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  • De Toledo a Albacete: en las raíces de Atgro, el mayor productor de pistachos de Europa

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/11/2025 16:11

    Cuando el coche serpentea colina abajo por la carretera CM-4015, tras cruzar Malpica de Tajo (Toledo), miles de árboles de pistacho se despliegan a ambos lados de la carretera perfectamente alineados como soldados de terracota de Xian. Con 800 hectáreas y a solo cien kilómetros de Madrid, nos adentramos en una de las mayores fincas de pistacho de España. Un alimento que, 7.000 años después de su origen, vive una auténtica fiebre mundial que ha disparado su precio tanto en lonja como en los lineales de los supermercados. Tanto es así que su precio ha pasado desde los 5-8 euros el kilogramo a superar incluso los 15 euros en solo tres años, dependiendo la variedad, el calibre y la ubicación de la cosecha. El nombre detrás de esta plantación es Elaia-Atgro, la plataforma de inversión en terrenos de cultivo de Atitlan y el Banco Santander, que está ya en proceso de convertirse en el mayor productor de este tan preciado fruto seco de la Península Ibérica y, por ende, de Europa: con 3.200 hectáreas plantadas pondrá en el mercado en poco tiempo alrededor de 10.000 toneladas al año de pistacho en un mercado como el español, que aspira a convertirse en el gran distribuidor del Viejo Continente. Curiosamente, el grueso de pistacho que se consume por ahora en España es importado, aunque es el quinto mayor productor del mundo, solo por detrás de Estados Unidos, Irán, Turquía y Siria, según el Consejo Internacional de Frutos Secos INC. Atgro es uno de los nombres propios detrás del sector del agribusiness, anglicismo que abarca todas las actividades económicas relacionadas con la producción, transformación y comercialización de productos agrícolas. Esta compañía nace en 2007 y forma parte de Atitlan, grupo liderado por los exbanqueros de inversión Roberto Centeno y Aritza Rodero, con inversiones en otros sectores como el inmobiliario, la energía, la logística o, incluso, la cría del lenguado. Desde su creación, Elia ha desarrollado 20.000 hectáreas de cultivo como la naranja, los olivares, el aguacate o los almendros en España, pero también en Portugal, Marruecos o Perú. Una máquina cosechadora de pistacho en Malpica de Tajo, donde se encuentra la mayor plantación de este fruto seco de toda Europa. / José Luis Roca Esta gestora alcanzó un acuerdo el pasado año con Banco Santander para invertir hasta 500 millones de euros en diferentes cultivos, entre ellos de pistacho, de los cuales 200 millones serán aportados por la propia entidad financiera y 50 millones del grupo inversor de Centeno y Rodero, capital que se suma al aportado por otros 'family offices' e industriales del sector agrícola. Atgro, nombre que recibe este fondo de inversión gestionado por Atgro, es ya en la actualidad el mayor propietario de plantaciones de pistacho, con 3.200 hectáreas de árboles plantados y el objetivo de alcanzar las 4.000 en unos años. No solo pistacho, el vehículo nación con una plantación de 5.000 hectáreas de uva, que le convierte en el segundo exportador de este producto en Perú. Sin embargo, no es el único institucional en el sector del agribusiness, en el que han irrumpido gestoras como Azora, Beka o Nuveen y familias con solera, como los Entrecanales (Acciona) o los Riberas (Gestamp), a pesar de que el 80% o 90% de la inversión sigue siendo capital privado de agricultores y empresarios ligados al territorio. Hasta 10.000 kilos de pistacho Por el momento, dado que el árbol del pistacho tarda unos siete años en dar sus primeras cosechas, la plataforma apenas puso en el mercado en 2024 alrededor de 200.000 kilos de este fruto seco, lejos de las entre nueve y diez millones que podrá cosechar en apenas unos años, cuando todas sus plantaciones estén a pleno rendimiento. "El boom del pistacho nos ha pillado un poco pronto", bromea Ramón Rivera, consejero delegado de Atgro, en una conversación con 'activos', sobre el furor mundial que se ha desatado en los últimos meses, impelido por el éxito del chocolate de Dubai, que tiene el pistacho como ingrediente fundamental. "Mira, aquí está la marca de dónde hacemos el injerto", comenta