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» Misioneslider
Fecha: 02/11/2025 12:41
Javier Milei y Mauricio Macri cenaban como en los primeros tiempos de la administración libertaria, sin testigos, en la Residencia de Olivos. Se habían reunido para charlar sobre el rediseño del Gobierno y la ampliación de la coalición parlamentaria. Lo habían acordado por teléfono el domingo pasado, cuando se abrieron las urnas y el oficialismo se alzó con una victoria notable en todo el país. Milei sorprendió esa noche a Macri con un llamado a su celular y lo invitó a comer. “Yo voy a la hora y el día que me digas, pero te voy a decir todo lo que pienso y vos no te tenés que enojar”, le dijo Macri. “No, ¿cómo me voy a enojar?”, contestó Milei. El clima entre ellos era apacible y de respeto: charlaban los dos solos y sin apuro. Pero, de pronto, antes de las nueve, en plena cena, el jefe de Estado se alteró y se levantó de la silla: “Perdón, me tengo que ir un segundo”, dijo.
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