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  • El porqué de aquella hazaña de Colón

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 02/11/2025 15:54

    Esto obsesionaba a Cristóbal Colón quién en 1480 vivía en Portugal, concretamente en las Islas Madeira. Durante 1482, 1483 y 1484 realizó viajes a Guinea. De sus observaciones y estudios concluyó en la posibilidad de arribar a la India por otra ruta que la que se venía siguiendo. Pero la Corte de Portugal no aceptó su criterio, que fue rechazado por los asesores. A fines del año 1465 Colón se trasladó a Andalucía para hacer el mismo ofrecimiento que Portugal había rechazado a los Reyes Católicos. Por primera vez fue recibido por Doña Isabel y por Don Fernando el 20 de enero de 1486. Sus negociaciones fueron largas y difíciles. Y lo eran porque en ese momento se libraba la guerra de Granada y había que resolver ese tema antes de emprender una expedición marítima que los portugueses podían considerar un casus belli. Pero la guerra en Granada terminó con su rendición y con ello se desvaneció el peligro de tener que combatir en un doble frente. El 2 de enero de 1492, Colón vio salir por las puertas de Granada, al rey musulmán Boabdil y besar las manos de los Reyes Católicos, cuando ya sus banderas flameaban en las torres de la Alhambra. Antes que aquel mes concluyera, los reyes habían mandado que a Colón le dieran los medios necesarios para realizar su empresa y habían accedido a sus pretensiones. Estas no se discutían en términos científicos, sino políticos porque las pretensiones de Colón eran desmesuradas y sus amigos le pedían que las moderase, pero el genovés era terco y se mantuvo en lo dicho. Necesitó tres meses para prepararlo, contando con la ayuda de los marinos españoles Martín Alonso Pinzón y Juan de la Cosa. En lugar de las tres carabelas que por orden real se habían embargado a los vecinos de Palos, se utilizaron otras dos de mayor porte, la “Pinta” y la “Niña” y una nao, La “Santa María” construida en un astillero del Cantábrico. Martín Alonso Pinzón iba de capitán de la “Pinta”, con su hermano Francisco Martín Pinzón de maestre. La “Niña” era mandada por Vicente Yáñez Pinzón. En la “Santa María”, llamada alguna vez la “Gallega” embarcó el almirante Colón y de ella aceptó el puesto de maestre su propietario, el gran cartógrafo y piloto Juan de la Cosa, natural de Santa María del Puerto de Santoña. La nao “Santa María” tenía dos castillos, uno a proa y otro a popa y era de aparejo redondo y tenía cofa. Esta nao tenía 29 metros de eslora y 22 metros tenían las dos carabelas. Las tres iban artilladas: con 4 bombardas la nao, con bombardas más pequeñas y varios falconetes las carabelas. A bordo había armas de fuego portátiles (espingardas), arcos y flechas, espadas, hachas y municiones abundantes. La tripulación total la componían 105 hombres que se inscribieron atraídos por el prestigio de los Pinzones y Juan de la Cosa. Partieron el 3 de agosto de 1492 al salir el sol, las tres pequeñas naves cruzaron la barra del Saltés . No tardó en surgir un incidente: el lunes 6 de agosto saltó o se desencajó el timón de la “Pinta”. Se arregló la avería provisoriamente y se terminó de arreglar definitivamente en Las Palmas en la Gran Canaria. Se cambiaron también las velas latinas por otras redondas, mejores para tomar los vientos a través del océano. No solo en la “Pinta” sino también en la “Niña”. Reunidas las tres naves en la Gomera, reparadas y bien repostadas, el jueves 6 de septiembre, de mañana el almirante salió de la Gomera rumbo a Occidente, con viento flojo y perseguido por carabelas portuguesas que pretendían estorbar la empresa. Había empezado el viaje, por un mar desconocido, viaje que no acabó hasta treinta uy siete días después. El Diario de Viaje puede seguirse día a día todos los incidentes, algunos desalentadores, pero no para Colón que nunca perdió la fe en su viaje. El 11 de septiembre se vio un trozo de