Rivera durante un recorrido por las fincas de Elaia-Atgro, que son cuidadas con mimo por María Escribano, ingeniera agrícola, y su equipo de ingenieros. Los árboles se traen de vivero con un año, con apenas un metro de altura, y se van podando cada cierto tiempo para conseguir que ramifiquen, "mejorando la densidad y rellenando la copa por dentro", consiguiendo así la mayor cosecha posible por ejemplar. A mayor densidad de ramas, más pistachos. Una rama de pistacho en la plantación de Elaia-Atgro, el mayor productor de Europa, en Malpica de Tajo. / José Luis Roca El precio actual del pistacho, dependiendo el calibre y la variedad, oscila entre los ocho y dieciséis euros por kilogramo, según los datos publicados por la Lonja de Albacete. Todas las fincas de Atgro son lo que se conoce como greenfield, cultivadas desde cero, salvo una pequeña producción brownfield (ya en producción) en Albacete —adquirida al empresario José Tomás, dueño de Agnbro Capital—, motivo por el que las grandes cosechas para el grupo fondo llegarán en torno a 2030. ¿Los fondos compran el campo español? La realidad es que —contra la creencia popular— el negocio de vehículos como Atgro no está en adquirir la propiedad de los terrenos que albergan las plantaciones, salvo en contadas ocasiones. El modelo suele ser el de un arrendamiento a largo plazo, en periodos que superan incluso los 35 años, con creces el periodo de vida del fondo, que en el caso del impulsado por Atitlan y Santander ronda los quince años. "Es un negocio de dividendos, en el que se espera que durante la vida del fondo se devuelva a los inversores el capital que han comprometido a través de repartos periódicos", explica Rivera. La rentabilidad objetiva del fondo, tal y como se reconoce en el folleto enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, es del 15% anual neto, similar al que ofrecen fondos que invierten en otra clase de activos, como el inmobiliario o las infraestructuras. El directivo de la gestora cifra en unos 12.000 euros de inversión por hectárea en el caso del pistacho, a lo que hay que sumar los gastos de transporte, aunque reconoce que los márgenes del negocio son altos si la productividad de las cosechas es buena, ya que los gastos son fijos. "Es un encaje perfecto para alguien que quiere tener exposición al agro de una forma profesionalizada", aprecia Rivera. España competirá con California con ser el 'rey' europeo del pistacho España cuenta con cerca de 86.000 hectáreas plantadas de pistacho, alrededor de 54.400 hectáreas en secano y las 31.400 restantes en regadío, que da una producción de entre dos y tres veces superior a la primera. Este fruto seco es el segundo con más superficie plantada, entre seis y siete veces más que nueces y avellanas, aunque muy lejos de las más de 766.000 hectáreas en las que se cultiva almendra, con mucha más tradición y base de alimentos como el turrón. Vista del proceso de cosecha de una plantación de pistacho en Malpica de Tajo (Toledo). / José Luis Roca La climatología en diferentes zonas de España viene de maravilla al pistacho. "El clima de Castilla-La Mancha es muy óptimo para el pistacho, al que le viene bien muchas horas de frío en invierno, para que haga la dormancia, acumule reservas y luego florezca. Y en verano necesita mucho calor, un calor seco, para que el pistacho madure y llegue a abrir de forma natural", apunta Rivera, que precisa que trabajan con cuatro variedades, Sirora, Lost Hills y Golden Hills (estas dos procedentes de EEUU) y Kerman, "la más popular" tanto en Europa como en América. "Tienen características diferentes, unas más tempranas, otras más tardías. Nuestro grueso es Sirora y Lost Hills", enumera. El principal productor del mundo de pistacho es el estado de California, que ofrece al mercado internacional estabilidad, calidad y buenas garantías. Junto con España saltan a la palestra países como el de Irán, al que el mercado no da una gran credibilidad al no garantizar los industriales ni los volúmenes ni la calidad de Estados Unidos, además de que su importación está sujeta a la situación geopolítica. Otros de los países que destacan en este cultivo es Turquía, pero su apenas exporta y todo el fruto es para consumo interno. Por este motivo —junto con el del clima—, España se posiciona como