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» Misionesopina
Fecha: 02/11/2025 23:53
Por Matías Blanco* El jefe y propietario de este medio sostiene “que la gente siempre vota bien y no se equivoca”, no puedo más que adherir a esta frase aunque quisiera venir a plantearles una mirada diferente hasta quizás poco explorada del actual contexto sociopolítico. Sin el deseo de irritar ni ofender a nadie, probablemente vaya siendo hora de analizar otro de los factores que constituyen el proceso democrático atravesado por el voto popular, porque del divorcio de la clase política con la sociedad junto a los yerros exponenciales de las consultoras y encuestas de opinión en elecciones consecutivas ya se ha dicho mucho. Es el turno de que hagamos introspección dentro de nuestro propio patio: los medios de comunicación masiva, que en el camino al “26 O” pasamos semanas enteras referenciando el ajuste, la miseria, la corrupción, la crueldad desmedida con sectores sociales vulnerables como los jubilados y las personas con discapacidad. Muchos lo hicimos convencidos de que estábamos exponiendo las razones inequívocas de un país angustiado, no obstante al parecer esto no era así. Dentro del concepto de medios y justamente por su masividad, creo que se debería comenzar a considerarlos como tradicionales a los canales de streaming, por más que la pretensión de algunos de sus creadores sea encasillarlos en el lugar de “frescura” e innovación; a estas alturas de la convivencia cultural son tan clásicos como la tele de la cual no nos despegábamos en nuestras casas ni para cenar tanto en la década del 90 como a principios de los años 2000. Si todo eso que expusimos como realidad absoluta del país, poco y nada se vio reflejado en el sentir ciudadano al momento de emitir el sufragio, se despliegan una batería de preguntas a saber: Cuando se reportó la crisis económica, laboral, el maltrato sistemático a distintos sectores de la sociedad, la corrupción, la ola de femicidios recargados, ¿podría decirse que el votante los percibió como una exageración mediática? ¿También podría ser que los considere procesos naturales de una nueva forma de administrar la vida en sociedad y a la Argentina propuesta por La Libertad Avanza? O, ¿simplemente importa de forma exclusiva cuando se puede poner en ejemplos concretos de la vida individual y cotidiana de cada persona?. Desde los medios debemos abordar de que hablamos cuando estamos hablando y a quienes nos estamos dirigiendo, ya que podría ser que los productos que elaboramos y consumimos los hacemos convencidos en unidad con el deseo de convencer a quienes nos siguen. Quizás les hemos estado cerrando los micrófonos y las redacciones al ciudadano de a pie, al que no rige su vida por la sobreinformación a la cual estamos expuestos los trabajadores de prensa. Si bien cada vez es más palpable que las personas aplican la teoría comunicacional de “usos y costumbres” viendo lo que desean ver y en el momento que se le plazca tampoco se cumpliría con eficiencia nuestra misión laboral si la agenda de conversación propuesta desde nuestras herramientas de comunicación aparece tan divergente con la expresión popular irrefutable del voto. Durante 2016 en EEUU, dentro de la ocasión de la campaña electoral que le terminó entregando su primer mandato presidencial a Donald Trump, muchos votantes interpretaron que se había “demonizado” al magnate republicano para favorecer a la demócrata ex secretaria de Estado, Hillary Clinton. En ese contexto muchos de los electores asimilaron que se debía apoyar al vilmente atacado por la corporación política enquistada en el poder de las instituciones estadounidenses desde hacía décadas. Tal vez en la actualidad nacional , los votantes hayan entendido que los medios de comunicación “satanizamos” al presidente Javier Milei y a los candidatos de LLA, por lo que decidieron brindarle su apoyo al frágil torpeado concatenado con la asfixiante incertidumbre económica promovida por los mercados de cambio de divisas. Teoría reforzada si uno detiene la oreja para oír que en algunas ocasiones dentro de los medios de comunicación se enuncia “que votar a Milei es de garca HDP y apoyar el genocidio de jubilados”. No. Decididamente no. Votar a alguna oferta política que se presente en el escenario democrático no convierte a nadie de forma certera en “una mala persona”. Después es posible analizar el canon de propuestas de esos espacios con la mayor agudeza y expertise profesional que se puedan indicar. Si desde los medios simplificamos las miradas hacia ataques personales y raptos emocionales “le estamos errando al viscachazo”, como se dice en los ámbitos rurales. Sino revisamos profusamente nuestras conductas para y por dentro de los medios de comunicación en coincidencia con esta Argentina y mundo posmodernos, corremos el serio riesgo de acercarnos a las estruendosas figuras de la intrascendencia y el olvido. *Periodista de Misiones Opina
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