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» Elterritorio
Fecha: 03/11/2025 21:25
                            Luis Irala dejó Misiones para radicarse en el país azteca, donde formó su familia y continúa enseñando. Sus canciones y poemas reflejan la nostalgia de su infancia en la ribera del Paraná y la conexión permanente con su tierra natal lunes 03 de noviembre de 2025 | 19:00hs. Luis Irala nació en Santa Ana, en la ribera del Paraná, cuando el puerto todavía era un punto pujante de comercio y vida comunitaria. “Nos conocíamos todos, éramos los puerteros”, recuerda con nostalgia. Hoy, a más de 32 años de haberse radicado en México, sigue cantando y escribiendo a su tierra colorada, a ese paisaje de estibadores, camiones y barcos que marcó su infancia. Docente egresado del Instituto Santa María de Posadas, Irala trabajó en escuelas rurales de la provincia antes de iniciar un largo recorrido que lo llevó al sur argentino y, finalmente, al extranjero. “Fui maestro en Integración, cerca de Andresito, con niños que hablaban portuñol y venían de familias agricultoras. Cumplí una promesa que me hice de joven: enseñar donde más se necesitaba”, cuenta. Su historia cambió para siempre en 1992, cuando viajó a México invitado por su hermano Oscar, radicado en Puebla. Lo que iba a ser un viaje de vacaciones terminó convirtiéndose en el comienzo de una nueva vida: dos semanas después de su llegada conoció a Elizabet Macín López, también docente, quien se transformó en su compañera y madre de sus dos hijas. “Dejé de ser visitante para convertirme en parte de esta tierra”, dice. Naturalizado mexicano, Luis se desempeña como maestro de nivel inicial y trabaja en la creación de un material musical para niños, inspirado en las canciones que nacen en su aula. “Ellos ya las cantan, y eso me llena de alegría. Espero poder grabarlas pronto”, adelanta. Aunque la vida lo llevó lejos, la memoria lo devuelve una y otra vez a Misiones. Habla con ternura de su padre, prefecturiano y músico aficionado, fallecido en 2018 a los 98 años; y de su madre, Doña Leoncia, lectora y mujer de fe, quien le enseñó el respeto y el amor por la música. “Extraño la familia, los asados domingueros, la cerveza Quilmes, los alfajores, la galletita Ópera, y la tierra colorada que se te mete hasta los huesos”, confiesa. Desde México, donde asegura haber encontrado “otra patria”, mantiene viva su identidad santanera. En los últimos años compuso "Santa Ana, Puerto Viejo”, una canción que revive los días del puerto, los estibadores, el murmullo del río y la despedida del último barco que partió vacío por el Paraná. “La escribí como regalo para mis amigos del pueblo, para que recordemos quiénes fuimos y todo lo que todavía amamos”, dice. “Hoy me llaman poeta caminante”, cuenta Luis, entre risas. “Quizás sea el tiempo de reflexionar y agradecer. Argentina y México son dos países que llevo adentro: uno me dio las raíces, el otro las alas. Pero mi guitarra viajó conmigo, y con ella nunca dejé de volver, aunque sea con la memoria, a mi Santa Ana querida”.
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