión 4K o 8K no aporta ventaja visible sobre una pantalla 2K para salas de tamaño promedio “Si diseñas o evalúas la resolución de una pantalla basándote únicamente en una visión 20/20, subestimarás lo que la gente realmente puede ver”, explicó Ashraf. Para alcanzar sus conclusiones, el equipo desarrolló experimentos meticulosos. Colocaron un monitor 4K de 27 pulgadas sobre una estructura móvil que permitía acercarlo o alejarlo del espectador, de modo que pudieran medir con precisión el límite de percepción. A 18 participantes con visión normal o corregida a la normalidad, se les mostraron dos tipos de imágenes de manera aleatoria: unas contenían líneas verticales de un píxel de ancho en combinaciones de blanco y negro, rojo y verde, amarillo y violeta; otras eran simplemente bloques grises. Los voluntarios debían indicar cuál de las dos imágenes contenía líneas. “Cuando las líneas se vuelven demasiado finas o la resolución de la pantalla demasiado alta, el patrón no se distingue de una simple imagen gris”, detalló Ashraf. Los científicos definieron como “límite de resolución” el punto en que los participantes apenas podían diferenciar los patrones. Los ojos humanos distinguen hasta 94 píxeles por grado en imágenes en escala de grises y menos en patrones de color (Imagen Ilustrativa Infobae) Cuál es la máxima resolución que puede captar el ojo humano Los resultados revelaron que el ojo humano puede percibir más detalles de lo que se suponía. Para imágenes en escala de grises vistas de frente, el promedio alcanzó 94 píxeles por grado (PPD), mientras que para patrones rojos y verdes la percepción se ubicó en 89 PPD y para combinaciones de amarillo y violeta, 53 PPD. Este descubrimiento evidencia que la visión cromática tiene un límite menor que la percepción de luminosidad, un dato clave para fabricantes de pantallas que buscan optimizar la experiencia visual sin incurrir en costos innecesarios. En un segundo experimento, los investigadores evaluaron la nitidez del texto. A 12 participantes se les mostró texto blanco sobre fondo negro y viceversa, variando la distancia de visualización. Se pidió a los voluntarios que señalaran cuándo el texto era indistinguible de una versión de referencia nítida. Una calculadora online permite a los usuarios saber si su pantalla alcanza el límite de resolución perceptible por la vista, - (Imagen Ilustrativa Infobae) “La resolución en la que la gente dejó de notar diferencias en el texto coincidió con lo que vimos en los patrones de línea”, afirmó Ashraf. Estos hallazgos permiten comprender que, incluso en contenido cotidiano como películas, series o lectura en pantalla, el ojo alcanza un punto más allá del cual no percibe mejoras, independientemente de la cantidad de píxeles. Los científicos crearon además una herramienta online gratuita que permite a cualquier usuario introducir el tamaño de su sala, la distancia a la que suele sentarse y las dimensiones de su televisor para determinar si la configuración supera o no el límite de resolución del ojo humano. “Si alguien ya tiene un televisor 4K de 44 pulgadas y lo ve a unos 2,5 metros de distancia, ya hay más detalle del que el ojo humano puede percibir. Actualizar a una versión 8K del mismo tamaño no mejoraría la nitidez de la imagen”, aseguró Ashraf. El hallazgo también tiene implicancias para otros dispositivos de pantalla. Mantiuk, coautor del estudio, afirmó: “Seguir aumentando la resolución no solo resulta inútil, sino también ineficiente: encarece los dispositivos y exige más potencia de procesamiento”. En el caso de smartphones, monitores de computadora, anteojos de realidad virtual o sistemas de visualización en automóviles, es fundamental conocer el límite de percepción para optimizar la experiencia de usuario. Ashraf añadió: “Nuestros ojos son sensores limitados, y es el cerebro el que completa la imagen. Saber dónde está ese límite ayuda a diseñar pantallas más eficientes y realistas”. Experimentos con líneas de un píxel y texto demostraron cuál es el punto en que la resolución ya no se nota, - (Imagen Ilustrativa Infobae) Los resultados también aportan datos sobre la percepción cromática. Las pruebas demostraron que el ojo distingue menos detalles en combinaciones de color que en patrones en blanco y negro, lo que significa que la resolución no es el único factor que determina la calidad percibida de la imagen. El cerebro juega un papel crucial al interpretar las señales visuales, completando información que la pantalla no puede ofrecer, un fenómeno que ayuda a explicar por qué muchas veces un 4K o un 8K puede parecer idéntico a un 2K, dependiendo del contenido y de la distancia de visualización. El equipo de Cambridge destaca que el límite de resolución no debe interpretarse como un freno a la innovación, sino como una guía para diseñadores y consumidores. Conocer el límite visual real permite optimizar recursos, reducir costos y mejorar la sostenibilidad, ya que la fabricación y operación de televisores de alta resolución requieren mayor consumo de energía. Asimismo, el estudio marca un precedente para el desarrollo de tecnologías emergentes como la realidad virtual y aumentada, donde la eficiencia de píxeles es crucial para evitar sobrecarga sensorial y fatiga visual. Además, el estudio evidencia que, aunque la resolución es un componente importante, no es el único que define la calidad de imagen. Factores como el contraste, la uniformidad de la iluminación, la frecuencia de actualización y la calibración del color pueden influir más en la percepción que el mero conteo de píxeles. Esto explica por qué pantallas de menor resolución pero con buen procesamiento de imagen pueden ofrecer experiencias más satisfactorias que modelos ultra HD de gran tamaño.
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