uno de los países con mayor potencial en este fruto. "Tiene unas condiciones muy buenas en un mercado como el europeo, con costes y eficiencias mayores que Norteamérica", comenta el consejero delegado de Atgro. El pistacho español, en su mayoría de secano En la actualidad, solo el 30% de las 70.000 hectáreas de pistacho en nuestro país son de regadío. "El pistacho, al igual que el olivo, se puede plantar en secano o en regadío, pero las plantaciones, para que tengan unos niveles óptimos de producción, necesitan agua. Da mayor estabilidad y no tienes tanta dependencia del clima", apunta Rivera, que subraya que el regadío puede producir entre dos y tres veces más que el secano. El objetivo de España es alcanzar el 10% del suministro en Europa en un plazo de cinco años, situándose ahora mismo en el 2%, con una producción hasta 15.000 toneladas en 2029. La madurez del país es baja: de las 78.000 hectáreas plantadas, solo 18.000 están en producción y menos de 10.000 tienen árboles plenamente maduros, según los datos expuestos por el Consejo Europeo del Pistacho (CEP). Vista de la plantación de pistachos de Elaia-Atgro, el mayor productor de Europa, en Malpica de Tajo. / José Luis Roca "Esto es lo más parecido a un olivar o un frutal moderno. Son cultivos tratados como si fueran frutales, intensivos, de insumos, de agua, de cuidados; genéticamente, son plantas muy buenas, caras. Hay que cuidar muchísimo todo", apunta el consejero delegado, que destaca la gran inversión en los sistemas de riego gota a gota con mangueras que bordean los ejemplares buscando las raíces. "Cuando plantamos, la línea de goteo está pegada, porque el árbol es muy pequeño y no tiene un sistema radicular potente; luego ya se separa", aprecia María Escribano sobre un sistema de riego de agua procedente de las dotaciones del río Tajo a través del que también se le echa abono. El cuidado del árbol es casi individual, con exhaustivos controles como si fuera un futbolista de Primera División. "Tenemos sondas de humedad por toda la finca y dendrómetros (sensores que miden el diámetro de los troncos) para ver cuánto crece el árbol todos los días. Aplicas toda la tecnología para ganar eficiencia", señala la ingeniera agrícola mientras muestra cómo cada cinco ejemplares, estratégicamente colocado, hay un ejemplar macho, que tiene más altura y que ejerce su efecto polinizador sobre las hembras, que son las que producen. Todos los árboles están recubiertos en los primeros años de un plástico biodegradable en su base, protegiéndoles de roedores y herbicidas. Las fincas de Elaia-Atgro, la inmensa mayoría arrendadas por alrededor de 40 años, están en muchos casos separadas, entre Malpica y Aranjuez, y en la zona de Albacete. "La diversidad geográfica es muy importante para nosotros porque al final en el campo siempre pasan cosas. En Albacete, por ejemplo, tuvimos una granizada en junio y julio. Que te pase algo en el campo es muy fácil; que te pase en todas las fincas repartidas a la vez es algo imposible. Tener diversidad de fincas es como hacerse un seguro", precisa Rivera. Durante el recorrido por las fincas, máquinas cosechadoras altísimas, llamadas "cabalgantes", van cimbreando los árboles de uno de los terrenos, ya que es el mes de cosechar por excelencia. El árbol entra como por una suerte de cremallera a la máquina, una pinza engancha el tronco y sacude el ejemplar, mientras la oruga sigue avanzando. Los pistachos, recubiertos en el árbol por una membrana, van cayendo sobre unas cintas que luego las remueven a unas tolvas de almacenamiento y, posteriormente, a un remolque más grande. Por ahora, en el proyecto tienen dos cosechadoras, trabajando principalmente en Albacete, que es donde están los pistachos más productivos, aunque hay empresas de servicios que las alquilan en temporada. El producto final se venderá a granel, y ya otras empresas realizarán el tostado y empaquetado final, algo que por ahora no está en el mapa futuro del proyecto. "El ejemplar alcanza su máxima producción a los ocho-diez años", concluye Rivera sobre los que serán los años dorados de las plantaciones de este nuevo oro verde, que empieza a colonizar los campos de Castilla La Mancha y algunas zonas de Extremadura y Andalucía.

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