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  • Todo en manos de Milei

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 02/11/2025 06:37

    La renuncia de Guillermo Francos en la noche del viernes, mientras Javier Milei recibía a Mauricio Macri en la velada de Olivos, deja a la intemperie la dificultad que enfrenta el libertario para resolver la maraña de rivalidades y disputas palaciegas que afectan el reality del poder. El Presidente no logra resolver la feroz interna entre su hermana Karina, comandante en jefe de los terrenales parientes Menem, y su asesor estrella, el celestial Santiago Caputo. Francos pegó el portazo agobiado por las presiones y acorralado por la indefinición del Presidente atrapado en el fallido dispositivo de poder que traba la gestión de su gobierno. La designación de Manuel Adorni, vocero presidencial y legislador electo por CABA, como jefe de Gabinete, un secreto a voces en los pasillos del poder en los últimos días, dejó sin recurso alguno a Francos. Adorni expresa a Karina Milei y es la ficha con la que Javier Milei pretende compensar el enorme poder que se predispone a delegar en Santiago Caputo. Milei pierde a uno de sus mejores funcionarios. El más experimentado de todos los ministros, paciente negociador, constructor de consensos, capaz de comunicar con sostenida templanza los actos de gobierno. Alguien a quien el jefe de Estado siempre terminó desautorizando. “Mi tarea será reparar lo que Javier rompa” se lo escuchó decir a poco antes de asumir. Guillermo Francos y Manuel Adorni Francos y Milei se conocieron en el sector privado y tenían vínculo que ambos reconocían como paternal, pero que no pudo superar el ácido temperamento de Milei cuando se ve obligado a tomar decisiones que lo incomodan. El pasado domingo la gente le otorgó al Presidente un nuevo amanecer, una segunda y luminosa oportunidad, el peso de una inmensa responsabilidad. El energizante shot de poder con el que se ungió el líder libertario en las elecciones de medio término supone un renovado capital político a administrar: un mandato para ir en busca de acuerdos y consensos. Milei pareció haber acusado recibo convocando a los gobernadores, poniendo en acto su disposición a encarar el segundo tramo de su mandato con formas más templadas y buscando entendimientos. Esa sensación duró poco. Veinte gobernadores en torno a una mesa presidida por el jefe de Estado, acompañado por sus ministros y asesores, en un clima de manifiesta cordialidad, se vivió como un hecho inédito. De la convocatoria articulada por Francos y por el también renunciante ministro del interior Lisandro Catalán hubo fotos y también videos. Las secuencias de la reunión muestran a un nuevo Milei repartiendo envolventes abrazos entre la veintena de gobernadores presentes. La gestualidad del presidente fue analizada con la precisión de un VAR: intensidad de cada contacto físico, sonrisas, mohines y palmaditas fueron escrutadas una y otra vez, tratando de interpretar el grado de afinidad política, la empatía del libertario con los mandamases provinciales. Con el cimbronazo que produjo la renuncia del ministro coordinador en la noche de este viernes, la imágen que permitió alentar esperanzas de un nuevo tiempo se puso sepia. Lo que parecía el augurio de un nuevo tiempo para el oficialismo devino una sobreactuada puesta en escena, una caricatura engañosa, una parodia. También la efusividad de los saludos que Milei repartió entre los suyos en la convocatoria de este jueves fue cuidadosamente analizada. El estrechisimo abrazo con Santiago Caputo, la siempre íntima complicidad con su hermana y la presencia central y convalidada de Martín Menem ofrecen pistas sobre la dificultosa y urgente necesidad del presidente de reordenar y recomponer su núcleo íntimo. El desafío de equilibrar el reparto del poder entre los polos del triángulo en el que apoya la toma de decisiones muestra a un jefe de Estado atrapado en el círculo endogámico que resiste y que lo tracciona hacia un esquema de mayor concentración de poder. En el que los terceros quedan afuera sin miramientos. Karina Milei y Santiago Caputo La pavorosa interna que afecta a las facciones mileístas sigue siendo un tema pendiente. Milei debe enmendar las rispideces y tensiones que atraviesan la relación entre sus colaboradores más cercanos y que mantienen en vilo a su gobierno. Es una tarea urgente. El reconocimiento a la baja de la inflación —pese al desmadre de la situación cambiaria— figura entre las principales razones de la remontada electoral. La polarización extrema, el terror a los fantasmas del pasado, la falta de liderazgos alternativos y la advertencia trumpista de retirar el apoyo en caso de que los votos no acompañaran el rumbo del libertario hicieron el resto. Ahora todo está en manos de Javier Milei. Y Milei lo sabe. El desafío que lo espera no es menor: domar su carácter y su personalidad, desprenderse de cualquier fantasía hegemónica para permitir la construcción de un nuevo esquema de poder, de un sistema político distinto. Nada parece fácil. Recuperar el affectio societatis con los potenciales aliados, a los que supo denigrar con premeditación y alevosía, demanda dosis extra de dedicación y paciencia. ¿Quién se hará cargo de esta tarea en el supuesto caso de que Milei esté dispuesto a honrar el mandato que la sociedad le ha dado? Convivir y colaborar con quienes eventualmente serán sus rivales en 2027 pondrá a prueba su madurez y generosidad política. Milei desafía la polarización, pero