mástil de nao, pero no se pudo recoger porque soplaba viento bastante fuerte. El día 12 observó que las agujas de su brújula señalaban al nordeste; fue por lo tanto Colón y no Sebastián Gaboto; ni Crignon, de Dieppe el primero que notó la declinación magnética. El día 14, los marineros de la “Niña”, vieron algunas aves terrestres y con ese indicio, comenzaron a esperanzarse en el éxito del viaje. El día 15 cayó al mar “un maravilloso ramo de fuego” (¿meteorito?) El día 16 lloviznó y desde entonces, la temperatura comenzó a ser agradable. Pero también comenzaron a verse hierbas flotantes, que en los días siguientes aumentaron. Estaban en el mar de Sargazos. La gente observó con temor al principio, pero después se alegraron cuando vieron que las naves avanzaban sin dificultad. Además, tomó las hierbas y algún crustáceo que se cría entre ellas, como indicio de que la tierra estaba cerca. El 18 de septiembre Martín Alonso de la “Pinta” que era muy velera, no esperó. Desde su carabela anunció al almirante que aquella noche esperaba ver tierra. Pero no fue así, pasó otro día sin verla La tradición habla de un gran disgusto de la tripulación por la larga duración del viaje, siempre con calma o viento de popa, lo que hacía temer a la gente que nunca tendrían buen viento para volver a España. El disgusto llegó a producir un tumulto que el almirante supo calmar con sus palabras sensatas y convincentes. Pero se dice que hasta hubo amenazas por lo que se creían engañados, con arrojarle al agua si no daba la orden de retorno. Afortunadamente el 22 de septiembre se levantó viento contrario que sería favorable cuando se quisiera regresar a España. El martes 25 de septiembre, Martín Alonso, desde la popa de su navío, notificó a su almirante y con gran alegría le dijo que veía tierra; también creyeron verla el almirante y los de la “Santa María”, igual que los de la “Niña”. Pero la desilusión fue grande, porque los días pasaban sin que se arribara a la tierra que creían haber visto. Los alentaba ver tantas aves como alcatraces. Así llegó octubre. El día 6 Colón consideró la situación tan grave que quiso reunir a los capitanes Vicente Yáñez y Martín Alonso Pinzón. Los dos le aconsejaron seguir adelante. No dudaban que se acercaban a tierra. Los indicios eran muchos. La noche del 11 de octubre el almirante instó a todos que estuvieran atentos, pues el primero que viese tierra, además de 10.000 maravedíes anuales y vitalicios que los reyes habían prometido, tendría un jubón de terciopelo como premio particular del almirante. Como a las 10 de la noche, el almirante estando en el castillo de popa, vio una luz; llamó a Pero Gutiérrez y le preguntó si la veía también y este le contestó que sí. A las 2 de la mañana del viernes 12 de octubre, la “Pinta” que era la más velera e iba siempre adelante vio tierra a unas dos leguas y según estaba convenido, disparó un cañonazo e izó las banderas. El Diario de Colón señala: Esta tierra vido primero un marinero que se decía Rodrigo de Triana. Como Colón había visto luz cuatro horas antes, se creyó con derecho a la renta anual de 10.000 maravedíes. Los reyes así lo reconocieron. Cuando amaneció, se aproximaron los barcos a la isla, en la que vieron gente desnuda. El almirante se acercó a tierra en la barca. Iba armado, lo mismo que Martín Alonso Pinzón y su hermano Vicente Yáñez. Saltaron a tierra, llevando la bandera real y los capitanes de las carabelas sendas banderas de la cruz verde con la F una. Dieron todos gracias a Dios, tras lo cual el almirante llamó a los dos capitanes, al escribano y al veedor, y ante ellos, tomó posesión de la isla en nombre del rey y de la reina. Ref: Historia General de America. Antonio Ballesteros redactados por el mismo dedicados a Cristóbal Colón y el Descubrimiento, Barcelona 1945 volúmen V pag 302 a 314 Manual de Historia de España Manuel Aguado Bleye Tomo II Espasa Calpe 1959. Ads Ads

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