guarda en el freezer de la política a un par de eventuales enemigos con los cuales volver a centrifugar el voto si fuera necesario. La decisión de no invitar a Axel Kicillof ni a otros tres gobernadores manifiestamente kirchneristas va en ese sentido. La exclusión de los jefes provinciales kirchneristas se justificó con el argumento de no perder el tiempo, considerando que lo que se busca en lo inmediato es ampliar la base de sostén parlamentario. Pero mantener algún fantasma vivo, por si hiciera falta volver a tensionar los extremos, también está entre las previsiones políticas del anarcocapitalista. Cristina Fernández de Kirchner ya no asusta a nadie. Su centralidad en el peronismo se desinfla inexorablemente. El sucundum bailantero con el que pretendió amenizar la derrota electoral de sus listas la mostró escindida de la realidad, haciendo triunfal alarde de sus advertencias de no desdoblar la elección bonaerense. La exhibición desenfadada de su egoísmo narcisista no fue bien recibida entre los suyos. Desde el ininterrumpido streaming de su arresto domiciliario, CFK emitió este viernes un comunicado culpando a Kicillof de la debacle electoral. Según Cristina, el gobernador —que desoyó la advertencia de no desdoblar— hizo posible que la elección anticipada operará “como una PASO o un balotaje que permitió reagrupar el voto antiperonista”. O sea, la culpa es del otro. En este caso, de Axel Kicillof. Según CFK, con la amenaza de que todo iba a explotar “lograron una sobreestimulación emocional de una parte del electorado”. La expresidenta, que no pudo resolver la interna del kirchnerismo, reclama ahora unidad. De la huelga electoral de brazos caídos de los intendentes bonaerenses, absolutamente ausentes de la campaña nacional, mejor ni hablar. Cristina Kirchner en San José 1111 Cristina sigue activa, pero convive con sus propios fantasmas. El diálogo que intentó recomponer con Kicillof antes de las elecciones se evaporó tras los resultados del domingo. El mandato de Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense vence en diciembre y es improbable que lo renueve. La Cámpora es ya una organización de gente entrando en la tercera edad. Kicillof pugna por liderar, pero no la tiene fácil. El peronismo está desarticulado. En este contexto, Mauricio Macri dio un paso al frente. Convertido en una suerte de “donante vivo” de cuadros del PRO al libertarianismo, el ex jefe de Estado afirmó que “el PRO está más vivo que nunca” y que tendrá su propio candidato en 2027. Macri, portador sano de libertarianismo, admite que hubo un fuerte trasvasamiento de votos del PRO a LLA pero no da nada por perdido, por el contrario, atribuye ese acompañamiento al respaldo con el que personalmente acompaña a las ideas del libertario y la participación en las listas de sus principales figuras. “Tenemos cuatrocientos dirigentes que nadie tiene. Lo que el PRO no tiene todavía es un candidato conocido para disputar...”, dijo Mauricio Macri, al tiempo que se autoexcluyó de esa posibilidad. Apenas horas después de estas declaraciones de un exultante Mauricio Macri, siete diputados que obtuvieron sus bancas revistando en boletas amarillas anunciaron que dejan el PRO y pasan a LLA. Son seguidores de Patricia Bullrich que ya venían jugando alineados con el oficialismo. La movida fue dirigida por Damián Arabia, un bullrichista a quien Macri expulsó del PRO. El bloque que preside Cristian Ritondo se debilita también con la baja de Silvia Lospenatto que deja su banca para ejercer como legisladora de la Ciudad. La Cámara pierde una diputada de lujo tras haber sido jugada como una ficha en las anticipadas elecciones porteñas. Tras la fallida velada en Olivos de este viernes, Macri elogió a Francos y cuestionó la designación de Adorni, a quien le achacó falta de experiencia para ocupar un rol tan importante. Nada parece indicar, al menos hasta aquí, que Macri encontrará un lugar a su medida en el círculo áulico del oficialismo. Santiago Caputo y Karina Milei retienen demasiado poder. Adorni emerge empoderadísimo y no hay señales de que se abra espacio a alguien venido del PRO en la vacante grilla ministerial. Macri a la salida de Olivos El inesperado resultado de las elecciones de medio término, signado por la polarización extrema, dejó sin aire a las fuerzas de centro y arrasó con una generación de legisladores que ocupaban las poltronas acumulando, con mayor o menor profesionalismo, experiencia parlamentaria. La performance electoral barrió del mapa político nacional al grueso de la dirigencia radical y de la Coalición Cívica, entre otros espacios. El nuevo Congreso incorpora una dotación de flamantes legisladores, muchos de los cuales ingresan sin currículum alguno en la política. Son los convocados por los armadores de las fuerzas terrenales que comanda Karina Milei, con el concurso de sus lugartenientes Martín y Eduardo “Lule” Menem. Desde el más allá, Scott Bessent sigue emocionalmente atado a la gestión libertaria. “Espero volver a la Argentina muy pronto”, escribió en uno de los tantos posteos semanales que el Secretario del Tesoro norteamericano le dedica al presidente argentino Javier Milei viene honrando el apoyo y encendida amistad. Los esfuerzos por ampliar la base de sustentación parlamentaria seduciendo a los hasta hace poco maltratados políticos sufrieron una mala señal con la salida de Francos.. Desde el Norte se lo hicieron saber: sin acuerdos políticos, no hay paraíso.

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